Cuidar la piel es una parte fundamental de cualquier rutina de bienestar, y esto incluye los momentos antes y después de hacer ejercicio. La actividad física, aunque beneficiosa para la salud general, puede generar un impacto en el rostro debido al sudor, la fricción y la exposición a factores ambientales.
Implementar una rutina de cuidado facial durante el ejercicio es esencial para evitar problemas como acné, irritaciones o envejecimiento prematuro.
Uno de los primeros pasos antes de hacer ejercicio es asegurarse de tener la piel limpia. El sudor, combinado con el maquillaje, la suciedad o los residuos de productos puede obstruir los poros y desencadenar brotes de acné. Un estudio publicado en Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology señala que una limpieza suave antes de entrenar reduce significativamente el riesgo de inflamación cutánea, ya que remueve partículas que podrían bloquear los poros cuando la piel transpira.
Asimismo, es esencial utilizar productos que dejen respirar la piel, como protectores solares no comedogénicos y ligeros si entrenas al aire libre. Estos productos, además de proteger contra los rayos UV, están formulados para no bloquear los poros por el sudor, permitiendo que la piel se mantenga libre de impurezas mientras sudas.
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Mientras entrenas, es importante que la piel respire, por ello es importante mantener el cabello alejado del rostro, ya que los aceites naturales del cuero cabelludo y los productos para el cabello también pueden contribuir a obstruir los poros. Usar bandas o coletas para recoger el cabello puede ayudar a prevenir estos problemas.
Evita tocar tu rostro durante la actividad física. Las manos suelen estar en contacto con superficies y equipos sucios, lo que puede transferir bacterias y generar irritaciones o brotes de acné.
Una vez que terminas de entrenar, el primer paso es limpiar tu cara nuevamente. Si el sudor en la superficie de la piel no se retira puede atraer bacterias y desencadenar brotes de acné. Según estudios en The Journal of Clinical and Aesthetic Dermatology, usar un limpiador suave pero efectivo, como aquellos que contienen ingredientes como ácido salicílico, ayuda a mantener los poros despejados.
Hidratar es otro paso fundamental. El ejercicio puede deshidratar tanto el cuerpo como el rostro, por lo que es recomendable aplicar una crema hidratante ligera y sin aceites que reequilibre los niveles de agua sin bloquear los poros. Finalmente, si has entrenado al aire libre, no olvides reaplicar protector solar.
Siguiendo estos pasos antes, durante y después de ejercitarte, puedes asegurarte de que tu piel esté limpia, protegida y saludable, incluso durante los entrenamientos más intensos.
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