Atrás (pero muy atrás) quedaron los años en que la moda nacional se encasillaba como folclórica, anticuada o de bajo nivel. Actualmente, una nueva generación de talentos y marcas demuestran que las propuestas hechas en México reflejan una visión contemporánea del diseño , que su calidad compite con la de sellos de prestigio mundial y que sus creaciones pueden ser utilizadas tanto en las calles de la CDMX como de Nueva York.
Los nombres que conforman la escena actual poseen una voz propia, llevan su creatividad a otros terrenos más allá de la moda y cuentan con un enfoque claro de negocio. Es momento de celebrar nuestras raíces, pero también a los diseñadores que nos llenan de orgullo y que colocan a nuestro país en el panorama internacional.
Montserrat Messeguer: ¡Arriba el norte!
Caminar por cuenta propia en la moda era un paso natural para Montserrat Messeguer, quien durante largo tiempo ha acompañado a su madre, Lydia Lavín, en el objetivo de exponer el diseño mexicano . Rápidamente, la creadora ha logrado posicionar un estilo peculiar, influenciado notablemente por la región norte de nuestro país.
Tanto las piezas tejidas (ponchos artesanales con flecos y abrigos de lana) como las prendas de cuero (chaquetas de estilo texano y faldas de diferentes tipos) son productos estrella de sus colecciones. No obstante, sus botas y sombreros vaqueros ya traspasan fronteras y se colocan entre los favoritos de celebridades de proyección global como Dua Lipa.
“La evolución de la moda nacional ha sido paulatina pero firme. Las marcas hechas en México , por primera vez en mucho tiempo, están teniendo el alcance internacional que merecen”, apunta la diseñadora, quien este mes abrirá su propia boutique en la colonia Roma.
“En el reto personal de emprender, más allá de las dificultades impuestas por la industria, te encuentras con tus propias limitaciones: mentales o emocionales. Por ello, debes creer en ti y en tu proyecto en las buenas, pero sobre todo en las malas”.
Diego Zúñiga: de hombre a hombre
No es un secreto que muchos hombres buscan la comodidad, sencillez y practicidad a la hora de vestir, y el diseñador Diego Zúñiga lo sabe. Desde el nacimiento de su marca, hace más de una década, apuesta por piezas de estilo minimalista y líneas amplias, pero con una magia especial dada por la sastrería.
En un esfuerzo por sacar al género masculino de su zona de confort, el creador no teme explorar toda la paleta de color: desde tonalidades crudas hasta matices llenos de energía, como el azul rey. Aun cuando sus diseños podrían considerarse básicos, no tienen nada de tradicionales: Diego juega con volúmenes, patrones y detalles como bolsillos, cintas y solapas. Es por ello que hasta una simple camisa blanca se transforma bajo su visión.
“Tener un producto con diseño y calidad, así como articular una propuesta definida por un ADN de marca, son requisitos fundamentales para lograr el objetivo de vender y hacer que el cliente quiera algo de sello mexicano y no se decida por una firma extranjera”, considera Zúñiga.
“En los últimos años, la moda mexicana ha tenido mayor cabida en revistas internacionales y proyección en celebridades. El consumidor es un actor muy importante: hoy busca productos que proyecten moda y diseño exclusivo”.
No Name: De las calles a la fama
Cuando Jonathan Morales decidió crear la marca No Name tenía clara una cosa: su estilo buscaría servir a las personas a expresarse como son, sin importar su género u otras etiquetas. Justamente, la búsqueda de esa individualidad define la esencia de este sello mexicano , en el que convergen una estética urbana, el arte pop y, sobre todo, mucha actitud.
Sus diseños (cargados de color, gráficos y brillo) han conquistado desde celebridades como Danna Paola hasta iconos de la música como Lady Gaga y Gwen Stefani. Además, el creador ha realizado importantes colaboraciones con marcas globales de muñecas y whisky.
Pero no todo ha sido fácil en su ascenso dentro de la industria. “Es complicado ir más allá de las tendencias cuando las textileras y las materias primas mexicanas siempre buscan ofrecer lo más comercial. Otro factor importante es que muchos diseñadores se enfocan más en pertenecer que en buscar su propia voz”, señala Morales, quien hoy llevará su propuesta a la ciudad de Nueva York.
“La propuesta y calidad de quienes pertenecemos a la industria han mejorado considerablemente. Esto ha impulsado que el consumidor ahora valore mucho más el diseño mexicano”.
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Mani Maalai: Conexión con la tierra
La naturaleza, el misticismo y la geometría son los principales referentes de esta marca de joyas mexicana , cuyos diseños poseen un enorme atractivo visual, así como un aire clásico que desafía las tendencias de moda. Su propuesta se conforma por una amplia variedad de anillos, pulseras, brazaletes, collares, dijes y pendientes de líneas elegantes.
“En cada colección buscamos crear piezas con poder, significado y una esencia orgánica. Plasmamos diferentes elementos y simbolismos, los cuales fusionamos con piedras naturales para crear joyas únicas y atemporales”, relatan las hermanas y diseñadoras de la firma, Alejandra y Gabriela Morales, quienes cuentan con más de dos décadas de camino recorrido en la moda .
Cada pieza es moldeada por manos mexicanas, lo cual subraya su carácter artesanal y aporta un valor adicional al que otorgan los propios materiales. Además de realzar cualquier look, sus joyas buscan acentuar la personalidad de cada mujer y convertirse en cómplices de aventuras y recuerdos.
“Como pequeños productores, uno de los mayores retos es lograr competir con grandes marcas, fabricando productos de alta calidad reconocidos por su exclusividad y elaboración en bajos volúmenes”.
Pompi García: Profeta en su tierra
Recientemente, este diseñador conquistó con su propuesta de moda la tierra que lo vio nacer: Oaxaca. De la mano de Mercedes-Benz Fashion Week México, Pompi presentó una colección inspirada en las servilletas de manta bordadas, icono de las celebraciones en aquella ciudad, así como un símbolo de unión y agradecimiento.
“Mis diseños representan una extensión de mis vivencias, enmarcadas generalmente por mi tierra natal. En mis creaciones se puede captar una esencia mexicana, mezclada con una atracción hacia la cultura popular y elementos comunes que pueden contar grandes historias”, menciona.
La libertad creativa identifica la esencia de su marca. Es por ello que experimenta con patrones geométricos, estampados gráficos y materiales poco convencionales como la manta de algodón. Con una década al frente de su laboratorio de diseño, Pompi rinde honor a sus raíces mediante el uso de texturas y bloques de color en sus colecciones, que conjugan el legado indígena con un enfoque moderno.
“Uno de los avances más notables de la industria es la inclusión de perfiles y cuerpos que habían estado invisibilizados. Si bien faltan muchas cosas por considerar, seguimos avanzando con trabajo duro”.
Binge Knitting: Pasión en cada puntada
Todo nació por su amor al tejido. Desde pequeñas, Bárbara Bremer y Carolina Herrera se convirtieron en tejedoras y descubrieron el valor de los productos hechos a mano. Por tal motivo, al momento de crear su marca, supieron que debían abogar por la calidad antes que la cantidad, aunque eso significara ir en contra del acelerado ritmo de la industria.
“La esencia de nuestros productos es la suma de tres valores centrales: innovación, sustentabilidad y empoderamiento. Nuestros diseños son tejidos a mano en colaboración con artesanos locales, por lo que cada bolsa representa la dedicación y el talento de mujeres mexicanas”, indican.
Para la elaboración de sus creaciones utilizan algodón reciclado y recuperado de la industria textil, por lo que aportan una segunda vida a material considerado desecho. Además de coloridos, sus diseños reflejan un aire atemporal, por lo que pueden ser utilizados en cualquier momento sin importar las tendencias predominantes.
“Hoy en día, los consumidores empiezan a interesarse más por saber la historia detrás de cada producto, aprender sobre sus materiales y conocer sobre las condiciones laborales que lo rodean”.
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