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En 1918 el mundo padecía la pandemia de la “influenza española”. En octubre de ese mismo año fue cuando ese virus tomó fuerza en México. Los estados ubicados al norte del país, como Chihuahua, Durango y Nuevo León, eran de los más afectados y hacían llamadas de auxilio para conseguir suministros a través telegramas dirigidos al gobierno federal. En contraste a los estado del sur, que aún no registraban casos.
Los estados al centro del país, incluida la capital, estaban en un punto medio. Sin embargo, fue en La Villa de Guadalupe, que en aquel entonces era un pueblo de la municipalidad de Iztacalco, fue un punto de alto contagio. Diario registraba un aumento de casos y una cifra alta de defunciones, por lo que el confinamiento en esa zona fue más estricto que el que se aplicó en el Distrito Federal.
Sorprendentemente, dos meses después, el 12 de diciembre de 1918 la Basílica de Guadalupe tuvo mayor concurrencia que en años anteriores, según reportó este periódico.
Así fue cómo la influenza española afectó a La Villa y otras historias de la pandemia de 1918:
La república invadida por la “influenza española”
27 de octubre de 1918
- Continúa causando víctima la epidemia de influenza española
- Son contradictorias las noticias acerca de la extensión y gravedad de la peste en la capital de la república
Es difícil, en verdad, precisar la verdadera situación de la Capital, en lo que se refiere a la “influenza española”, pues los datos oficiales y los que se recojen en la vía pública, son enteramente opuestos.
Mientras en algunas fuentes oficiales se asienta a veces que la epidemia no ha alcanzado graves proporciones, infinidad de galenos, que están en ejercicio, dicen que el número de enfermos y de defunciones aumenta cada día.
El amarillo indica las regiones en donde la epidemia se ha desarrollado con más fuerza; en verde, las partes en que su marcha no es aún alarmante y el rojo, las comarcas en que no se ha propagado la epidemia. Foto: Hemeroteca El Universal
La oficialía primera del Registro Civil preguntó ayer al Consejo de Salubridad que si en vista del gran número de certificados que tenía que extender por defunciones, podía autorizar la inhumación de cadáveres antes de las veinticuatro horas que la ley señala.
Esto bien puede dar idea de los efectos que ha tenido la “influenza española” tanto más, si se toma en consideración que el Registro Civil, cuenta con varias oficialías, estblecidas en distintos rumbos de la ciudad.
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Por orden del Consejo de Salubridad, que fue girada al Gobierno del Distrito, desde hoy se cerrarán las cantinas, pulquerías y figones, a las seis de la tarde, y los restaurants, permanecerán abiertos hasta las doce de la noche.
La epidemia es muy fuerte en La Villa
Donde la epidemia ha sentado sus reales de una manera más amplia, por ahora, es en la Villa de Guadalupe.
Diariamente se registran numerosos casos nuevos y las defunciones aumentan de modo alarmante . Debido a ello, se ha decretado el cierre de los templos, cines, escuelas y demás lugares de reunión públicos.
El Comité Sanitario de la localidad, que preside el señor don Angel Ivan, persona muy conocida y estimada, celebró ayer interesante junta con objeto de tratar asuntos muy urgentes. Se suscribió en primer lugar fuerte suma de dinero, que se empleará en los primeros gastos, y además se autorizó al señor don Francisco Álvarez, dueño del establecimiento “La Reforma ”, que está en la Avenida Francisco I. Madero, para que reciba los donativos que los vecinos gusten dar, ya sea en metálico o en medicinas apropiadas.
Feria popular en la explanada de "La Villa", entre el año 1915 y 1918. Foto: Colección Archivo Cassasola - Fototeca Nacional vía Mediteca INAH
Se solicitó y obtuvo, para convertirlos en lazaretos, el Asilo de Torres Adalid, el Asilo para Ancianos, y otra casa bastante amplia. El Consejo Superior, por su parte, ofreció las medicinas que fueren necesarias, a precios reducidos, para las personas acomodadas, y gratuitamente para los pobres. Se efectuó también en la Villa una junta de damas, las que, en la medida de sus posibildades, ayudarán a combatir la epidemia.
La marcha de la epidemia en los estados
Los telegrams que se siguen recibiendo de interior de la República, dan cuenta de que el mal ha aparecido en el Estado de Chiapas, y en Ciudad Juárez. El texto de los principales es el siguiente:
De Tapachula, Chiapas:
Entre las fuerzas que llegaron a esta ciudad, se encontraron treinta y cinco enfermos de “influenza española”. La enfermedad se ha propagado, pues en la población civil se han dado catorce nuevos casos. Se ha decretado el cierre de templos, cines, escuelas y demás lugares donde se reúnen más de veinte personas. He hecho hojas dando conocer métodos curación epidemia y también preventivos contra fiebre amarilla, que existe en Ayutla, Guatemala.
Del gobernador interino de Zacatecas:
El presidente municipal de Jerez, me comunica que en los cinco días anteriore registráronse noventa y cinco casos de muerte por “influenza española”. El día de hoy, hasta las doce meridiano, hubo treinta y nueve casos defunciones más. Municipio carece absolutamente de médicos y elementos; por lo tanto solicita ayuda y espera órdenes. Esto lo pongo yo en su conocimiento, encareciéndole se sirva prestar ayuda referido pueblo, pues Gobierno mi cargo hállase imposibilitado para hacerlo.
De Chihuahua, Chih.:
Hubo noventa y un casos nuevos. Epidemia tiende decrecer.
De Esperanza, Coah.:
Epidemia muy intensa, habitantes sin elemntos (sic.) de vida ni medicinas. Es necesario auxilio inmediato.
Del Jefe de la guarnición de Puebla, Pue.:
Solicito creolina, formol y sulfuro de calcio a fin de combatir epidemia que se propaga en proporciones alarmantes en fuerzas de esta guarnición.
De León, Guanajuato:
Epidemia sigue aumentando. Hoy hasta las diez de la mañana ha habido ochenta y cinco defunciones.
Del cuartel general de Tacubaya, dan cuenta de que se siguen registrando casos de nuevos enfermos y varias defunciones a su causa, en las tropas que operan en el sur.
Chihuahua, Chih.:
Templos, escuelas y centros de reunión clausurados hasta que termine epidemia. Avísanme (sic.) que en Ciudad Juárez ya se presentó el mal, y que pasan de seiscientos los atacados, habiéndose registrado hasta ahora, ciento sesenta y seis defunciones.
De San Pedro, Coah.:
Según datos recogidos en las oficinas del Registro Civil, el número de muertes que ha causado la “influenza española” en esta ciudad, cuenta por hoy la cantidad de dos mil quinientas personas. Las defunciones tienden al presente a decrecer en número, relativamente.
El señor ingeniero don Antionio Madrazo, Ofical (sic.) Mayor de la Secretaría de Hacienda, movido por las noticias que ha recibido del lugar donde nación, dirigió ayer al Consejo de Salubridad el siguiente mensaje:
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“Situación es desesperante en Dolores Hidalgo, Guanajuato. Por carta que envío a usted, con carácter devolutivo, verá que epidemia está acabando con esa desgraciada ciudad. Yo le ruego de la manera más atenta y delicada se sirva tomar algunas providencias, enviando brigada sanitaria, ya que un grupo de guanajuatenses hemos logrado enviar, con sacrificios, medicinas para aquel lugar, pero faltan médicos. Espero se digne atender la súplica que a usted hago en bien de esa población, que tanto está sufriendo. (sic.)
Un muerto que resucita
SAN LUIS POTOSI, octubre 26.—Tema de las conversaciones durante todo el día, ha sido un hecho curiosos ocurrido en la mañana de hoy en el camino que lleva al cementerio, y que ha sido comentado por los chuscos como “una nueva Resurrección de Lázaro ”.
Diariamente pasan por la calle de la Libertad, fúnebres comitivas acompañando carrozas elegantes, o humildes ataúdes que llevan cadáveres de las víctimas de la "influenza española ” rumbo al panteón del Saucito. El hecho, tomado ya como algo común y corriente, no extraña ya a los vecinos de aquel rumbo, pero lo que les sorprendió sobremanera hoy, fue que uno de los "cadáveres ” , después de una breve lucha sostenida a puñetazos con la tapa de su caja mortuoria, saltó de su estrecha prisión, y echó a correr por la calle, mesándose los cabellos como en un supremo espasmo de locura.
El pánico que se apoderó de los cuatro individuos que cargaban en hombros al “muerto”, así como de la comitiva que acompañaba al féretro, no es para describirlo. Uno de los deudos que antes lloraba sin consuelo camino del cementerio, sufrió un síncope, del que fue muy difícil salvarlo.
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Después se vino a la conclusión de que el considerado como muerto, en la crisis de la influenza y después de abundante hemorragia por la boca y la nariz, sufrió un fuerte desmayo, que sus deudos, en medio de su dolor, tomaron por una muerte segura.
Encabezado de la edición del 27 de octubre de 1918 de EL UNIVERSAL. Foto: Hemeroteca El Universal
Urge que la sociedad coopere con las autoridades
Con la firma de “Un higienista ” hemos recibido una extensa carta, que no insertamos íntegra por falta de espacio, pero cuyos conceptos principales daremos a conocer por considerarlos muy atinados y oportunos. El remitente empieza manifestando su asombro por la indiferencia absurda de la colectividad, no obstante los estragos que está haciendo la epidemia de “influenza” y considera que todo el mundo , por elemental instinto de conservación, debe ayudar al Gobierno en su campaña sanitaria y no esperarlo todo de él. ¡Sugiere la idea que se inicie una colecta general entre todas las personas que habiten en el Distrito Federal, en el Comercio, en la Industria, en la Banca, entre todos los empleados de Comercio particulares, en la sociedad y Agrupaciones Nacionales y Extranjeras, etc.
“Reunidos con el esfuerzo oficial y particular , en plazo perentorio uno o dos millones de pesos, interesar al Cuerpo diplomático, para que por su conducto”, se introduzcan al país y a la ciudad, todas aquellas medicinas que deben adquirirse en el extranjero. "La importancia de la capital de la República, los grandes intereses en ella concentrados, el prestigio nacional... demandan una rápida determinación en pro de los principios elementales de cultura, de humanidad y de conservación”.
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Foto: Hemeroteca El Universal
Las fiestas de ayer se vieron mucho más concurridas que en años anteriores
13 de diciembre de 1918
Con animación inusitada se celebraron ayer las tradicionales fiestas de la Virgen de Guadalupe. Las estrechas callecillas de la Villa, desde muy temprano se vieron congestionadas de gentes (sic.) de todas las clases sociales, ansiosas de proternarse (sic.) ante la venerada Imagen de la Virgen morena. ¡Los puestos de frutas y fritangas, los vendedoras ambulantes interceptando el paso a cada momento con las muestras de su mercancía, abundaron como siempre, en Guadalupe. Hacía muchos años que no veíamos tal cantidad de gente en la Villa.
La Basílica, edificada en el lugar mismo donde la Virgen hiciera su aparición ante la faz estupefacta de Juan Diego, se vió impotente para contener a los fieles. Hasta las afueras del templo había hombres, mujeres y niños, que iban a proternarse (sic.) ante la imagen. Por la noche, los dos templos de la Villa -eran- verdaderos haces de luz. Los altares, adornados ex profeso para la fiesta religiosa, se hallaban materialmente congestionados de cirios y “milagros” con que todos demostraron su respeto a la Virgen. Los tranvías , los camiones , coches, automóviles y carretelas, aumentados en número considerable, no fueron suficientes para conducir a todos los que deseaban concurrir a la fiesta. Largas caravanas se formaron, atravesando penosamente la calzada polvorienta para hacer la visita tradicional a Guadalupe Hidalgo.
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El esplendor con que esta fiesta se celebró ayer, demuestra que no ha muerto, como alguien dijo, sino que, por el contrario, a juzgar por la procesión de ayer, en lo sucesivo seguirán los creyentes metropolitanos y hasta los de las más alejadas partes del país, concurriendo anualmente para dar ,ayor realce y lucidez, a las festividades organizadas en honor de la patrona de México, de la Virgen que según la leyenda y en pleno invierno, dió a Juan Diego un ramillete de frescas flores.
fjb