“Es estalinismo tropical puro y duro lo que está ocurriendo hoy en día en Venezuela y hay que protestar contra ello, porque vamos a ser los que vamos a pagar esa crisis. Nos interesa solucionarla, es de nuestro propio interés, de todos los países hermanos”, asegura el escritor y periodista español Javier Moro (Madrid, 1955) sobre el conflicto político y social que vive Venezuela, que es el corazón de su más reciente obra: Nos quieren muertos, (Espasa), una novela de 571 páginas sobre la historia actual de Venezuela a partir de la historia real, viva, vigente y documentada de la lucha y exilio del político venezolano Leopoldo López, quien en 2014 comenzó a liderar una de las mayores manifestaciones opositoras contra el régimen del presidente Nicolás Maduro.
En una entrevista vía Zoom, desde su casa localizada en Ibiza, el escritor español, que será uno de los invitados principales al Hay Festival Querétaro —el cual se desarrollará del 5 al 8 de septiembre—, habla del momento actual venezolano y de la situación regional.
Además cuestiona la falta de acción de los gobiernos de la región, incluida la postura que ha asumido México y las declaraciones de la presidenta electa.
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“Más lamentable es la reacción de Sheinbaum porque yo esperaba otra cosa, es una mujer científica, muy respetable, a mí me parecía que era una izquierda tipo Boric, una izquierda como hemos tenido aquí, con Felipe González, pero sus declaraciones apuntan a que es la digna sucesora de AMLO”, afirma el escritor.
El autor de libros como Pasión india y El imperio eres tú, asegura no vislumbrar una salida clara al conflicto en Venezuela, a menos de que se derrumbe el edificio militar que ha construido el chavismo. Sin embargo reconoce que hay un clamor por la libertad del pueblo venezolano y que hay que atender ese clamor porque va a salpicar a todo el resto del continente.
¿Nos quiere muertos es una novela viva por la realidad que cuenta y porque tras las elecciones en Venezuela se ha intensificado el conflicto?
Es un ejemplo muy curioso de esa literatura que se mezcla con la vida real. Terminé este libro hace un año, pero el título, Nos quiere muertos, desgraciadamente hoy está más de actualidad que nunca porque están matando a la oposición, están matando a los que no piensan igual, están matando a los que no aceptan la mentira de Maduro y sus secuaces. Los están matando a todos.
¿Hasta ahora no se vislumbra un revés para Nicolás Maduro?
El problema ya no es que Maduro gane o pierda o que diga que ha ganado. Maduro nunca va a decir que ha perdido. El problema es que a Maduro ya le da igual el resultado de las elecciones, lo ha dicho: “No está dispuesto a dejar el poder”. El poder no lo va a dejar por las buenas, entonces ¿cómo se le saca por las malas?, pues adoptando una fuerza mayor que la que él aplica para controlar el país, y eso ya implicaría la injerencia de países aliados, países vecinos. No le veo una salida clara, a menos que se derrumbe el edificio militar que ha construido el chavismo.
¿Maduro no reconoce el voto de los venezolanos?
Venezuela ya no es una democracia, se transformó en una cleptocracia y en una tiranía que es peor que una dictadura, porque la dictadura todavía tiene ciertas reglas, pero en la tiranía es la arbitrariedad absoluta del poder. Es Daniel Ortega en Nicaragua, es Maduro en Venezuela. Y es la verdad, han matado la democracia, han matado la libertad, han matado la prosperidad, han matado la igualdad. El conflicto de Venezuela no se puede leer en clave de izquierda o derecha, esa no es la clave del conflicto, el conflicto hay que leerlo en democracia contra tiranía, democracia versus dictadura. Entonces, que un partido de extrema izquierda defienda a unos fascistas narcos, porque es un narco régimen lo que hay en Venezuela, me parece totalmente absurdo e inmoral, pero yo creo que lo pagarán con los votos.
¿Los venezolanos no pudieron desde las urnas?
El pueblo ha ganado y lo que han conseguido ha sido importantísimo, han conseguido unirse como oposición, han conseguido ganar, y no sólo ganar, demostrar que han ganado, eso es muy importante, porque María Corina se hizo experta en procesos electorales durante años y sabía perfectamente lo que había que hacer para demostrar la victoria, porque no basta con ganar en un país como Venezuela, la oposición ha ganado contra los mayores obstáculos, no han permitido votar a todos los que residían fuera que son 7 millones de personas, porque sabían que iban a votar en contra del régimen.
Es un régimen que se ha vuelto abominable, insoportable; entonces han ganado y ahora el problema al que se enfrentan es que esta gente no quiere dejar el poder, nunca ha jugado limpio. Esta es la tercera vez que falsifican las elecciones, la primera fue en 2013, Maduro perdió por muy poco, pero falseó los resultados y con un porcentaje muy pequeño impuso su victoria, pero era un momento donde todavía estaba la influencia de Chávez; la segunda vez fue en 2018 porque la oposición no se presentó porque sabía que era inútil; y la tercera vez es ahora, ahora sí que han perdido y ahora no han podido falsificarlo, entonces ahora viene el choque, ¿qué va a pasar? Yo espero que esta crisis acabe por minar la institucionalidad militar y que haya algún tipo de reacción.
¿Usted ve un fuerte apoyo internacional?, ¿cuál es su lectura sobre la postura que tomó México?
Me decepcionó mucho lo que dijo Claudia Sheinbaum porque habla de que hay que respetar la institucionalidad. Tú respetas la institucionalidad en un país que juega limpio, pero no en un país donde esta institucionalidad está comprada, está servida a una banda de piratas, eso no es institucionalidad. No puede haber institucionalidad si no hay división de poderes, si no hay limpieza, ¿qué quiere decir respetar la institucionalidad en el caso de Venezuela? no quiere decir nada. Quiere decir “como son nuestros amigos, como somos de izquierda”, pues eso me parece parte de toda esta banda de partidos de extrema izquierda, que lo que son, son unos estalinistas 3.0.
¿Le parece a usted lamentable la actitud de la próxima presidenta de México, Claudia Sheinbaum?
Es lo más lamentable la reacción de Sheinbaum, porque yo esperaba otra cosa. Es una mujer científica, muy respetable, a mí me parecía que era una izquierda tipo Boric, una izquierda como hemos tenido aquí con Felipe González, pero sus declaraciones apuntan a que es la digna sucesora de AMLO. Los primeros interesados en solucionar la crisis en Venezuela deberían ser Claudia Sheinbaum, debería ser los vecinos, como Lula en Brasil o Petro en Colombia, porque va a haber otra avalancha de migrantes venezolanos, y además lo han ido anunciando, mucha gente ha dicho: “Yo voto, pero si no cambia nada, esta vez me voy del país”. Se ha ido ya 25%, se han ido 8 millones de personas; si se va a otro 25%, de ese país se habrá ido la mitad de la población. Además se ha reducido la economía a la nada. Es un desastre de proporciones épicas.
¿Qué se ha ganado?
Hay un clamor por la libertad de ese pueblo y hay que atender ese clamor porque va a salpicar a todo el resto del continente. Y Nos quieren muertos, en ese sentido, es muy latinoamericano, hay problemas de carteles, de mafias, de exilio, de cárcel, de represión y también de lo contrario, de lucha contra la represión, de lucha por la libertad, de gente formidable que ha conseguido imponer la democracia en varios países, en varios momentos históricos. Hay las dos cosas en Latinoamérica, está el caudillo y los que luchan contra el caudillismo. Y eso es lo que yo he querido poner en valor en mi libro. Por eso Nos quieren muertos es un libro que habla de Venezuela, pero que podría estar hablando de cualquier país de Latinoamérica, de cualquier familia latinoamericana.