En " ", la directora Luly Rede y el actor y dramaturgo llevan a escena la vida del pintor neerlandés después de que se cercenara la oreja izquierda voluntariamente.

La historia empieza con los recuerdos de Van Gogh del tiempo en que fue pareja de Sien Hoornik, costurera y prostituta, “ante el escándalo de su familia. Incluso él consideró la posibilidad de casarse. Su hermano Theo le dijo: no me gusta amenazarte, pero debes elegir entre ella y el arte, entre el buen juicio y el arrebato”, cuenta Martínez, quien interpreta tanto a Vincent como a Theo, los hermanos Van Gogh, en esta obra unipersonal donde todos los personajes son representados a través de un monólogo con tesituras “que atañen a lo vocal, muy acucioso para que al espectador no le quede duda de quién está hablando o entra a escena en el momento”. En otras palabras, Mario Iván Martínez actúa no sólo los papeles de los hermanos, sino las figuras relevantes en la vida del pintor: Paul Gauguin, la propia Sien Hoornik o Paul Gachet, psiquiatra que cuidó a Vincent, por ejemplo. “Los interpreto yo, caracterizado como Vincent, aunque en realidad Vincent asume la voz y la corporalidad de cada personaje”.

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Sobre la personalidad de Van Gogh, Martínez señala que fue un hombre que padeció muchas adicciones, que intentó suicidarse ingiriendo su material de pintura y bebiendo aguarrás, y que fumaba en pipa todo el tiempo, lo cual le debió dar una entonación similar a la de un barítono. “Fue un ávido lector, con interés en el humanismo, muy sensible. Pero también podía ser agresivo e intolerante. Hay un reporte clínico muy elocuente, que se le informó a Theo, en el que se describe lo contradictorio de su patología: le asaltan largos periodos de furia contra sí mismo, luego vienen lapsos de apatía, seguidos de alucinaciones monstruosas para despertar al día siguiente completamente lúcido y tranquilo”.

El actor detalla también que el origen de la pieza fue fortuito, cuando en 2017 trabajó en el doblaje del documental Vincent, pinceladas de un genio, de Peter Knapp y Francois Bertrand, producida por el museo Van Gogh de Amsterdam, el Orsay y el Centro Cultural Tijuana, y que se programó para el trigésimo quinto aniversario de este último recinto. "Se encuentra en Baja California y es un orgullo para América Latina (…) Me invitaron a estar presente en el evento y surgió la idea de montar un prólogo escénico sobre la vida de Van Gogh, ya que la película se centró particularmente en su evolución pictórica. Se llamó ´Melodía en el alma´ por una frase de otro pintor al que Van Gogh citaba mucho: Delacroix, quien decía que toda obra de arte debe ser una fiesta para la vista, una melodía en el alma. Es la forma en la que Delacroix exhortó a sus compañeros a pintar, lo cual se quedó grabado en la mente de Vincent”.

MARIO IVÁN MARTÍNEZ
Actor y dramaturgo
“Me invitaron a estar presente en el evento y surgió la idea de hacer un prólogo escénico sobre la vida de Van Gogh”

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El prólogo sembró el interés personal —afirma Martínez, quien en 1993 ganó el Premio ACE de Nueva York al mejor actor por su interpretación en Como agua para chocolate, de Alfonso Arau— de escribir una obra sobre Van Gogh, “por los múltiples aspectos novelescos de su vida: un hombre que evoca pasión por la originalidad de su genio, el supuesto suicidio, un legado valorado hoy en precios exorbitantes, una sensibilidad exagerada, la mutilación de su oreja... Todos estos ingredientes eran más que propicios para mi primera aventura en un proyecto literario de gran envergadura. Por ello me di a la tarea de leer todo lo imprescindible que se ha escrito de Van Gogh, empezando por Lust for life (Anhelo de vivir), de Irving Stone, y la correspondencia tan profusa entre él y su hermano durante 15 años. También el diario de su cuñada, Johanna Bonger, que ofrece una ventana a la vida de Vincent y Theo; ella fue una mujer universitaria, atípica para su época, que llegó a colocar las obras de Van Gogh para su venta”.

Con esta materia prima, el prólogo escénico dio pie a una obra teatral que se presentó por primera vez en 2019, con los actores Paula Comadurán y Fernando Memije. “Me fui a Europa un mes para investigar y conocer los lugares donde Van Gogh descubrió el color. Visité el museo que lleva su nombre y el hospital psiquiátrico en el que se internó durante un año voluntariamente, en la región provenzal francesa y en el que pintó ´La noche estrellada´”.

Durante el confinamiento, Martínez adaptó el guion y lo convirtió en una pieza unipersonal, para verse en línea. La obra tiene funciones presenciales en una corta temporada que termina el 24 de julio, en el Teatro Helénico, el viernes a las 20:00 horas, el sábado a las 19:00 y el domingo a las 18:00.

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