Lejos del campo de batalla y por causas ajenas al conflicto se resolvió la guerra que Francia le impuso a México en el siglo XIX. Resguardada en la memoria gloriosa nacional como el triunfo del general Ignacio Zaragoza contra el ejército de Napoleón III en la mítica Batalla del 5 de mayo de 1862, este episodio es abordado desde una nueva óptica por el historiador mexicano en su libro Resistir es vencer. Historia militar de la intervención francesa, 1862-1867 (Grano de Sal/BUAP), un trabajo en el que el estudioso afirma que en esta guerra “no hubo ni ganadores ni perdedores, ni triunfo ni derrota”, lo que en realidad hubo, tras cinco años de desencuentros, fue un regreso al estado en que se encontraban antes las naciones.

“Esta guerra es bien particular, es una guerra larga, es de hecho la tercera guerra más larga del México moderno, únicamente superada por la guerra civil de Independencia y la Revolución Mexicana; fue realmente muy larga, fueron seis años de guerra constante y que de hecho es parte de la continuación de la guerra de tres años, de la Guerra de Reforma; de manera que es un estado permanente de guerra y también es muy particular porque nunca hubo una declaración de guerra, lo que hubo fue un inicio de hostilidades; pero tampoco hubo un final de la guerra. No hubo un tratado de paz, como suele ocurrir en muchas guerras, aquí no, más bien se podría parecer tal vez un poco al conflicto actual de Irán-Israel, en el que de pronto un país decide atacar a otro sin darle aviso y se entiende por lo tanto que hay un estado de guerra”, afirma el historiador en entrevista con.

Strobel, luego de varios años de estudios y de revisar todos los materiales que se han escrito, pero sobre todo ir a las fuentes originales, y mucho ir a la parte visual, a los mapas e ilustraciones, viñetas e imágenes que quedaron como constancia del enfrentamiento entre México y Francia, echa nueva luz a este episodio mexicano a partir de una nueva óptica con el uso de herramientas de la nueva historia militar.

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“Hacía falta entender esta guerra de otra forma. Casi siempre se dice Francia invadió México, invadir es una palabra muy fuerte que no representa muchos de los sentidos de esta guerra, hay que entender que invasión es la guerra de ocupación de un país para anexarse a otro, en este caso no; Francia para nada pretendía esto, pretendía únicamente establecer un gobierno, tenía preferencia por imponer una monarquía antes que una república. Entonces es complicado hablar en esos términos. También es difícil decir si alguien ganó o perdió esta guerra, a fin de cuentas la retirada de Francia de México fue exitosa. Francia no perdió nada, perdió 3 millones de pesos, por ahí se suele alegar mucho esta suma; México perdió una suma más grande también, pero no hubo una anexión y pérdida del territorio mexicano”, asegura Héctor Strobel.

El doctor en historia por El Colegio de México, que fue investigador posdoctoral en el Instituto de Investigaciones Históricas, de la UNAM, apunta que lo que sí se puede reconocer es que la República Mexicana salvó su soberanía, “pero fuera de eso no hubo algún otro beneficio de esta guerra, como muchas veces ocurre, que casi siempre conlleva territorio ganado, en este caso no fue así, es una guerra bien particular que hay que entenderla con pincitas y entenderla además con estas perspectivas metodológicas y teóricas”.

Se refiere a la nueva historia militar, que le permitió estudiar factores que no se habían profundizado antes, como son la historia social, es decir, cómo vivía la gente de a pie en esta guerra; la historia de los soldados, cómo es que se reclutaban, cómo es que eran formados, cómo iban a la guerra; y la historia de las mujeres, cuál era el papel de ellas en la guerra, cómo es que se desenvolvían, qué funciones cumplían, incluso también la tecnología, la economía, la misma guerra y la cultura.

“Es una revalorización de todos estos aspectos que habían sido o no interesantes en su momento o un poco sepultados por la historia patria; la historia patria, por ejemplo, no se había interesado por las emociones de la gente, por la sociedad, por el sufrimiento y ni siquiera por estudiar a los ejércitos extranjeros, al ejército francés, por ejemplo, o incluso al ejército conservador. De manera que únicamente la historia patria mostraba a un ejército liberal, patriótico, triunfal, estoico, casi hasta sin sentimientos y sin sufrir, que se iba a la guerra y a morirse, pues bien, este libro muestra otra historia, muestra cómo este ejército en realidad fue formado por reclutas forzados a ir a la guerra, cómo se les obligaba a lanzarse al combate, cuáles eran las estrategias para que esta gente pudiera ser soldado, gente que nunca había sido soldado de pronto la reclutaban y ahora lo era, y también se interesa por todas estas consecuencias que traía a los pueblos”, explica.

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El investigador que se ha especializado en la historia militar, social y política de la Reforma liberal y de la intervención francesa en México señala que trata de un sinfín de episodios de fenómenos derivados de una guerra que hoy en día parece que son naturales, “vemos ahorita la guerra de Ucrania, vemos a los civiles que están en fuego cruzado, lo mismo en Israel-Palestina, pero esta guerra no suele verse, justo por tener esa faceta histórica del Estado Nación, del Estado liberal, suele ignorarse, pero en efecto hubo también aquí fuego cruzado, hubo muertes civiles y, como en toda guerra, fue una tragedia también en México”.

Asegura que, entre los enfoques de la nueva historiografía académica, también usa los mapas e imágenes como elementos muy importantes, que aunque no necesariamente se habían obviado, pues había ya una producción gigantesca sobre estas imágenes; él las utiliza como algo muy metodológico y “muy mío” para transmitir información e historia al público, sobre todo, no especializado.

“Justo al usar mapas e ilustraciones quedan más claras las cosas, creo que justifica bien un discurso e incluso le da mayor legitimidad y es una fuente. No se creía el asunto de las mujeres, ahí está una imagen sobre mujeres en la guerra; gente que no se creía sobre el reclutamiento forzoso, pues mira, aquí tenemos esta gente encadenada en esta imagen. Las imágenes están muy imbricadas en el texto, igual que los mapas. Por mucho que yo pueda escribir una batalla, un combate en el libro, el mapa lo va a resumir de una manera más fácil y más rápida. Y además, las razones por las que se produjeron muchas de estas ilustraciones tuvieron sus orígenes y sus sentidos”, concluye.

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