“Clara Porset pertenece por derecho propio a una generación de mujeres pioneras quienes durante la primera mitad del siglo XX lucharon por ganarse un lugar en los espacios profesionales hasta ese entonces reservados a los hombres, en su caso, específcamente en el mundo del diseño. Para lograrlo, estas mujeres no tuvieron otra opción que desafiar el status quo al transgredir los roles de género tradicionalmente aceptados por la sociedad de la época, así como también superar las barreras de acceso a la práctica profesional en muchas carreras hasta ese entonces reservadas exclusivamente al género masculino”. Así escribe la curadora e investigadora Ana Elena Mallet en el prólogo del libro La vida en el arte. Escritos de Clara Porset, que publica Alias Editorial.
Ana Elena Mallet realizó la investigación y compilación de textos críticos para esta publicación. Sus estudios sobre Porset habían dado pie a la exposición Clara Porset: diseño y pensamiento que se presentó hasta hace unas semanas en el Museo Jumex.
En entrevista, la investigadora cuenta que Clara Porset fue un ser muy complejo, porque no sólo fue productora sino curadora, gestora, maestra, formadora, y pensadora. “En México hay poca teoría del diseño, y sus ideas y pensamientos fundacionales resultan muy importantes”.
Hoy las ideas de Porset son vigentes. Por ejemplo, cuando a comienzos de los años 50 organizó la exposición El arte en la vida diaria —con Fernando Gamboa— planteó la necesidad de que hubiera una sala dedicada al diseño, a la artesanía, al arte en la vida diaria. “Esa sigue siendo una discusión: a la fecha no tenemos un museo de diseño. No se discute su importancia, no se discute la necesidad de tener una colección de diseño desde esa perspectiva, de cómo la artesanía fue de importante para la evolución del diseño en México; eso era lo que proponía Porset”. En la muestra, dice Mallet, Porset consiguió presentar ejemplos tangibles del diálogo posible entre la industria y la artesanía.
La diseñadora debió exiliarse en varios periodos; a comienzos de los años 30, sus ideas cuestionaban el régimen de Gerardo Machado. Porset lllegó a México en 1935; su relación con Xavier Guerrero la llevó a acercarse más a las culturas originarias y al arte popular: “Fue ahí que Porset encontró su fuente de inspiración y de estudio”. Mallet resalta en Clara Porset esa constante búsqueda por conectarse con las ideas sobre modernidad, arte, diseño, que se estaban discutiendo en el mundo. Cuenta que, por ejemplo, fue ella quien provocó que los Albers —los artistas Josef y Anni— vinieran a Cuba y a México; y que fomentaba un diálogo internacional que ocurría todo el tiempo.
“Es un personaje complejísimo y consciente del potencial internacional, de cómo se podía generar una modernidad local, una modernidad distinta a cómo se planteaba en Europa. Un diálogo máquina-mano. Era algo que se aplicaba a América Latina, a lo que pasaba en Venezuela, en Brasil; esas ideas estaban flotando, las vemos con Lina Bo Bardi. Entonces, hay ahí una modernidad muy distinta en Latinoamérica, muy distinta de lo que se estaba dando en Europa. Las dos teóricas desde el diseño hacen visible esa modernidad distinta”.
Mallet señala que la trayectoria de Clara Porset desafió las convenciones sociales de una época y un país que ofrecían pocos espacios para el desarrollo profesional femenino. “Hay una parte femenina muy importante, es una mujer que está escribiendo y publicando en revistas donde la mayor parte de los que escriben son hombres; después se hace visible a fuerza de tesón”.
El origen de los textos
Los textos que se reúnen en el libro provienen en primer lugar de la revista cubana Social, y luego de publicaciones mexicanas como Arquitectura México, Espacios y Decoración, otro fue de la revista School Arts, una publicación académica de divulgación de temas asociados con la educación en el arte, editada en Stanford. Mallet dice que con el equipo de la editorial Alias —Damián Ortega y Daniela Gil— realizó un profundo trabajo para organizar los textos de las conferencias que Porset dio en Cuba.
El libro también reúne textos inéditos que forman parte del archivo personal de Porset, que se encuentra en el Centro de Investigaciones de Diseño Industrial de la Facultad de Arquitectura de la UNAM, y que ella donó.
“Porset, como otras mujeres de su época, apostó por la escritura para comunicar su pensamiento, su visión del mundo y de las cosas. Esta selección de textos retrata la vida, pensamiento e ideas de una pionera que con su obra contribuyó a crear la imagen del México moderno que hoy conocemos”, escribe Ana Elena Mallet al final del libro.
Y concluye: “Porset, en cierto modo, transgredió las disciplinas tradicionalmente asociadas con el diseño al tiempo que irrumpió como mujer en un medio hasta ese entonces exclusivamente masculino: el de la arquitectura. Contribuyó a construir una identidad de género neutra asociada con la disciplina profesional del diseño. A lo largo de toda su vida buscó dejar atrás el término “decoración”, asociado a lo femenino, para suplantarlo por “diseño”, un vocablo nuevo sin identidad de género”.