Diversos actores de la vida cultural y artística de México en la tercer jornada de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara coincidieron en plantear reflexiones y diagnósticos en torno a la falta de políticas públicas en México, a la grave situación de la comunidad cultural, los desafíos de la actual administración en tiempos de pandemia y en el desinterés del gobierno.
Durante la presentación de “Para salir de terapia intensiva”, el diagnóstico realizado por la UNAM sobre el impacto de la pandemia en el quehacer cultural, Graciela de la Torre, coordinadora de la Cátedra Inés Amor de la UNAM, dijo que reformar la legislación, atender la situación del sector y los agentes culturales, y tener un diagnóstico son las tres deudas básicas del Estado.
“La Ley de Cultura necesita una reforma, se tiene que hacer una ley de museos, una ley de mecenazgo que lejos de desdeñar las aportaciones del sector privado, las alienten; se tiene que revisar la Ley del Libro, o sea la legislación necesita una cirugía mayor; es una gran deuda y tendría que ocuparse de eso absolutamente”, dijo y apuntó que hay deudas que se “han intensificado con los decretos de austeridad y las medidas de pauperización que tienen en situación tan terrible al sector y a los actores culturales”, sumado a la falta de inversión en infraestructura de todas las instituciones culturales.
María Minera, crítica de arte, señaló que el gobierno se ha desentendido de la cultura, la ha desamparado y la ha dejado a su suerte, y a “’que todos se rasquen con sus propias uñas’, por usar un término que seguro le gustaría al Presidente” y señaló que es alarmante que las instituciones de cultural estén a punto de desaparecer por un decreto presidencial. “Los gobiernos que desprecian a la cultura, que es de todos, e intentan intercambiar ésta por una suya que no se corresponde con nada, van a ser malos gobiernos. Denlo por hecho”, dijo Minera.
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Por su parte, Jorge Volpi, director de Difusión Cultural, apuntó que las universidades públicas, sobre todo la UNAM, tienen una misión múltiple, la de la crítica y el pensamiento hacia lo que está sucediendo, hacia las decisiones tomadas por las distintas instituciones culturales del país, tanto privadas como públicas en este momento de emergencia.
Por la tarde, en una mesa de gestores culturales en el coloquio “Los públicos y lo público”, el historiador de arte Cuauhtémoc Médina dijo que en México la “extravagancia” del gobierno en lugar de garantizar el gasto social para mantener a flote el empleo, ingreso y funcionamiento de las instituciones públicas, sobre todo la educación y la cultura en el proyecto social, ha optado por hacer una mezcla “de austericidio de las instituciones públicas y capricho caudillista”.
“El régimen mexicano combina dejar sin operatividad una multitud de instituciones y alimentar las obras de ostentación presidencial, es un sistema que ni siquiera está dedicado a alimentar a una nueva clientela con recursos directos, sino que hipoteca el futuro en favor de un pasado identitario y soberanista”, dijo Medina.
Consuelo Sáizar, quien fuera presidenta de Conaculta (hoy Secretaría de Cultura), dijo que no entiende a esa dependencia, “en 2018 empieza una Secretaría con un caos de diseño institucional que no ha logrado subsanar”.