En Segismunda, adaptación de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, el personaje principal “es una chica transgénero que vive en un pueblo español. Sus sueños y sus problemas son los de toda joven: ser amada y trabajar, pero su destino es trágico”, dijo la dramaturga y directora Claudia Tobo al explayarse sobre la reflexión filosófica de la pieza original, en el siglo XVI, acerca de las decisiones y el libre albedrío “para hablar de un Segismundo de nuestro tiempo”.
En esta versión también se explora, contó, la visión de la madre y el padre de Segismunda. “El padre es un hombre muy machista. ¿Qué sucede con una persona trans cuando no vive en un buen contexto? Nosotros estamos en una ciudad con zonas de tolerancia, en una sociedad que a todos nos apoya, pero a un par de horas de distancia hay sitios donde la tolerancia no existe”.
La obra surgió tras un proceso de documentación hecho en 2016 por el Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales(Cogam), asociación española en defensa de grupos LGBT. “Es ficción inspirada en lo documentado”, dijo. Y si en la obra del Siglo de Oro el personaje principal habla desde el encierro en prisión, en esta versión Segismunda es víctima de un transfeminicidio. “Dentro del texto hay un paralelismo con una fiesta popular de España, el Toro Jubilo de Medinaceli. En la obra decidimos incluir una representación de esta costumbre. Es una metáfora de cómo se mata a alguien inocente. Un microcosmos que sirve como analogía de la tortura y el asesinato de Segismunda para trazar un paralelismo poético con la transfobia”. En el espacio escénico hay burladeros como en las plazas de toros, sonidos, sombras y movimientos.
“Esta pieza escrita en España, hace mucho, sigue siendo tremendamente actual porque las cifras de asesinatos con saña en contra de las mujeres trans no tienen un freno. Algo que debería ser un capítulo del pasado, algo que ya ocurrió y no tendría por qué volver a ocurrir, termina siendo actual”, señaló Tobo.
Aseguró que hallar a un actor a la altura del papel no fue sencillo. “Huimos a toda costa de los clichés. Ser trans o heterosexual es una condición, nuestro objetivo fue construir sobre el escenario a un ser humano en toda su complejidad. Segismunda es una chica a la que le gusta bailar, que quiere descubrir la forma de verse guapa, que busca referentes para formar su identidad, lo cual logró encarnar Óscar Piñero”.
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