En la noche del , los instrumentos esperan a. "Buenas noches, amor, México" son sus primeras palabras en español, cuando sube al escenario, vestida de negro. Su voz es melancólica, intensa, profunda; una voz que cubre al espectador y lo abraza.

Bajo un fondo rojo y negro, ella y los instrumentos se alternan. Hay un coqueteo que recuerda al de ciertas artistas de los años 20. Pero el acento lo de su voz, el nivel que alcanza y su agitación. Después de un par de temas, avista al público y agradece por volver a México. En un día como éste, un 23 de septiembre, de hace 25 años, estuvo por primera vez aquí.

"Yo soy muy vieja. El tiempo es un fenómeno muy extraño", dice. Pero esto será un viaje en el tiempo, continúa y el público entiende la certeza de sus palabras. A ratos, simula el sonido de una trompeta con los labios y eso ahonda en la atmósfera particular que crea: algo onírico que hay en la forma en la que imita el sonido. Algo irreal en la iluminación y los pulsos del piano y la batería.

Bajo una luz morada dice que ella busca el lado mágico y brillante de las cosas.

Todo esto es la entrada a un repertorio que podría ser muy bien el de las mejores canciones del siglo XX: "Ámsterdam", "Lola" "La vie en rose", "Mack the knife", "María de Buenos Aires"... Tampoco omite la musicalización que ha hecho de los poemas de amor de y es doliente al cantar el último de ellos, el 20, con una voz que contrasta su presencia romántica, exuberante, espectacular.

Cuenta también que las canciones de Kurt Weill volvieron a ser escuchadas con su álbum debut en 1987; que la música de Weill y Brecht cambió la vida de la gente al volver a casa después de una función y que hoy son una forma de recordatorio para afirmar que nunca más debe repetirse el pasado.

Concierto de la cantante alemana Ute Lemper en el lunario del auditorio nacional. Al final de su presentación cantó con Susana Zavaleta. Foto: Diego Simón Sánchez/EL UNIVERSAL.
Concierto de la cantante alemana Ute Lemper en el lunario del auditorio nacional. Al final de su presentación cantó con Susana Zavaleta. Foto: Diego Simón Sánchez/EL UNIVERSAL.

Su siguiente sketch es una anécdota: la vez en que Marlene Dietrich, la gran diva del cine, la gran artista del cabaret del siglo XX, respondió una carta que ella le envió. Cierta noche también de 1987 sonó el teléfono en casa de Lemper. Al otro lado estaba Dietrich, de 86 años, mientras que Ute rondaba los 25. La imita, es histriónica, su puño es la bocina del teléfono, su voz es grave y ronca. El poeta favorito de Marlene, en medio de la nostalgia de su lengua materna, era Rainer Maria Rilke, cuenta.

La siguiente escena es la sombra de Ute proyectada en la pared. Su silueta con sombrero como un dibujo hecho con tinta china sobre el muro. Entonces, baja hacia la primera fila e inicia un juego de seducción con el público: baila con un chico y sube a otro al escenario ; abraza a una mujer rubia y le dice al oído: "Take your time, baby".

A lo largo del show, las luces cambian de violeta a azul; de azul a rojo; de rojo a la luz natural. Una trompeta que le da vida a la nostalgia sale de sus labios. Luego le abre paso a Édith Piaf y Jacques Brel; recuerda "la música francesa y su poesía única", así como el cine francés de antaño.

Después de cantar a Piaf, toma un clásico inigualable: "Amsterdam". Y desde el primer momento, como si dejara la vida allí, el mundo parece desvanecerse a su alrededor, tal como sucedía cuando Jacques Brel cantaba la misma canción

Habla del tango. Habla de la leyenda de Astor Piazzolla. La luz roja vuelve. Ute recuerda cómo su madre, quien tenía una voz de soprano, dejó, en un cajón psíquico, simbólico, durante décadas el sueño de ser cantante por criar a su familia; recuerda y lamenta que, al buscar su propio camino, no pudo disculparse con ella en su muerte.

"Cada día es un cumpleaños, una sorpresa", afirma y presenta a Susana Zabaleta, su invitada especial, a quien describe como la reina del cabaret mexicano. Juntas cantan "Bésame mucho" y juegan en escena; esa seducción inicial entre Ute y el público pasa ahora de Ute a Susana, quien, en algún momento, entre bromas, le hace una reverencia a la cantante y dice que es un sueño estar entre la reina de reinas del cabaret mundial.

"El jueves aquí nos vemos", dice Susana, minutos antes de que el Lunario se vacíe y vuelva a su silencio habitual.

Concierto de la cantante alemana Ute Lemper en el lunario del auditorio nacional. Al final de su presentación cantó con Susana Zavaleta. Foto: Diego Simón Sánchez/EL UNIVERSAL.
Concierto de la cantante alemana Ute Lemper en el lunario del auditorio nacional. Al final de su presentación cantó con Susana Zavaleta. Foto: Diego Simón Sánchez/EL UNIVERSAL.
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