El fallecimiento ayer de tomó por sorpresa a la comunidad literaria, que ahora sentirá su ausencia, sin embargo, el poeta deja un extenso legado de grandes obras que no permitirán el olvido de sus ideales en ella plasmados.

El escritor y poeta ganó algunos de los premios más prestigiosos, como el en 2005; el Nacional de Ciencias y Artes para Literatura y Lingüística en 2015 y el en 2019.

Su extensa obra no resulta fácil de resumir, pero muchas de las creaciones son referentes de la poesía actual.

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Destaca Incurable (1987), descrito por el mismo Huerta como un “fuego insaciable de recuperación”. Este poemario es una mezcla de meditación y lamentos, de éxitos y fracasos, es descrito como un momento clave de la poesía en la lengua española.

De sus libros más recientes, El ovillo y la brisa (2018) recuerda los orígenes de Huerta y el uso de la prosa poética de sus primeras obras. “No todos son relatos en El ovillo y la brisa. Hay reflexiones, fábulas y falsos mitos, observaciones de una filología sospechosa, frágil y fronteriza”, dijo en 2018.




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Otros textos que destacan en su larga obra son Versión (1978), una cadena de poemas que tuvo una reedición en 2005, y La calle blanca (2006), libro definido como una “ética poética”, donde hace una reflexión sobre los errores y desquicios de la percepción. Los viajes literarios que Huerta brinda trasladan al lector a diferentes sitios; El azul en la flama (2002) lleva a reflexiones internas y externas de la mano con paisajes en extraños lugares. El recorrido puede finalizar con La sombra de los perros (1996), para aquellos que deseen experimentar el viaje de la separación amorosa.

EL DATO
La larga obra literaria del poeta fue reconocida en 2019 con el Premio FIL de Literatura en LenguasRomances .

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