Cierta tarde un niño hiere a otro. Para arreglar el conflicto sus padres se citan. No sólo en los pequeños hay cabida para la inmadurez y la imprudencia, sino que su presencia es mayor en las dos parejas que, sentadas, una frente a otra, observan al propio animal agazapado en ellas mismas.

"El teatro que yo disfruto es el que necesita muy poco para contarse, pero que tiene un arco de evolución mientras sucede la trama. Es algo bello y humano con lo que es fácil conectar", cuenta, en entrevista, Miguel Septién, director de "", clásico del teatro contemporáneo que dirige Yasmina Reza.

A pesar de que se trata de una pieza que ya ha sido llevada a escena antes y que incluso tiene una versión cinematográfica ("Carnage", de Roman Polanski), el director explica que nunca ha visto dichas adaptaciones. "Cuando monto algo trato de no tener referencias. Estudié una licenciatura en Actuación y Dirección y, en el segundo año de universidad, leí la obra y me impactó en muchos sentidos; desde entonces la he releído en varias ocasiones, pero mis referencias son prácticamente nulas".

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El núcleo de "Un Dios salvaje", su tesis, explica Septién, es la capacidad humana ceder ante la cara animal que se esconde en todos o subyugarla, a cambio de que el intelecto domine las acciones. "Esta pregunta que lanza la obra es básicamente uno de los conflictos primordiales con los que vivimos todo el tiempo, todos los días. Ver a cuatro personas lidiando constantemente con este cuestionamiento, de formas tan radicales y divertidas, es algo que deja al público preguntándose qué tan animal es y cuál es su capacidad de navegar con otra bandera; y, mejor aún, cuando se navega con esa bandera, ¿qué tan honesto es un mismo? ´Un Dios salvaje´ es un clásico moderno porque toca temas inherentes al ser humano".

Yasmina Reza, a la manera de dramaturgos como Edward Albee, logra con una aparente simplicidad, estática hasta cierto punto, ahondar en el dolor y lo ridículo: "Todo esto conforma lo que realmente somos, lo que significa ser humano. Vamos al teatro a recordar que las cosas duelen y que está bien que duelan; que podemos celebrar nuestra humanidad que el mundo se encarga de limar todos los días y encasillar en cajas; que nos recuerda que podemos gritar, desbordarnos y ser tan desastrosos como nos sentimos a veces. Obras como las de Reza y Albee nos abren estas ventanas".

Para él, Reza coloca a los personajes en situaciones ridículas, infantiles o caóticas. En ´Un Dios salvaje´ se destilan muchas de las herramientas y mecanismos para crear dramas en escena. Reza lo hace de una forma elegante y potente".

Rasgos que le hacen encontrar paralelismos con obras como "The Pillowman", de Martin McDonagh, que el propio Septién llevó a escena el año pasado con actores como Regina Blandón y Pablo Perroni. "Eran tres personajes en escena y mucho del conflicto que sucede en la obra se basa en cómo se van conformando los equipos. Algo que también me llama la atención en ´Un Dios salvaje´: la manera tan dúctil, tan agresiva, en que los equipos se forman y se reconforman. La obra empieza con dos parejas, pero los equipos pueden cambiar e invertirse. Es una dinámica atractiva y verosímil".

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Evidentemente, la obra es una comedia, pero el público se ríe de la tragedia del otro, continúa Septién. Una obra así requiere un elenco valiente y dispuesto a abrir heridas tan fuertes y sumergirse en lugares de tanta oscuridad humana. Algo que de ninguna manera priva que el espectador tenga una noche de mucha diversión desde su butaca.

El elenco, "que hace un trabajo relevante, gracioso y doloroso", está conformado por Pablo Perroni, con quien Septién ha trabajado en alrededor de 10 obras, Fernanda Borches y Tato Alexander ("actrices admiradas con las que estoy amando trabajar", dice el director, y Chumel Torres, con quien Septién ha tenido una amistad cercana y que impresionó a Perroni por su interpretación en el unipersonal "Agotados".

"Creo que su personaje es perfecto para el tipo de sensibilidad de Chumel. Estoy contento de que podamos estar generando esta primera ocasión en la que él comparte escena con otros actores", detalla Septién.

La obra se podrá ver a partir del 29 de marzo, a las 20:45 horas, en el Teatro Milán (Lucerna 64, Juárez).

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