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Los rumores de que el arqueólogo británico Howard Carter sustrajo tesoros de la tumba de Tutankamón han sobrevivido a los cien años que han pasado desde el descubrimiento y volvieron a emerger ahora con la publicación de una carta que parece confirmar la acusación.
El periódico británico "The Observer" divulgó fragmentos de una misiva escrita en 1934 por el académico Alan Gardiner , uno de los miembros del equipo de Carter que le ayudó a traducir los jeroglíficos de la tumba de 3 mil 300 años de antigüedad, en la que le echa en cara que le recompensara con un objeto "indudablemente robado de la tumba".
El célebre arqueólogo "entregó" a Gardiner un amuleto utilizado como ofrenda a los muertos. Carter le había asegurado que no provenía del sepulcro, pero cuando el entonces director del Museo Egipcio de El Cairo , Rex Engelbach, lo contempló, dijo que estaba fabricado con el mismo molde que otros encontrados en la tumba y dio por seguro que ése era su origen.
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Indignado, Gardiner escribió al jefe de la excavación, que había supervisado el vaciado del sepulcro y el traslado de todos los objetos a través del Nilo hasta El Cairo. "Lamento profundamente haber sido llevado a una posición tan incómoda. Naturalmente, no le dije a Engelbach que había obtenido el amuleto de ti", se lee en la carta, parte de una colección privada, que se publicará completa junto a otras misivas próximamente en el libro "Tutankhamun and the Tomb that Changed the World" (Tutankamón y la tumba que cambió el mundo), del egiptólogo estadounidense Bob Brier.
El experto aseguró a "The Observer" que los arqueólogos y autoridades egipcias sospecharon desde el principio que Carter y algunos miembros de su equipo habían penetrado en el sepulcro y se habían llevado objetos antes de lo que dejaron escrito en sus cuadernos.
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"Se sospechaba que habían entrado en la tumba antes de su apertura oficial y habían sacado artefactos, incluidas joyas, que fueron vendidas tras sus muertes", sostuvo Brier, para quien la nueva carta es una "prueba definitiva".