Debido a que el trazo de la ruta del contempla atravesar por , especialistas en arqueología y usuarios en redes sociales piden al presidente que se modifique el proyecto, pues está en riesgo “uno de los sitios arqueológicos subterráneos más importantes” de la Península de Yucatán.

Usuarios de redes sociales lanzaron la petición “No al Tren Maya sobre los cenotes y cuevas de Quintana Roo”, en la plataforma Change.org, “con el objetivo de llegar al presidente de la República Mexicana para que detenga por completo los planes de construcción del Tren Maya sobre las cuevas y cenotes de Quintana Roo. La construcción precipitada de este proyecto atenta a la salud de los ecosistemas y su biodiversidad, a la conservación de la fauna, de los mantos acuíferos que son fundamentales para el atractivo turístico y para la naturaleza”.

La petición fue compartida por el arqueólogo Leonardo López Luján , director del Proyecto Templo Mayor, quien dijo que debido a lo planteado, está “en riesgo uno de los sitios arqueológicos subterráneos más importantes de Quintana Roo por el nuevo trazo del Tren Maya. El trazo recién propuesto cruzaría los sistemas de cuevas más grandes de México, como el Garra de Jaguar”.

Por su parte, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma indicó: “Hay que proteger nuestro patrimonio y no destruirlo. Espero que el INAH tome cartas en el asunto y proponga el cambio de ruta”.

En la petición firmada hasta esta tarde por más de 24 mil personas, se planteó: “¿Qué pensarías tú si las fuentes de captación de agua dulce más importantes del sur de México dejaran de existir? Tristemente este futuro puede ser una realidad si no lo impedimos lo antes posible”.

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En la exposición de motivos, los usuarios recordado que “desde diciembre de 2018, se anunció el plan de desarrollo llamado “Tren Maya”, el cual plantea la construcción de infraestructura vial y ferroviaria como motor del desarrollo inmobiliario, comercial y turístico de la Península de Yucatán. El proyecto comprende, entre otros, 1,460 kilómetros de ferrocarril de velocidad media, varias estaciones, infraestructura vial y nuevos centros de población y polos de desarrollo”.

Aunado a ello, señalaron que “el ferrocarril atravesará por la selva maya —segundo pulmón forestal de América Latina después de la Amazonia—, fragmentándola y causando impactos irreversibles a la vegetación, al suelo, al agua, a la biodiversidad y acelerando la urbanización”.

Frente a esa situación, alertaron que “el proyecto del Tren Maya implica numerosos riesgos e impactos ambientales a todo el sureste mexicano, zona de alta riqueza biológica e importancia para la conservación y protección de la selva maya, del acuífero y de la biodiversidad. Aunque la falta de certeza sobre el trazo final del proyecto impide identificar los impactos puntuales que se pudieran ocasionar al hábitat y a los ecosistemas terrestres y costeros, es posible identificar que el Tren Maya causarán diversos daños e impactos ambientales”.

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Entre los diversos daños enlistaron cuatro, como son la deforestación, por “el impacto del proyecto del nuevo tramo 5 sobre la cobertura forestal existente en la Península de Yucatán es grande y particularmente en el Estado de Quintana Roo”, y que “no se están considerando las cavernas, Lagunas, aguadas, mangrares y cenotes por las cuales pasará el Tren Maya en su nuevo trazo. En particular los más de mil kilometros explorados entre Playa del Carmen y Tulum”.

Otras afectaciones serían la “extinción de flora y fauna: se impactará el área donde se albergan múltiples especies, como el cedro, ciricote, mangle, especies de palmas; jaguar, ocelote, tapir, mono aullador, mono araña, especies de tortuga, tlacuache, cacomixtle, mapache, puma, cocodrilo, especies de serpientes, especies de murciélagos, especies de iguanas, guacamaya, flamenco, quetzal, tucán, gran variedad de aves residentes y migratorias, entre muchas otras, agunas de ellas en peligro de extinción y protegidos por normas y tratados”, y la “sobreurbanización: El proyecto abrirá las puertas a generar una sobreurbanización no preparada ni planeada así como la explotación de bancos de material que devastarán la zona forestal. Mucha de esta tierra impactada pertenece a ejidos y comunidades indígenas”.

fjb

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