A partir de una historia real, pero pasada absolutamente por la ficción, la escritora cuenta la historia de un padre, que enfrenta la muerte de su hijo cuando éste apenas rebasa los 21 años, y además enfrenta el descubrimiento de la vida real de ese hijo al que creía conocer muy bien. La muerte sorpresiva de un compañero de universidad y la aparición en el colegio, todos los días, de su padre queriendo recuperar a su hijo a través del relato que de él hacían sus compañeros, le dio a la escritora el detonante de “” (Suburbano, 2023).

En su primera novela, Isabel Ibáñez relata la historia de Gerardo y de sus padres, Hugo y Lorena Torres Maya, quienes deben reconocer el cadáver de su hijo fallecido en un accidente de tránsito. Mientras enfrentan la tragedia y llevan a cabo el papeleo, los padres, pero sobre todo Hugo, comienza a plantear una pregunta: ¿dónde estaba Gerardo y con quién la noche en que murió? Esa pregunta que lo atormenta lleva al protagonista a profundizar en la transformación de su propia vida al ir descubriendo la verdadera vida de su hijo.

“Este libro explora, o yo quise explorar, justo no sólo la muerte o el duelo, sino la sacudida de una muerte que en esos momentos hace que tengamos que replantear toda nuestra existencia y muchas de nuestras decisiones, y es justo lo que le pasa a mi protagonista, obviamente la situación más dolorosa que puede sucederle a una persona es la muerte de un hijo, pero mi protagonista y todos los que están a su alrededor, se replantean la vida y yo creo que eso es algo muy humano y muy universal”, afirma la escritora.

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Ibáñez asegura que ante la pérdida todos alrededor cambian la dirección de sus vidas y el cambió es por completo. “En el caso de mi personaje, el cambio es al extremo, no sólo cambia el curso de su existencia, sino que emprende un viaje para saber dónde estaba su hijo y quién era en realidad. O sea, es descubrir el misterio que le representa su propio hijo y al hacerlo se da cuenta del misterio que él es para sí mismo y eso también me parece algo muy universal y muy humano”.

Es una novela que replantea también las masculinidades en el siglo XXI, pues el protagonista es un hombre de clase media de 59 años que creció con demasiados criterios y expectativas sobre lo que debería ser. La urgencia de respuestas lo lleva a inmiscuirse entre las cosas de su hijo, hasta descubrir la presencia de una mujer que le cambió la vida y que cambiará también su destino.

“Es un viaje a lo misterioso que somos nosotros para nosotros mismos y este viaje interior a una de las cosas que yo he reflexionado mucho desde diferentes personas, al ministerio de quiénes son los otros. Nuestro interior es un misterio y eso es algo que yo quise explorar, expresar e intentar descubrir también para mí misma en la novela; pero ante todo, descubrir a los otros, a los que nos rodeas”, dice Ibáñez de la Calle.

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Isabel asegura que “Los ojos de mi padre” no es una historia autobiográfica, ni es tampoco una memoria o el registro tal cual de una historia que sucedió y que ella conoció, es una es una novela que surge de varios momentos a partir de una anécdota de su pasado relacionado con un compañero de la universidad.

“Hubo un compañero que muere en un accidente de coche y la sorpresa que yo tenía al ver a su padre buscando las huellas de su hijo, esa sería la semilla, pero no es en absoluto la historia de mi compañero ni nada, es simplemente esa semilla, es el germen y de ahí pues yo con mis propias experiencias fui contando una historia, además buscando encontrar una historia que interpele mucho a la lectora o al lector”, asegura la narradora que radica en Estados Unidos.

melc

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