Galileo Galilei le cedió sus ojos al Sol. Perdió la vista paulatinamente por observar al gran astro con un telescopio, pero sus observaciones cambiaron al mundo. No solo demostró que la teoría de Copérnico, que defendía a la Tierra girando alrededor del Sol, era cierta; sino también le dio peso a las manchas solares. Dejo de lado la idea de que solo eran una ilusión óptica, como afirmaban algunos científicos de la época, para demostrar que eran prueba fehaciente de la actividad solar que más de cuatro siglos después sigue siendo objeto de estudio.

El Sol influye constantemente en el Tierra con radiación, calor y movimiento constante de partículas y campos magnéticos. Este flujo de energía se conoce como viento solar y se compone principalmente de protones de alta energía que tienen mucha influencia en las actividades cotidianas que realizamos en nuestro planeta.