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La escultura antigua de la cultura Ife que fue decomisada en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y que fue restituida a Nigeria en una ceremonia en la Secretaría de Relaciones Exteriores , es falsa, asegura experto.
No había necesidad de examinarla, con sólo ver la foto era evidente que se trataba de una pieza falsa .
Con esa contundencia, Julien Volper , curador del Museo Real para África Central de Tervuren , Bélgica, habla sobre el bien restituido por México a Nigeria y que supuestamente procedía de la cultura Ife, tierra natal de los yoruba.
“Esta pieza es falsa, totalmente falsa, y fue realmente sencillo llegar a esa conclusión”, dice a EL UNIVERSAL el también asesor de la Policía, agencias aduanales y tribunales que gestionan casos relacionados a objetivos de culturas antiguas en África Central .
Afirma que hay distintos niveles de imitación, están los objetos que son muy difíciles de diferenciar debido a los detalles y acabados, y los que a la legua se ve que son simples artefactos.
“(La pieza entregada por México) corresponde al último caso, es bien simple, el aspecto, el estilo y la pátina (Capa de óxido de color verdoso que se forma en el bronce y en otros metales por humedad)”, sostiene.
“Nunca haría una declaración en ese sentido de no estar 100% seguro. Esta pieza es totalmente falsa, sin lugar a dudas”, subraya.
Asegura que cualquier experto, curador, coleccionista y comerciante de arte africano que observe la pieza llegaría a la misma conclusión.
“Honestamente, con sólo ver la foto me bastó”, admite. Indica que a través de fotos suelen identificarse 80% de los casos de artefactos falsos procedentes de África Central.
El pasado 25 de febrero, el subsecretario de Relaciones Exteriores, Julián Ventura , hizo entrega al embajador de Nigeria en México, Aminu Iyawa , una escultura en bronce supuestamente autentificada como un bien cultural del país africano.
La presunta pieza de la cultura Ife, cuya fundación se remonta al primer milenio de nuestra era, había sido incautada en el Aeropuerto de la Ciudad de México, y pretendía llegar a su destinatario por vía postal.
“Para México, la recuperación de bienes culturales sustraídos ilícitamente es prioridad. Nos oponemos a la comercialización ilegal de piezas arqueológicas, causa importante del empobrecimiento del patrimonio cultural de las naciones de origen, pues socava la integridad de las culturas y, por ende, de la humanidad”, sostuvo en su momento Ventura.
El curador de etnografía de origen francés, ignora cómo fue que México concluyó que estaba ante un objeto auténtico, aunque dice que muy probablemente se debió a la falta de conocimiento sobre arte africano .
“Tienen el hábito de trabajar con arte mexicano y precolombino, pero muy probablemente no con arte africano. El mayor error fue dejarle el trabajo a personas no especializadas en arte africano, no veo otra razón”.
Sobre las autoridades nigerianas, dice que es reflejo de la ausencia de facultades, así como de experiencia en el manejo de objetos.
“La restitución se ha convertido en una moda para los políticos”, indica.
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“Muchos se inclinan por la restitución desde la perspectiva ética y moral, pero la ética y la moral no te da el grado de experiencia requerido. Cuándo se habla de restitución de piezas, hay que conocer leyes nacionales e internacionales, tener conocimiento sobre los objetos y saber de historia”, señala.
El experto en historia del arte , destaca la gran experiencia y tradición que tiene Bélgica y Francia en bienes culturales originarios de África.
Añade que en el mercado circula una gran cantidad de piezas de “arte turístico” africano, el problema radica en que muchos de esos objetos se venden en miles de euros aparentando ser artefactos auténticos.
El dictamen y el acto oficial
En una ceremonia que se llevó a cabo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, ubicada en Plaza Juárez 20, colonia Centro de la Ciudad de México, el 25 de febrero, se hizo oficial la repatriación de la pieza.
Ahí, Diego Prieto, director del INAH , dijo que el proceso de entrega recepción de la escultura se hacía junto con un dictamen realizado por Raffaela Cedraschi, del Museo Nacional de las Culturas del Mundo.
El dictamen al que tuvo acceso EL UNIVERSAL, consta de 27 páginas y está dividido en cinco apartados: Cuestiones generales, Cuestiones más particulares, Cuestiones sobre la autenticidad, Conclusión y Bibliografía.
Sin embargo, desde el inicio Cedraschi advierte que la escultura analizada “muy probablemente corresponde al estado-reino de Ife, de la actual Nigeria, África”, idea que reforzó al final:
“Llegamos a la conclusión de que esta pieza puede tener un origen dudoso y ser producto de algún tipo de saqueo arqueológico , pillaje y/o tráfico de objetos antiguos. Consideramos necesario, por tanto, considerarla como un bien cultural importante para el pueblo Yoruba de Nigeria”.
La investigadora complementa su texto con tres recomendaciones con las que se pudiera confirmar que la escultura es auténtica. La primera consiste en que la escultura quede bajo el resguardo del Museo Nacional de las Culturas del Mundo mientras no se despejen las dudas sobre su origen, esto también para conservarla lo mejor posible.
“Que la escultura pueda ser valorada por un especialista en arte de Ife como Henry John Drewal (Universidad de Wisconsin) o Suzanne Preston Blier (Universidad de Harvard), o algún otro especialista recomendado por el mismo ICOM (Consejo Internacional de Museos, por sus siglas en inglés), notificando además el decomiso de la pieza en cuestión”, escribe Cedraschi.
En el último punto considera necesario que la pieza pudiera ser sometida, “de ser posible, a un análisis más específico sobre su composición estructural, como la metalografía, y a una datación de metales, conocido como voltamperometría de micropartículas (no sé si ya existe en México)”.
Antes de realizar estas consideraciones, Raffaela Cedraschi hizo un análisis de la pieza a partir de un estudio comparativo con fotografías de diferentes libros y páginas de Internet, con lo que obtuvo las características que comparte la escultura con otras de la región halladas en diferentes momentos.
La escultura de bronce representa a un ser humano sentado con un accesorio en la cintura, collares, pulseras, tobilleras y “un penacho central”.
“Hasta ahora no hemos podido identificar, en la bibliografía consultada, el objeto sujetado como cetro en las manos de nuestra pieza: podría ser una mano cerrada en puño con el pulgar extendido o bien la representación de la pata con cinco dedos del mítico gallo que esparció la tierra sobre las aguas y creó el mundo; sin embargo, nuestra pieza tiene al parecer las marcas de seis dedos. Algo muy parecido se encuentra en varias esculturas de Ife que lo llevan en una mano, mientras que en la otra llevan un cuerno con medicinas de protección”, se lee en el documento.
Con respecto a la datación de la pieza, reconoce la especialista, “es muy difícil datar las piezas de la cultura Ife, puesto que la mayoría de los objetos fueron encontrados en lugares muy distintos a su lugar de origen”. Además detalla que la escultura está hecha por “la llamada aleación de cobre”.
La pieza buscaba ser ingresada por correo a territorio nacional proveniente del Pan African Market Shop (Ciudad del Cabo, Sudáfrica), “un mercado del tipo la Ciudadela de la Ciudad de México donde, en diferentes locales, se venden artesanías de todo tipo provenientes de todas partes de África. Según las fotos encontradas en Internet, el lugar no parece ofrecer ningún tipo de pieza etnográfica auténtica, ni mucho menos antigua”, explica Cedraschi.
Casi al final del dictamen, la investigadora del INAH, señala que tras analizar publicaciones y noticias en línea “desconocemos si la pieza dictaminada pueda haber sido hallada en algún sitio arqueológico de Nigeria y después reproducida con la técnica de la cera perdida y sometida a algún enterramiento para que cobrara la pátina que ahora presenta”.
Pese a las sugerencias de Raffaela Cedraschi, la repatriación se llevó a cabo el 25 de febrero por Julián Ventura, subsecretario de la Secretaría de Relaciones Exteriores; Aminu Iyawa, embajador de Nigeria en México; Diego Prieto, director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH); Alejandro Celorio, consultor Jurídico de la SER, y Montserrat Martínez, jefa del departamento de la Aduana del AICM, encargada de la Sección Aduanera del Centro Postal Mecanizado.
Se solicitó información a la Embajada de Nigeria en México para que entre otras cosas, diera a conocer si colaboraron para corroborar que la pieza fuera auténtica, y si la escultura se encuentra en México, pero no hubo respuesta.
El embajador nigeriano Aminu Iyawa es egresado del Columbia College Hollywood, realizó dos posgrados, uno en relaciones públicas en The Management School en Londres, y otro en periodismo por la Universidad Robert Gordon, en Aberden, Reino Unido.
Desde 1977 hasta 2007 trabajó en diferentes medios de comunicación, como la televisión de Nigeria, editor en la radio de Abeotuka, en el estado de Ogun y editor de noticias en la televisión de Yola, en Adamawa; así como en organismos como el Ministerio de Información de Yola.
En 2007 se desempeñó como Asistente Especial del gobernador del Estado de Adamawa, y de 2012 a 2014, Comisionado en el Ministerio de Infraestructura Rural, también en esa demarcación.
En 2016, el presidente de Nigeria, Muhammadu Buhari, lo designó como embajador, nombramiento que fue aprobado por el Senado de su país en febrero de 2017. Su primera embajada fue México, que dirige desde 2018.
Para leer el dictamen completo realizado por el INAH da clic aquí.