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¿Por qué pensar a la pintura como tejido si no hay telar?, quizás tiene que ver con el hecho de que ¿la naturaleza o la sociedad nos imponen un orden?, a partir de éstas y otras tantas preguntas, este domingo al mediodía, el editor Daniel Goldin conversará con el escritor y antropólogo Néstor García Canclini. El marco es la exposición “Tejidos sin telar” que Daniel Goldin exhibe en la Galería Banda Municipal (Alfonso Reyes 58, colonia Condesa), donde hoy a las 12 horas será la charla entre dos amigos y dos gentes de cultura.
La muestra que esta tarde termina, reúne polípticos, cuadros desplazados, así como biombos semiabiertos, que giran, pintados en las dos caras. La premisa que guía la exposición es otra pregunta: ¿El artista duda entre cómo armar las piezas, llenarlo todo de formas y convertir a los espectadores en espías? Pero también una curiosidad artística tremenda, porque no deja de ser extraño que alguien dedicado a ser editor y bibliotecario pinte colores y formas a las que les resulta difícil ser tejido. Y quizá eso diga algo sobre las tareas presentes del arte.
“Me gusta sembrar en el espectador la incertidumbre y la inquietud. Invitarlo a ver, a preguntarse por el proceso creativo”, asegura Daniel Goldin en una entrevista en la que señala que la creación es inicialmente atender a un impulso, deseo o interrogante, pero también al ir procesando, al mismo tiempo, respuestas que alimentarán nuevos impulsos, deseos e interrogantes.
“Para mí la pintura es una fuente de enorme alegría y plenitud. Me parece un ejercicio de pensamiento e investigación en terrenos que no es posible verbalizar, pero que tienen un enorme significado; incluso en la vida práctica. Son pensamiento y celebración, respondo a inquietudes, deseos y preguntas; y me propongo nuevas espero invitar a otros a hacerlo con otros. Pintar es luchar por abrir un espacio diferente desde el cual mirar la cotidianidad con un resplandor que no percibías antes de hacerlo”, señala el editor y creador de bibliotecas.
Su exposición “Tejidos sin telar” es un deseo de querer prosperar fuera de los límites que les imponen los bastidores. “Hay un guiño a una perspectiva social que valora a las y los tejedores, pero yo asumo una perspectiva en la que los tejidos son previos al telar y, por tanto, trato de enmarcar la labor de las y los tejedores como una labor de atención a la naturaleza. La imitan y aprenden de ella para celebrar la vida y prosperar frente al desamparo”.
Su propuesta en esta exposición está en que las obras deliberadamente dejan en la ambigüedad sobre si se trata de tejidos vegetales, animales o minerales. Goldin asegura que “tratan de abrir la conciencia a una forma en que el tejido nos vincula y nos hace ver que somos parte de una realidad mutable de igual manera creo que pueden ser visiones micro o macro”.
El editor y artista dice que pintar polípticos y dejar espacios vacíos entre ellos, es evidenciar la incompletud de la obra e invitar al público a prolongar esa obra a través de la contemplación, frente a la obra y luego. “En términos musicales (algo que hago frecuentemente es pensar la creación desde esa matriz) los fragmentos dan valor al silencio. Tal vez más que al propio sonido”.
Su búsqueda en los lienzos comenzó, dice, al menos desde los 24 años, cuando sufrió un grave accidente automovilístico. “Tengo una conciencia muy desarrollada de mi propio cuerpo. Lo he visto desde muchas perspectivas (rayos X, tomografías, ecografías, etc,). Sé que soy un conjunto de tejidos en constante mutación. La vida se genera así. Y así progresa. Los tejidos vinculan a lo diverso. Muestran que la impermanencia es una manera de insistir, de celebrar la diversidad. De los seres de prosperar. También de diluirse para dar espacio a otros”.
“Tejidos sin telar”, de Daniel Goldin, exhibe en la Galería Banda Municipal (Alfonso Reyes 58, colonia Condesa). Hoy concluye la muestra.