La experiencia que conlleva visitar el Teatro Lúcido puede definirse como onírica o surrealista. El primer requisito para visitar este recinto escénico es la curiosidad de vivir el teatro desde otras perspectivas, formar parte de la representación dramática desde sitios incómodos o poco explorados.
Y es que el equipo que conforma Teatro Lúcido, encabezado por la dramaturga y politóloga Wendy Moira, convierten a los visitantes en parte del drama y los trasladan a un lugar donde los sueños y la realidad se pueden entrelazar.
Con una cartelera mensual, este recinto contracultural ubicado en Santa María La Ribera es hogar de la puesta en escena "Bestiario", una obra creada por Moira e inspirada en el realismo mágico de Julio Cortázar, donde 10 actores, llamados Las Bestias, interpretan distintos personajes que van desde lo místico hasta lo cotidiano.
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Sin embargo, lo más llamativo de cada Bestiario es la “Sesión lúcida secreta”, una dinámica en la que el público interactúa entre sí, rompiendo las barreras de lo desconocido y de lo convencional.
Cada Bestiario tiene la intención de que los espectadores liberen las bestias reprimidas que llevan dentro. Al comenzar la puesta, a la que el visitante debe ir con una máscara de su elección, Las Bestias aparecen e interactúan con el público, pidiéndoles que aprecien el espacio, que reciten un poema, que den un grito, que imiten a una bestia o que abracen a un desconocido.
La sesión sube y baja de niveles, ya que Las Bestias guían el momento con movimientos, gritos, diálogos y miradas, el cual es atravesado por música que da la sensación de estar en un carnaval y con aromas que alivian la tensión de los más tímidos. La pregunta común al visitante es: ¿qué bestia eres hoy?”.
Luego de la interacción, los visitantes toman asiento y las puestas en escena toman lugar, en un recinto que utiliza las luces, los sonidos y los aromas para crear una experiencia única y propia.
A 9 años del nacimiento del teatro, Moira expresó en entrevista que todavía no puede dar una definición concreta del espacio.
“Es un teatro para locos, de unos pocos que ya llevaban un tiempo en su búsqueda; concibo al sitio como el teatro más lúcido posible, ya que en un sueño lúcido la conciencia que sueña confiere la facultad de convertir una cubeta en una embarcación, un hombre en un niño, transformar la realidad es una decisión y una rebelión”, apuntó.
Moira abundó en el nacimiento del espacio, y rememoró que la primera vez que hubo una interacción en Teatro Lúcido se les pidió a las personas asistir con traje y con una botella de vino a la medianoche.
“Esa vez hubo música clásica, y en plena madrugada se presentó una escena de un libro de Hesse, amanecimos aullando y eso fue un presagio de que vendrían años de noches como esa. Desde entonces nuestras obras conllevan un juego, un código de etiqueta, pero sobre todo el dejar afuera el juicio o la razón”, declaró la artista.
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