El pasado 21 de agosto se anunció que los teatros podrían subir el telón; la medida, dijeron las autoridades locales y federales, se aprobó con el objetivo de “apoyar” a los espacios escénicos independientes, que, tras cinco meses cerrados, enfrentaban una difícil situación económica. La noticia generó distintas reacciones, hubo teatreros que celebraron porque era mejor tener 15 personas en el público que ninguna; otros, consideraron que con ese permiso se daba prácticamente carpetazo a las negociaciones para crear apoyos institucionales que permitan la reactivación económica de las artes escénicas.
En marzo pasado productores, compañías, grupos, directores de espacios escénicos, cerraron sus puertas ante la pandemia. En abril, muchos de ellos se organizaron y crearon grupos como Alianza por las Artes Escénicas (ALARTE) y la Asociación Nacional de Teatros Independientes (ANTI); así, surgieron una serie de propuestas para la reactivación del teatro. Por ejemplo: condonación parcial de impuestos, compra de boletos y estímulos fiscales. Entonces, empezaron negociaciones con las secretarías de Cultura federal y local, pero hasta ahora, ninguna de esas propuestas ha prosperado.
Los meses siguieron transcurriendo y la crisis financiera puso al borde del colapso a muchos teatros. De modo que ya no sólo pedían apoyos, también hubo teatreros que comenzaron a discutir acerca de las fuertes restricciones que existían para subir el telón. ¿Por qué se podía abrir un restaurante al 30% y un teatro, no?, se preguntaron.
16 MILLONES Requieren los recintos de la Red de Espacios Culturales Independiente s Org anizados para sobrevivir
La Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, les tomó la palabra y anunció que a partir del 27 de agosto, los teatros podrían abrir; el mes pasado sólo dos pudieron hacerlo: El Milagro y Un Teatro. A casi 15 días de la reapertura, muy pocos han conseguido abrir. “No es tan fácil, con ese permiso simplemente nos dejaron a nuestra suerte”, dice Valeria Lemus, directora de El77 Centro Cultural Autogestivo.
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Tan sólo 11 espacios, organizados como Red de Espacios Culturales Independientes Organizados (RECIO), necesitan 16 millones de pesos para seguir existiendo; si no lo consiguen, han dicho, algunos no sobrevivirán. El rescate financiero de la infraestructura teatral del país es, hasta ahora, incalculable.
Hace seis meses EL UNIVERSAL conversó con Elisa Ramos, coordinadora de Foro Bellescene, un espacio dedicado al teatro de cámara, sus dos escenarios son para 50 y 74 personas; entonces, dijo, estaban preparados para estar cerrados un par de meses. Hoy, la difícil decisión de cerrar definitivamente parece cada vez más cerca. Los ahorros se esfumaron y, por las características del espacio, la reapertura es prácticamente imposible.
El grupo Un Teatro fue de los primeros en reabrir y ofrece medidas sanitarias pa ra garantizar la salud del público. En la imagen, una actriz se prepara para la escena. Foto: CARLOS MEJÍA. EL UNIVERSAL
“No podemos abrir, nuestros gastos operativos no se podrían cubrir con un aforo al 30%. Además, las medidas sanitarias que piden son irreales para nosotros. Un escenario nuestro mide 4 por 3 metros, no podría haber distancia para los actores; otro de nuestros foros se llama Primera fila, así que tampoco podría haber distancia con el público. El espacio entre butacas tampoco lo podríamos generar y no podríamos invertir en otras medidas, como el aire lavado”, dice Ramos.
La responsable del Bellescene, respira profundo y sigue: “Nos mantenemos los ocho que trabajamos, pero estamos cobrando la mitad. Hemos tratado de hacer otras cosas, como dar talleres en línea. Si las cosas siguen así, en dos meses nos tendremos que sentar a hablar de un cierre; pero antes de eso, estamos buscando empresas para intercambios, tenemos una donadora para quien nos quiera apoyar. Lo que nosotros necesitamos para estar bien son 120 mil pesos, si pensamos en el resto del año, es más”.
Manuel Palazuelos, director de El Telón de Asfalto, uno de los espacios con mayor aforo dentro de los teatros independientes, es enfático al advertir que el permiso para reabrir fue “precipitado”. “Nosotros podemos tener hasta 250 butacas, pero por las obras que tenemos estamos con 200. Con un aforo al 30% no podríamos, el poco capital que tenemos lo usaremos para sobrevivir los próximos dos meses, si las cosas no cambian, también estaremos en proceso de cierre. Me parece que la autoridad no tiene claro que el proceso productivo de los teatros es muy complejo y no es el mismo para todos. Permitir que abramos no soluciona las cosas”, dice.
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El también productor advierte: “La reapertura fue una medida política que se tomó a partir de presiones, pero es también la respuesta inmediata con la que nos dicen ‘dejen de fastidiar y no hay más opciones para ustedes que esta’. Lo que nos queda claro es que valoran más el Proyecto de Chapultepec para justificar la salida de Los Pinos, que la infraestructura cultural que nosotros representamos”.
Valeria Lemus, coordinadora de programación de El77, advierte que las autoridades tomaron la decisión más sencilla. “No se trataba de permitir la reapertura, se trataba de generar las condiciones necesarias para que los ciudadanos pudieran ir a los teatros. La primera función que se llevó a cabo en un espacio tuvo sólo 17 espectadores porque es el aforo permitido, pero las cuentas no salen. No hablamos de lucrar con el arte, hablamos de vivir de lo que hacemos. Yo tengo los ahorros agotados. Seguimos en semáforo naranja, eso implica que sólo debemos salir a cosas esenciales, entonces ¿podemos o no ir a actividades de esparcimiento? Las decisiones que toman son desfasadas, hay muchos que no podemos abrir por cuestiones económicas. Hace cinco meses propusimos acciones, no pedimos dinero, propusimos ideas concretas. Si bien seguimos en negociaciones, no se han conseguido cosas claras”.
Valeria Lemus, directora de El77, cuestiona las decisiones que tomó el gobierno de la CDMX. Foto: GERMAN ESPINOSA. EL UNIVERSAL
Hay teatros que están a un par de días de su reapertura, como La Titería, liderada por Lourdes Pérez Gay, quien considera que en un momento de crisis como el que atraviesa la humanidad, las sociedades pueden prescindir, con facilidad, del teatro. Por eso, dice, es fundamental estar cerca de la gente. “En México no hay una gran difusión a las artes vivas, además, las pantallas son voraces, y en este momento la gente se ha ido a las pantallas”, ataja.
Pérez Gay, acota: “Los que hemos decidido volver es porque nos interesa el oficio, por supuesto que necesitamos dinero, pero no es lo único que tenemos como prioridad. Nos importa mucho que la gente no se olvide de ir al teatro”.
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La Titería forma parte de la ANTI, algunos de sus miembros ya abrieron, como El Milagro y el Rinoceronte Enamorado. Y, dice Pérez Gay, está prácticamente lista para subir el telón. Para sobrevivir, cuenta, mantienen una obra en línea, han reducido sus sueldos y han dado clases. “Nos mantenemos porque nos pagaron proyectos que nos debían desde 2019, pero el dinero ya casi se nos acaba. No pudimos reabrir de inmediato, pero nos estamos adaptando para iniciar en octubre en nuestro patio”, dice.
"Tuve que prescindir de varias personas y sé que muchas compañías se desmembraron. Abrir significa que empiece la recuperación”
Jéssica Sandoval, directora de Un Teatro
Jéssica Sandoval, directora de Un Teatro, fue de las primeras en reabrir y, dice, han tomado todas las medidas sanitarias para garantizar la salud del público. “El panorama es desolador, pero abrir significa avanzar poco a poco, significa comenzar a generar ingresos, mil pesos en la bolsa es mejor que nada. Yo tuve que prescindir de varias personas y sé que muchas compañías se desmembraron. Abrir significa que empiece la recuperación de empleos que se perdieron”.
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El optimismo de la bailarina, tiene límites: “La oferta cultural que yo tengo no es comercial, sé que nos tomará tiempo recuperarnos. Además, el público todavía tendrá sus dudas, necesitamos que las autoridades nos ayuden con una campaña de difusión. Sé que no tendré ganancias, sé que habrá artistas que no podrán volver, pero para mí era importante recobrar la energía, recobrar fortaleza. Tengo deudas, mantener el espacio me cuesta mucho dinero, pago renta, yo ya estaba en el límite y no tengo las cosas resueltas, pero ya dimos un paso”.