GUADALAJARA, JALISCO.- “Yo cada vez más desconfío de los frutos de las revoluciones armadas, la experiencia es la maestra de todas las cosas”, afirmó el escritor nicaragüense Sergio Ramírez durante una conversación en la que llamó a no perder la esperanza, pues los cambios tienen que darse, y en particular, el cambio natural que tiene que darse en Nicaragua, “es un cambio democrático que nos lleve a una institucionalidad por encima de las personas, no debería haber en Nicaragua una nueva lucha armada, porque de la lucha armada venimos, de toda la sangre que se derramó en 1979 y a lo largo de los años 80, en la guerra civil, deberíamos ensayar un cambio que sea institucional, que nos llevé a establecer la democracia”.
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, donde es uno de los escritores más relevantes de esta edición, el narrador y periodista que está exiliado de su país y vive en España, afirmó que, en el fondo ni Nicaragua ni Brasil, como dos grandes países de la región y grandes economías, les interesa Nicaragua, ni Centroamérica en general.
“Centroamérica tampoco es muy importante, Centroamérica no está en las prioridades diplomáticas de estos países, ni para Brasil ni para México, la única prioridad que hay es lo que se refiere a la migraciones, obviamente, porque sí ese es un factor constante de irritación que es a través del territorio centroamericano que están llegando las migraciones, no sólo de centroamericanos, sino de haitianos, de cubanos y de africanos que vienen desde Senegal y de otros países de África tratando de entrar a Estados Unidos y la gran frontera crítica está en el Suchiate entre Guatemala y México, ese me parece que es el factor de política exterior más importante que vincula a México con Centroamérica”, dijo Ramírez.
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En conversación con David Maciel, editor de la edición en México del diario "El País", Sergio Ramírez apuntó que la situación de la libertad de prensa en Centroamérica es la más crítica de toda América Latina por donde por donde se le mires, en Nicaragua no queda un solo período escrito, pues incluso, el diario "La Prensa", que era el único periódico que se imprimía, fue cerrado, confiscado, sus maquinarias secuestradas.
“El país se informa desde fuera a través de las redes sociales, todos los periodistas están fuera, en España, México, los corresponsales de estos medios funcionan de manera anónima y clandestina, esta es una prensa totalmente en el exilio, luego en El Salvador ya tenemos el caso de El Faro que ahora funciona desde Costa Rica, no puede funcionar dentro del Salvador”, señaló el narrador durante la charla donde abordó las dictaduras en los gobiernos de Centroamérica y su impacto en las manifestaciones literarias.
Dijo también que la realidad social no la cambia la propaganda, que a la larga, la lucha entre realidad social y propaganda la termina ganando la realidad social, es decir, no es suficiente el carisma, y puso como ejemplo al presidente Bukele. “Podemos reconocer que Bukele tiene muchísimo, carisma, muchísima habilidad para presentarse en público, de enseñarte cómo va a funcionar una cárcel súper moderna para 50 mil personas, te puede hacer una superproducción cinematográfica con luces, con sonido, con recursos de drones, de helicópteros para las tomas, pero eso bueno, al fin y al cabo, es una cárcel para encerrar gente”.
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Al final de cuentas, el autor de “Tongolele no sabía bailar” y “Sombras nada más”, reconoció que actualmente la guía está en manos de los jóvenes, porque cada nueva etapa de un país está construida por los jóvenes. “Yo lo primero que le diría a los jóvenes es desconfíen de los viejos que fracasaron, fracasamos en construir el país que quisimos construir, yo creo que seguir insistiendo en decir insistiendo es decir, yo tengo la razón y yo voy a dar la guía para construir este país es demasiado tarde”.
melc