Sergio Pitol siempre admitió, desde muy joven, que su vida era determinante para su literaria. En 1966, al publicar su autobiografía precoz, como lo hicieron otros creadores como Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco, tenía muy claro que hacía una literatura a partir de la experiencia. “Él dice que no puede escribir nada sobre una casa donde no haya estado, sobre unos personajes con quienes no haya hablado, una situación que no haya conocido. La gran magia de Pitol es esta mezcla de realidad y ficción”, dice Noemí Torres Martínez, autora del libro Sergio Pitol: Autobiografía, vida y escritura.
La estudiosa de Pitol plantea en este libro, publicado por la Universidad Autónoma Metropolitana, los encuentros entre su vida y su obra, pero sin querer encontrar una calca de la realidad, más bien detectando la mezcla con la ficción. “Que no se tome su literatura como una calca de la realidad, hay que ver el trabajo que hizo con eso, la forma posterior que le dio, la ficción que le agregó”, señala Nomeí Torres Martínez.
La maestra en Letras asegura que la última fase de la creación de Sergio Pitol es donde está más presente el género autobiográfico y crea una particular manera de hacer la autobiografía. “Conocía todas estas teorías inglesas y francesas, pero él decide perfilar su autobiografía mediante las etapas creativas; es decir, en lugar de explicar quién es él, se interesa por decir cómo es él, cómo llegó a ser el escritor que es, cómo empezó a escribir cuentos, dónde lo tomaron esas circunstancias, las anécdotas que tuvo que vivir porque incluso intentó ser poeta”, asegura.
Por eso, en sus últimos libros, El arte de la fuga, El mago de Viena y El viaje, es donde es más palpable su presencia. Asegura la estudiosa de Pitol que “se convierte en personaje”.
Sergio Pitol: Autobiografía, vida y escritura es una revisión profunda a los 33 relatos breves que escribió, a cinco novelas y a todos los libros que fueron escritos por el Premio Cervantes en ese género híbrido, que transcurre entre la autobiografía y la ficción. Dice Torres Martínez que lo que no tiene muy conocido son todos los ensayos que Pitol escribió para revistas y suplementos. Y que no se adentró en su obra de traductor o en su labor como editor; se centró en la narrativa a partir de su tesis de maestría en Letras, donde tuvo como tutora a Luz Fernández de Alba, gran amiga de Pitol; un repaso en el que fue importante Anamari Gomís, otra escritora cercana al narrador.
“No nos conformemos con rastrear el dato biográfico, eso no es lo más valioso, sino cómo Sergio Pitol lo convirtió en una obra artística”, concluye Noemí Torres Martínez.