Más Información
Derrota de México en disputa por maíz transgénico contra EU; estos son los argumentos de Sheinbaum y AMLO para prohibirlo
Óscar Rentería Schazarino, ha operado contra CJNG, Viagras y Templarios; es el nuevo secretario de Seguridad en Sinaloa
Claudia Sheinbaum pide respeto para Maru Campos; gobernadora anuncia acuerdo para transporte público
Claudia Sheinbaum anuncia los Centros de Cuidado Infantil en Chihuahua; inaugura hospital en Ciudad Juárez
yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
En junio pasado, 140 promotores y creadores fueron seleccionados para trabajar en Semilleros creativos, que es uno de los ejes de Cultura Comunitaria, el programa insignia de la Secretaría de Cultura —al que han destinado 400 millones de pesos—. Aunque la dependencia federal asegura que es un programa dotado de “un plan estratégico con enfoque comunitario”, docentes de las escuelas de formación artística del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) cuestionan la falta de estrategia y la planeación de esta iniciativa federal.
El proyecto que reporta que entre el 11 de junio y el 6 de septiembre ha atendido a 9 mil 200 personas a nivel nacional emprendió sus tareas sin convocar ni aprovechar la experiencia del Instituto Nacional de Bellas Artes, que es el encargado de la formación artística en el país y que tiene alrededor de mil 800 docentes en sus diferentes escuelas.
Barajas asegura que no es que ellos se crean los únicos especialistas, pero cuestiona la falta de planeación y estrategia de los Semilleros creativos, se pregunta ¿quiénes son los especialistas que dirigen estos programas?, ¿quién los define? sobre todo cuando los docentes del Instituto tienen formación, experiencia frente en las escuelas de formación artística en niños y jóvenes, “pedimos que no demeriten nuestros estudios, nuestra trayectoria, nuestra formación profesional. No es que yo lo sepa todo, pero debe haber un trabajo colegiado”.
Otros docentes, que son creadores y artistas con larga experiencia en el campo de la danza y la música, como Andrea Zavala y Yazmín García, señalan que un programa de formación artística que no se sustenta en lineamientos, directrices y estrategias pedagógicas no funciona, más aún si sólo impactan a las comunidades con espectáculos y eventos culturales pero no propician una formación artística.
Los argumentos. Ante la solicitud de información sobre los Semilleros Creativos, la Secretaría afirma que este eje del programa de Cultura comunitaria promueve la participación infantil y juvenil a través del arte y la cultura, trabajando en un modelo de formación artística comunitaria con un enfoque de derechos.
“Dentro del diseño del modelo de Semilleros Creativos se contemplan diversos componentes que conforman el plan estratégico con enfoque comunitario: Huellas comunitarias; Asambleas infantiles y juveniles; Aeropuerto de saberes; Viveros creativos y Tiempos de cosecha”, señala la dependencia que asegura que trabajan con las comunidades de lunes a viernes, de dos a cuatro horas diarias y que el equipo de trabajo en cada comunidad está conformado por docentes de la disciplina artística y personas promotoras de participación infantil y juvenil.
Sin embargo, Andrea Zavala, quien tiene 25 años de experiencia en la docencia, señala que, hasta donde sabe, Semilleros Creativos no se rige por un programa metodológico: “No se forma en el arte a partir de una presentación, tienen que estar muy claros los objetivos y la misión del proyecto, decir si quieren hacer una labor educativa, creativa, artística en comunidades o si sólo quieren llevar el espectáculo o el entretenimiento artístico a las comunidades; son dos cosas diferentes”.
A la maestra y coreógrafa le parece un error que busquen a los artistas, a los coreógrafos, a los bailarines, pero no a los docentes, pues no saben que la gran mayoría de los que imparten clases también son coreógrafos, bailarines, músicos. “Que nos hemos dedicado además de la creación, a la docencia”.
La Secretaría de Cultura defiende su proyecto, asegura que Semilleros creativos trabaja a partir de actividades de vinculación con escuelas y centros comunitarios. “Una vez instalado el Semillero se establece un proceso de enseñanza-aprendizaje para niñas, niños y jóvenes que irradiarán con su actividad a un conjunto comunitario más amplio e intergeneracional, a partir de los diversos componentes del modelo”.
Asegura que es un modelo de trabajo permanente, “contamos con un calendario anual que se compone de tres trimestres y un curso de verano. Sus actividades se desarrollan de lunes a viernes de dos a cuatro horas diarias, preferentemente en horarios vespertinos para promover el uso creativo del tiempo libre”. Y para los docentes se llevan a cabo procesos de formación y capacitación en temas específicos relacionados con metodología —docencia y enfoques pedagógicos—, en derechos de infancias y juventudes, participación infantil y juvenil, desarrollo cultural comunitario, construcción de ciudadanía y cultura de paz.
Sin embargo, Carlos Barajas ve una disociación en los Semilleros y pide que la Secretaría de Cultura muestre cuál es el proyecto, cuáles son los objetivos, cuál es la planeación, cuál fue la capacitación, cuál es la perspectiva en cuanto a los derechos culturales.
Andrea Zavala dice que se requiere de cierta sistematización, de metodología, pues la formación no se hace por intuición: “El INBA tiene la parte de formación, de educación en varios niveles, pero no fue requerida para dicho programa”.