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A lo largo de 50 años de carrera académica e intelectual, en total medida hecha en la UNAM , Carlos Martínez Assad ha andado varios caminos de la investigación y la divulgación. Desde la sociología, carrera hecha en la UNAM --donde actualmente es investigador emérito del Instituto de Investigaciones Sociales--, con doctorado en la Escuela de altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París, Francia, ha sabido desarrollar otras facetas como historiador, regionalista, migrantólogo, estudioso del Medio Oriente, novelista, cinéfilo y conocedor de la Ciudad de México.
Su perseverancia en esos y otros aspectos de la investigación como buscador de imágenes y por supuesto sociólogo fueron resaltados por sus pares, alumnos y colegas hace unos días durante una jornada intensa organizada por la UNAM, el Instituto de Investigaciones Sociales y el Centro de Estudios de Historia de México de la Fundación Carlos Slim donde se analizaron las facetas múltiples del investigador, académico e intelectual en lo que llamaron “Mil y un caminos, una sola vocación”.
Su obra en todas esas áreas de trabajo ha quedado en decenas de libros y trabajos de investigación, desde obras individuales y colectivas para la academia, hasta materiales de divulgación histórica y social para adultos y niños, pero también en novelas y relatos de difusión histórica.
El investigador y ensayista nacido en Amatitán, Jalisco, el 19 de octubre de 1946, asegura en entrevista con EL UNIVERSAL que sin duda la sociología fue una puerta que al abrirla le permitió encontrar varias sorpresas pero sobre todo entender que lo social estaba presente en todas partes.
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“Me gusta ejemplificarlo con una lectura como la de ‘Los Miserables’ de Víctor Hugo , que nos daba un cuadro social imprescindible de lo que era Francia en los siglos que retrata, cómo la sociedad estaba organizada en grupos sociales, en clases y cómo lo social podía ocupar una parte fundamental de procesos que generalmente se atribuían solamente a las decisiones políticas, pero no, lo que permite también y de lo que uno va dándose cuenta a través de las lecturas, es como hay una dinámica social que no responden necesariamente a los dictados de una autoridad sino que tiene sus propias dinámicas”, señala el doctor Martínez Assad.
Martínez Assad dice que esa misma expresión tan amplia de la sociología y de lo social se expresa muy claramente en otra obra literaria de enorme importancia como “Guerra y Paz” de León Tolstói , que es un cuadro de la Rusia en el momento de la invasión napoleónica.
“Esa misma densidad de lo social aparece en sociólogos como el francés Pierre Bourdieu que en su libro ‘La miseria del mundo’ da un cuadro absolutamente impresionante de lo que significa estar en la sociedad, de todos sus matices, diversidades, riqueza que encierra toda esa diversidad. Además la ventaja de realizar estudios de doctorado en el extranjero me permitió seguir de cerca a otros pensadores con los que entendí cuáles eran las dinámicas de los movimientos sociales, sus objetivos y sus instrumentos para llevar a cabo las luchas de las que estamos llenos en México y que debemos estudiar para entender cabalmente a la sociedad”, señala Martínez Assad.
A partir de esa mirada mundial y de su propia observación de los acontecimientos de la sociedad en México, y de los distintos movimientos sociales, el autor de “Tabasco, entre el agua y el fuego”, “Los libaneses en el cine mexicano” y “En el verano, la tierra” asegura que por ejemplo, una “desviación” en México es a veces considerar que los únicos movimientos que tienen validez son los de la izquierda y pues no.
“Los movimientos sociales de los grupos conservadores, los movimientos de la derecha han sido muy importantes en nuestro país y en el mundo, y ha sido muy difícil abordarlos; por ejemplo la Cristiada, es un movimiento conservador pero ante todo es un movimiento muy social, que lo teníamos como oculto; sucedió con el sinarquismo igualmente, otro movimiento muy de derecha, que sin embargo aglutinó a mucha gente y que tuvo implicaciones importantes sobre todo en el bajío mexicano”, señala el investigador de la UNAM.
Esa mirada tan amplia que han tenido sus estudios dan cuenta de cómo lo social está en todas partes y cómo puede darle sentido a la comprensión de una sociedad, y que eso es fundamental para demostrar que las decisiones políticas se toman más bien así viendo la política exclusivamente, “a veces se considera que hay que ganar ciertos decretos porque esta es una lucha política, en lugar de decir esta lucha política es para decidir que para la sociedad esto es o no importante”.
Su método a lo largo de estos 50 años de carrera, que han sido bien productivos y diversos, ha sido siempre pensar que en lugar de usar los conceptos más rimbombantes y los que están más de moda en los estudios académicos, porque están destinados a desaparecer cuando son conceptos muy complicados, “opté siempre por pensar que la mejor manera de expresarse era la más sencilla posible; era la intención de no insistir en conceptos muy complicados que primero el lector tiene que revisar el diccionario para entender qué quiere decir eso y que le impide entender de qué se venía hablando”.
Desde esa mirada ha generado un mosaico “muy abigarrado de varias facetas que me han interesado y que curiosamente mantengo casi todo el tiempo”, dice Martínez Assad, salvo algunas cuestiones que dejaron de ser de su interés como la cuestión electoral, la sucesión presidencial en México, los problemas municipales y la participación ciudadana.
Pero sigue muy interesado en el problema de las migraciones, pero no de expulsión sino de los inmigrantes que vinieron de otros países y se quedaron en México y que le dieron al país una diversidad cultural que se opone a los cánones establecidos; pero también el tema de las regiones de México, “libros que tienen que ver sobre cómo fue la Revolución Mexicana según las regiones” y en las que están sus trabajos sobre Tabasco, Jalisco y San Luis Potosí.
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Así como el tema de las religiosidades que tanto le ha interesado y que habla de la diversidad en México, “en los años 90 estábamos ya ante el surgimiento de una diversidad religiosa en el país pero se había mantenido oculta por la dificultad de entender que la cultura católica iba siendo desplazada, claro que la mayoría de la población es católica sin embargo esa diversidad ocupa ya el 30% de la población del país lo cual es un cambio muy fuerte en apenas 30 años”.
Además está su interés por Medio Oriente, una zona siempre conflictuada con dificultades para salir de los problemas en los que se ve inmersa, “ahí sigo con propuestas editoriales que siguen en fila para ser publicadas”; y ha podido materializar un interés que le viene desde la infancia: el cine y allí ha realizado varios trabajos sobre cine mexicano.
“Hay varios proyectos pero la pandemia es el pretexto perfecto para que varias editoriales digan que están muy difíciles las condiciones, lo cual es cierto aunque no completamente; en todo caso ha sido el motivo perfecto para decir ‘vamos a tardar un poco’ pero la esperanza muere al último, así que seguimos muy interesados en muchos de estos procesos y pensando que mientras la UNAM apoye estas iniciativas seguiremos teniendo interés por la investigación por abordar cada uno de estos problemas por convencer a más alumnos que aborden estos temas, sigo en la dirección de tesis, en cursos, y quiero continuar hasta donde el cuerpo aguante, como dice el dicho popular”, concluye el intelectual.