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Al igual que el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer y el antropólogo Juan Manuel Sandoval, el historiador del INAH Felipe Echenique recorrió parte del tramo 7 del Tren Maya (Bacalar-Escárcega), donde constató la destrucción de zonas de monumentos arqueológicos y vestigios patrimoniales, hechos que denunció a las autoridades del INAH y a su director, Diego Prieto.
A propósito de la entrevista al director de Salvamento Arqueológico del Tren Maya, Manuel Pérez Rivas, publicada en esta sección el 16 de agosto pasado, y en la que el funcionario no desmiente ni descalifica la destrucción de patrimonio en los trabajos de la obra ferroviaria, Echenique escribió sus opiniones y recuerda lo que vio en la Península de Yucatán durante diversos recorridos.
En entrevista, el historiador apunta que lo que más le asombró al recorrer el tramo 7 fue que gran cantidad de los arqueólogos encargados de frentes eran pasantes. “Lo que más me sorprendió fue la poca cantidad de arqueólogos recibidos que vi; recorrí casi mil kilómetros de toda la obra y vi algunos pasantes de Arqueología, unos de la ENAH, otros de la Universidad Veracruzana, otros me dijeron que apenas si sabían de salvamento, que no sabían del todo lo que hacían, pero que tenían que comer. Me pareció increíble”, narra.
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Felipe Echenique rememora que los trabajos de salvamento arqueológico en su mayoría han sido polémicos, ya que los vestigios arqueológicos son considerados bienes nacionales por ley, por lo que resulta difícil su manejo y su estudio.
El especialista del INAH agrega que el Tren Maya no ha sido el único caso en el que denunció la destrucción del patrimonio.
“La ley dice algo, referente al manejo del patrimonio, pero la gente es laxa con su lectura de la ley. En 1996 tuvimos un conflicto con algunos arqueólogos porque destruyeron bienes nacionales en diversos frentes, ellos sabían de esa destrucción. Pérez Rivas afirmó que alguien debía hacer ese trabajo, no, el INAH tiene un trabajo que hacer, tiene normativas, pero no lo hace bien”, expresa Echenique.
Apunta que, ante los daños al patrimonio, los arqueólogos y especialistas deben alzar la voz contra las autoridades, incluso la Presidencia. “Desde 2018 le dijimos a Diego Prieto lo que podría pasar, que se debían hacer estudios claros y bien elaborados de prospección, pero insistió en que se llevaría a cabo un salvamento, y hoy ya conocemos la consecuencia de eso. Se impuso la voluntad de un déspota en el Tren Maya ante los quehaceres de nuestra institución”.
Ante las declaraciones de funcionarios que afirman que sólo un arqueólogo puede dar fe de la destrucción de bienes arqueológicos, Echenique responde que es cuestión de sentido común identificar un daño así. “No necesitas ser un arqueólogo para darte cuenta de la magnitud de los daños, por ser bienes públicos, la gente común puede denunciarlo, pero no necesitas una especialidad, las fotos y la evidencia están ahí, las exhibimos”, concluye.