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Buscó durante años los límites del deseo en retratos y desnudos y, cuando acabó, había transformado para siempre la fotografía. El estadounidense Robert Mapplethorpe , obsesionado con demostrar que la atracción carece de normas, muestra ahora sus hallazgos en su primera retrospectiva en Portugal.
"Incisiva, vasta, provocadora e inmensamente influyente"
, son algunas de las advertencias del Museo Serralves de Oporto al público antes de que se adentre en la muestra de Mapplethorpe (1946-1989), quien consiguió que la fotografía de estudio compitiese con las pinturas y esculturas en la exigente categoría de obras de arte.
Mapplethorpe fue un artista polémico que empezó experimentando en el Nueva York de los setenta -donde convivía con la cantante Patti Smith- con las ya icónicas polaroid y que acabó escandalizando a medio mundo con desnudos contrarios al canon imperante que, además, acometían prácticas sexuales fuera de lo considerado común.
De todo ello se da buena cuenta en la muestra portuguesa, que despliega 170 obras que no huyen de ninguna de las polémicas que marcaron la carrera del estadounidense y que también descubren sus mayores debilidades.
Por ejemplo, su deterioro físico a consecuencia del sida, que le obligó a dejar de lado sus sesiones con modelos para empezar a fotografiar objetos inanimados, en especial flores, con los que no suponía un problema cancelar la cita cuando la debilidad física le arrasaba.
Mucho antes de eso, Mapplethorpe fue uno de los retratistas de moda en la gran manzana: además de Smith -la imagen que le tomó fue utilizada por la cantante como portada de su disco "Horses"-, inmortalizó en los setenta y ochenta a celebridades como Arnold Schwarzenegger, Richard Gere o Susan Sarandon .
Hombres y mujeres deseados por el gran público, en suma, a los que contraponía los retratos de anónimos con cuerpos contrarios a la heteronormatividad vigente, pero que también podían inspirar deseo: ancianos, mujeres musculosas o con sobrepeso, adolescentes punk.
Todos los cuerpos podían generar atracción, que no era peligrosa, una idea que el fotógrafo se afanó en demostrar centrándose en los cuerpos de hombres negros.
Es un aspecto en el que el Museo Serralves incide, porque ocupa gran parte de la producción de Mapplethorpe, quien refleja en sus instantáneas cómo en el último cuarto del siglo XX estos hombres eran estigmatizados como transmisores de enfermedades de transmisión sexual e imanes de violencia.
En su afán por desterrar esta idea la exposición de Oporto sube tanto de tono que a la entrada de dos de sus salas se advierte de la "dimensión provocativa y el carácter eventualmente chocante de la sexualidad contenida en algunas obras expuestas", que no pueden ver menores de edad.
Quedan recogidos aquí actos sexuales explícitos que provocaron una revolución cultural en su tiempo y que catapultaron a Mapplethorpe como uno de los artistas más sexualizados de su generación .
Pero su innovación va mucho más allá del deseo, aunque este sea omnipresente; el estadounidense llevó a la fotografía temáticas hasta ese momento no abordadas con sus desnudos y retratos, en los que consigue construir una sensación de espontaneidad.
Las 170 imágenes de Mapplethorpe,
que concluye con un autorretrato en el que el artista sostiene un bastón con calavera en alusión a su inminente muerte, pertenecen a la Fundación Robert Mapplethorpe y podrán verse desde hoy hasta el próximo 6 de enero.
akc