Sharjah, Emiratos Árabes Unidos.- Por sus ilustraciones para el poema de Alfonso Reyes, “Sol de Monterrey”, Santiago Solís ganó una mención honorífica del Premio de Ilustración de literatura infantil de Sharjah, que se entrega en los Emiratos Árabes Unidos. Así es como el ilustrador no sólo lleva a tierras árabes el sol de Monterrey, sino también otros guiños regios: la paloma de Juan Soriano en el Museo MARCO, la foto de la fuente de Neptuno, el retrato de una jugadora del equipo Tigres, esculturas de acero y una alusión a los murales de la UANL.
El originario de Durango cuenta que el poema lo eligió, porque ha tenido una larga relación con el texto que considera atemporal, pues por años lo estuvo usando como herramienta para sus clases. Fue en 2023 cuando la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) lo invitó a ilustrar esta obra del escritor regio para publicarlo en un libro.
Las 13 ilustraciones que conforman la publicación fueron pintadas a mano, con acrílicos y al final Solís agregó uno que otro detalle digital. Para el ilustrador, esta técnica permite que su trabajo tenga más esencia, un elemento que, con todo y las prisas de la industria editorial, se aferra a conservar.
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“La Universidad se comprometió con el tiempo. Yo les dije que quería hacerlo pintado y ellos me dieron el espacio para acabarlo sin que sea una cosa correteada. Uno pinta con errores, es decir, hay una cosa del azar que ocurre cuando uno trabaja con pintura, es como un objeto vivo, y esto sólo se puede lograr con tiempo. Cuando las cosas son muy rápidas, uno acaba haciéndolo digital y acaba perdiendo cierta materia, se vuelve más frío, para mi gusto”, explica Solís sobre su proceso.
El mexicano, aunque aprecia los beneficios de hacer ilustración digital, considera que puede orillar a crear imágenes repetitivas, pues se tienen acceso a las mismas herramientas y efectos en los programas. También considera que ahora con la Inteligencia Artificial aumentará la homogeneización del estilo y recortará los tiempos de entrega de los proyectos. “Creo que puede ser peligrosa la IA porque va a eliminar mucho de la esencia que tenemos de identidad de zona (como ilustradores mexicanos) para hacer un estándar”, reflexiona el mexicano.
El tiempo y el trabajo a mano son elementos que a Solís le gustaría defender, como miembro del gremio de ilustradores en México, así como la actualización de los tabuladores de pago.
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“Creo que falta en México un poco menos de prisa. Platicando con otros ilustradores puedo ver que los tiempos en México sí son muy cortitos. En España les dan cuatro o cinco meses para sacar un proyecto, ojalá pudiéramos trabajarlo en equipo y decir (a las editoriales): bueno, no me des cinco meses, pero sí cuatro. Lo otro es el pago porque desde hace un buen rato no se han movido los tabuladores y ahora con la inflación ya no es el mismo dinero. Creo que hace falta que como gremio platiquemos las partes y digamos hacia dónde queremos ir juntos”, plantea Solís.
Sharjah y la ilustración mexicana
Aunque la Feria del Libro Infantil de Bolonia se mantiene como la reina de los encuentros literarios de los ilustradores a nivel internacional, Santiago Solís explica que entre mexicanos ha ido en aumento las ganas de participar en el Festival de Lectura Infantil de Sharjah, organizada por la Autoridad del libro (oficina del gobierno de Sharjah dedicada al sector editorial).
“Tiene su lado misterioso por ser de Medio Oriente. Tenemos una distancia geográfica tan grande por un lado y por otro lado los mexicanos que vienen a la feria cuentan que se la pasaron muy bien al conocer una cultura tan diferente a la nuestra. Construimos ciertos puentes (entre los países), porque ha pasado de boca en boca entre los ilustradores”, cuenta Solís, quien agrega que en la organización del premio árabe se puede ver que hay un “cariño” a la labor del ilustrador. Esta es la tercera vez que el mexicano expone en el Pabellón de Ilustración Infantil, pero es la primera vez que gana un reconocimiento y la visita.
México también tenía un premio a la ilustración de libros infantiles, se trataba del Catálogo de Ilustradores de Publicaciones, que era a nivel nacional y se entregaba en la Feria del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), pero que en este sexenio se perdió.
“Era un espacio bonito para la formación y motivación. Desafortunadamente con el cambio de gobierno eliminaron el premio y con la eliminación del premio se perdió un espacio preponderante en la Feria, porque también se exhibían las ilustraciones y había actividades de profesionalización, que permitía conocer a ilustradores de Italia, China y Japón y ayudaban a que uno mejorara su técnica y era algo que abría carreras. Creo que, del lado de las instituciones, es algo que debería volver. Esperemos que con el cambio de gobierno se pueda platicar y volver a eso”, concluye Solís.
melc