Más Información
Comisión del INE aprueba recorte para organizar elección judical con 6 mil mdp; ajustan actividades de bajo impacto
Llega Navidad para choferes y repartidores; publican en el DOF decreto para derecho a seguro médico, indemnización y utilidades
Continúan la fiesta de Navidad en cantinas de la CDMX; "estoy pedísimo, pero a gusto y disfrutando", relatan
GUADALAJARA, JALISCO.- “Ojalá que no tengamos que esperar 80 años otra vez, para que otra escritora forme parte del Colegio Nacional y ojalá que estas puertas que se van abriendo continúen abiertas, que no se crea que ya somos muchas, ‘ya les ponemos mucha atención’, ‘ya quieren estar en todos lados’, ‘siempre están hablando’. No es cierto, seguimos siendo desgraciadamente muy pocas”, aseguró Cristina Rivera Garza durante la presentación de su libro “Escribir con el presente: archivos, fronteras y cuerpos”, su discurso de ingreso a El Colegio Nacional.
Durante la presentación del libro en el que la investigadora mexicana Alina Peña dijo que con el ingreso de Rivera Garza a esa institución “la literatura mexicana permite romper sus fronteras territoriales, es decir, reconocer que la literatura de México sobre México se escribe más allá de sus límites geográficos”, la propia Cristina aseguró que hay muchas mujeres que “seguimos muchas produciendo este trabajo minucioso, relevante, político, estético con el lenguaje”.
Lee también: UNAM lanza Filuni y Fiesta del Libro y la Rosa 2024
Al presentar su libro en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Cristina Rivera Garza aseguró que hay muchos escritores y escritoras que admira, pero para ella era muy importante entrar a El Colegio Nacional de la mano de José Revueltas, “que entre otras cosas ha sido nuestro gran desobediente, nuestro gran escritor en la resistencia y en la contestación”, y de la escritora chicana Gloria Anzaldúa, “yo que he vivido tantos años en Estados Unidos, ya más de 30 años, es una presencia necesaria, es una presencia urgente su palabra, nos ha enseñado a leer a la frontera y a lo fronterizo de maneras contemporáneas y de maneras extremadamente relevantes”; también lo hizo de la mano de su hermana Liliana Rivera Garza, quien fue víctima de un feminicidio.
La autora de “El invencible verano de Liliana” aseguró que desde El Colegio Nacional, están repensando críticamente México más allá de los límites geográficos reconocidos por el Estado Nación, “todo el mundo sabemos que Los Ángeles es la segunda ciudad más grande de México, entonces tenemos que ir más allá, este México de afuera, son los múltiples Méxicos que seguimos viviendo el día de hoy y que creo también tienen que tener un lugar en El Colegio Nacional”.
Lee también: Rinden homenaje a Raúl Padilla López, el hacedor de sueños y fundador de la FIL de Guadalajara
De ahí que anunció que el próximo 5 de diciembre iniciará un ciclo titulado “Escritoras latines” tratando de traer la conversación de lo que puede considerarse de afuera, aunque realmente está dentro. Un ciclo que comenzará con la escritora latine Raquel Gutiérrez, hija de padre salvadoreño, madre mexicana, criada en Los Ángeles, poeta y ensayista que vive en Arizona, y que, sin embargo, dijo Rivera Garza, forma parte de este magma de esta energía que también nos hace decir México y el español y más allá de México pero también dentro del español.
“Ahora ya no se dicen latinas se dicen latines y yo tengo que ser muy respetuosa del lenguaje inclusivo. Yo tengo alumnos a quienes esto les importa mucho, para quienes el uso de los pronombres no es nada más una superficialidad, de moda, que tiene que ver con heridas profundas y con posicionamientos personales y políticos, entonces yo sí les digo escritoras latines con mucho respeto y con mucho, cariño, y sí apoyo este uso del lenguaje inclusivo”, afirmó.
Lee también: La figura de Pancho Villa, a debate en la FIL Guadalajara
Alina Peña, por su parte, dijo que particularmente desde hace diez años ¿, con “Cuerpos indóciles”, Cristina Rivera Garza ha permitido que la escritura se implique con toda su materialidad para reconfigurar su ejercicio, “pensar desde el dolor social las heridas y las máquinas de producción de muerte, frente a esta necromáquina, como Rosana Reguillo conceptualiza la violencia contemporánea, emergen las contramáquinas, esas necroescrituras en palabras de Rivera Garza, que buscan la disposición sobre el dominio de lo propio, es decir el cuestionamiento de la figura de autor y del arte como producto de una genialidad individual y única, pero también los modos de circulación, las formas de producir relatos”.
La profesora-investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), aseguró que Rivera Garza lleva a explorar el adentro y el afuera de la escritura, a cuestionar sus complicidades, materialidades, tecnologías y a convocar una multiplicidad de voces que en diálogo y tensión y modos de estar frente a la catástrofe.
melc