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“Romper malas interpretaciones, abrir nuestro pasado y compartir con los demás lo que perteneció a todos en una época y que está para servir al presente, esa es la aportación museográfica mexicana”, era una de las frases del museógrafo Miguel Ángel Fernández Villar —quien murió el pasado 12 de julio—, cuya trayectoria fue recordada y celebrada en un homenaje realizado ayer en el Museo Nacional de Antropología (MNA).
En el evento, en el que participaron autoridades culturales, como la secretaria Alejandra Frausto, el director del INAH, Diego Prieto, expresó:
“Hoy sin duda es un día de luto para la museografía mexicana, se va alguien que pudo hacer de esta disciplina algo que cristaliza y muestra la memoria, los sentidos, la diversidad, la creatividad del ser humano. Hoy el INAH pierde un baluarte; fue un constructor de equipos, alguien que difícilmente buscaba el crédito personal y que insistió en que el trabajo debía ser colectivo y como institución”.
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Fernández Villar tuvo una trayectoria de 51 años, durante la cual fue partícipe de la construcción de más de 20 museos en el país, así como en la coordinación de cientos de exposiciones incluso internacionales; defendía la importancia del arte y la cultura prehispánica como bienes históricos que deben ser resguardados como patrimonio de la humanidad y tenía el objetivo de enriquecer la memoria de la sociedad.
“Me dio una enorme satisfacción personal cuando logramos poner una exposición prehispánica en el Museo Nacional de Atenas. Era parte de cortar con esta corriente nefasta que decía que las culturas originarias eran comparables con el eurocentrismo. Vale la pena acercarlas a cualquier otra contribución del resto de la humanidad”, dijo el museógrafo en alguna entrevista que se compartió en el evento.
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En el homenaje también estuvo su familia, Carla Fernández, hija de Fernández Villar, rememoró el trabajo de su padre. “Los museos y las zonas arqueológicas de México eran y seguirán siendo parte de nuestra historia familiar; tuve un padre que manifestó su amor por México de una manera especial e inclusiva. A través de sus exposiciones mostró la grandeza de las civilizaciones precolombinas, así como del México colonial e independiente, mi padre vivió para la inconmensurable calidad estética y cultural del arte de nuestro país”, recalcó.
Por su parte, Frausto dijo: “Su museografía no era anónima ni invisible, era generosa con los tesoros de esta civilización y con las audiencias”.
Diego Prieto
Director del INAH
“Se va alguien que pudo hacer de esta disciplina algo que cristaliza y muestra la memoria, los sentidos, la diversidad, la creatividad del ser humano; un baluarte”
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