Las tres piezas que conforman el programa "Primavera Sinfónica" de la Orquesta Sinfónica de Minería: "Cuauhnáhuac", de Silvestre Revueltas; "Concierto para violonchelo" de Edward Elgar, y "Cuadros de una exposición", de Modest Músorgski (en la versión que orquestó Maurice Ravel), serán interpretados el 22 y 24 de marzo; la primera fecha, en la Sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), a las 20:00 horas; la segunda, en el Centro Cultural Teopanzolco en Cuernavaca, Morelos, a las 19:30 horas.
Sobre esta segunda sede, el director artístico de la Sinfónica de Minería, Carlos Miguel Prieto, señala que el auditorio del Centro Cultural Teopanzolco es pequeño, pero funcional para una orquesta. "Incluso con la Sinfónica Nacional hicimos la "Quinta" de Mahler. El auditorio está muy bien localizado para la gente de Cuernavaca y tiene un buen estacionamiento", dice.
Sin dejar de lado que mes a mes, principalmente durante el verano, la Sinfónica de Minería tiene una presencia sólida en la Ciudad de México, ciertos recintos en Cuernavaca y León han sido identificados por la orquesta como sedes alternas, Estados donde se han presentado con éxito y que funcionan porque el recibimiento del público es entusiasta y favorable. "Son lugares naturales para la Sinfónica de Minería; también estamos pasando conciertos en el auditorio de la Anáhuac en la Ciudad de México".
Los programas, continúa el director, son una combinación entre lo que le interesa a la orquesta y a los presentadores, que en este caso corresponden a la Sala Nezahualcóyotl y al Centro Cultural Teopanzolco. Por lo común hay una "obra ancla" que, en este programa, fue "Cuadros de una exposición"; pieza esencial y una de las favoritas del público de orquesta de Músorgski, abunda. "Es una obra que no hemos hecho en mucho tiempo y justo por eso es el ancla del programa".
El concierto en Cuernavaca coincide con el esfuerzo que desde hace tiempo lleva a cabo la Sinfónica de Minería para dar a conocer el repertorio de Revueltas. "Se nos ocurrió interpretar ´Cuauhnáhuac´, poema sinfónico que escribió en 1931, justo mientras pasaba unos días en Cuernavaca. Él fue un hombre genial, muy guiado por la inspiración del momento. Ahora tenemos la coincidencia de tocar ´Cuauhnáhuac´ en Cuernavaca".
En la parte de en medio del programa, el "Concierto para violonchelo" de Elgar —precisa Prieto—, está William Molina-Cestari como chelista principal de la Orquesta. "Él es un gran intérprete y pedagogo. Tenemos el privilegio de que toque la parte solista de este programa, tan redondo gracias a que lo integran tres obras geniales y directas. Desde el fondo de mi corazón y de la Orquesta nos morimos por hacer cada una de las obras del programa; sobre todo ´Cuadros´, que no hemos interpretado en mucho tiempo".
El legado de Revueltas
Prieto cuenta que, además de que la Sinfónica de Minería lleva un tiempo programando habitualmente a Revueltas (el año pasado la Orquesta tocó "Sensemayá", "Redes" y "La noche de los mayas"), el plan es grabar todas las obras del compositor nacido en Durango y darle énfasis a las que menos se tocan.
"Para nosotros, Revueltas es un artista fundacional mexicano, al que reconocemos por el valor de todo lo que escribió. Queremos grabar sus obras importantes. Tenemos relación con la familia de Revueltas y estamos tratando con gente que conoce bien su vida, como Roberto Kolb, quien ha pasado gran parte de su trayectoria estudiándolo y es un poco nuestro asesor".
Revueltas, cuenta, vivió pocos años y además de dejar obras muy bien escritas, otras se perdieron, tuvieron diferentes versiones o quedaron inconclusas y alguien más las terminó. "Eso siempre se ha prestado un poco a la polémica de cuál es la versión original de tal o cual obra. En este esfuerzo, nos sumamos para hacer lo nuestro y promover a este grandísimo compositor".
La cuestión, señala, es encontrar a un socio que financie la grabación; casi ningún registro, detalla, gana grandes sumas de dinero. Sin embargo, al proyecto lo sostiene que la Sinfónica de Minería es una institución perfecta para recapitular y grabar la obra de Revueltas. "Tenemos el interés de compañías importantes para hacerlo, pero antes es necesario alcanzar un financiamiento. Esas son las realidades con las que uno se topa en la vida; es lo que hay y todo lo demás corresponde hacerlo con una combinación de amor y gusto".
A lo largo de su carrera, Prieto nunca ha dejado de lado la obra de Revueltas: "No hay nada de él que no haya hecho y también puedo decir que no hay nada que no me haya fascinado lo suficiente como para no decir ´rasquémosle aquí´. Ojalá Revueltas hubiera vivido 80 años, pero, de haberlo hecho, no hubiera sido Revueltas. Él fue un compositor que, en todos los sentidos, le hizo homenaje a su nombre".
Como dato curioso, el director recuerda que su familia decidió llamarlo Silvestre porque nació el último día del siglo XIX, algo que se sabe poco en México. "Nació en una familia que, aunque era de intelectuales, aún seguía siendo bastante tradicional. Su nombre, Silvestre, corresponde al del santo del 31 de diciembre, San Silvestre. Lo que ya fue cuestión de suerte fue su vida revuelta".
Prieto también habla del emotivo epitafio que el poeta Pablo Neruda le escribió y en el que deja ver la admiración y el impacto que él, hombre disipado y genial, tuvo en los intelectuales y artistas de su tiempo.
Una peculiaridad de la obra de Revueltas es que los músicos de México saben cuál es la manera para interpretar ciertas piezas. Una manera —concluye— local y tradicional que sólo se adquiere a partir de la subjetividad de la cultura y que quizá no podría ser captada por un músico en Finlandia, por ejemplo. "Cuauhnáhuac combina la parte intelectual con la popular de una forma única. Revueltas escribía suponiendo que los músicos sabían el estilo correspondiente, algo que él no plasmó en sus partituras. Los músicos mexicanos son el instrumento perfecto para tocar su obra, ya que entienden lo que está escrito y lo que no".