Con una mayor tecnología y nuevas técnicas para realizar labores de prospección y análisis arqueológico, especialistas del (INAH) y del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) llegaron a la hipótesis de que es posible que, durante la, hace más de 9 mil años, la localidad de , Estado de México, pudo ser una zona donde cazadores y recolectores acamparon y utilizaron los recursos del Lago de Texcoco.

Tal hipótesis es posible debido a los hallazgos de restos de dos de mamuts en Santa Isabel Ixtapan hace más de 60 años, que estuvieron acompañados de herramientas de piedra con huellas de utilización humana. La conclusión toma más fuerza al pensar en los vestigios encontrados de megafauna en Santa Lucia y restos de posibles trampas para mamuts en Tultepec.

Fue durante 2022, mediante un proyecto de investigación liderado por el INAH y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), con apoyo del IIA de la UNAM, que se comenzó a reevaluar el sitio desde los puntos de vista arqueológico, geoarqueológico y paleoambiental.

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Así lo dio a conocer Patricia Pérez Martínez, investigadora del Laboratorio de Tecnología de Cazadores Recolectores de la ENAH, y autora y coordinadora del proyecto “Interacción de Primeros Pobladores y Megafauna en la Cuenca de México”, que reveló que gracias a las nuevas tecnologías se han podido definir nuevas hipótesis alrededor de Santa Isabel Ixtapan.

“Hoy contamos con nuevas tecnologías que nos van a permitir reevaluar el sitio y también hacer una reconstrucción del paisaje para definir cómo ha cambiado y saber si los primeros pobladores no solo aprovecharon la megafauna, sino subsistieron de los recursos del lago”, indicó la especialista.

Pérez Martínez dijo que la primera temporada en campo para los nuevos análisis se efectuó durante 2022, en el lugar exacto donde se halló el segundo mamut hace más de medio siglo.

“Los nuevos análisis apuntan que esta zona se trató de un campamento estacional de cazadores-recolectores, lo cual convertiría a Santa Isabel Ixtapan en la primera evidencia material de la existencia de este tipo de sitios a las orillas del lago de Texcoco”.

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La especialista indicó que esta nueva prospección se hizo con herramientas de tecnología avanzada y pozos de sondeo, además de que se tomaron muestras para estudios de suelo y reconstrucción paleoambiental, con la colaboración de los laboratorios de Geoarqueología y de Paleoambiente y Paleodieta de la ENAH.

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