Después de que ayer en Francia se consumó una subasta de piezas arqueológicas de Mesoamérica, a pesar de los reclamos de autoridades mexicanas, el arqueólogo Leonardo López Luján propuso cambiar la estrategia en el país y hacia el extranjero: aumentar guardianes en todas las zonas arqueológicas, incrementar las penas a los saqueadores y educar a la población sobre la importancia del patrimonio y sus contextos. Planteó además acciones fuera de México como activismo diplomático en organismos multilaterales y cabildeo con legisladores para modificar leyes de importación y venta de patrimonio obtenido ilícitamente. “Para un problema complejo, soluciones complejas”, escribió López Luján en Twitter.

La venta de 39 piezas prehispánicas se consumó y generó una derrama de 2 millones 539 mil euros; en particular, por 29 obras originarias de culturas que habitaron en Mesoamérica se recaudaron alrededor de un millón 200 mil euros, poco más de 31 millones de pesos, de acuerdo con el tipo de cambio actual.

La subasta “Quetzalcoatl: serpent à plumes” fue organizada por la casa Christie’s pese a las denuncias del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ante la Fiscalía General de la República.

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La secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, lamentó en conferencia con medios la venta del patrimonio arqueológico mexicano: “Las piezas se vendieron y eso indigna. Se vendieron incluso las falsas. Tendremos que seguir construyendo, de manera diplomática, con el gobierno francés”.

De acuerdo con un dictamen del INAH 30 de las piezas sí eran originales y tres falsas. Del total de las piezas reconocidas por el Instituto se vendieron 29, pues el lote 27 se retiró. El lote 13, una escultura de Cihuateótl, Dios de la Fertilidad, proveniente de El Zapotal, Veracruz, era el que contaba con la mayor estimación, pues se preveía que fuera vendida entre los 600 mil y 900 mil euros; alcanzó la cifra de 500 mil euros (12.1 millones de pesos). La pieza que alcanzó el segundo precio más alto fue el lote 35, un jarrón maya de 25 centímetros, pintado como un códice, con “la inusual adición de azul maya brillante y rojo terracota”; se vendió en 137 mil 500 euros (3.3 mdp).

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El lote 40, una escultura de un “Dignatario azteca” de 24 centímetros de altura, tenía un precio de salida entre 40 mil y 60 mil euros, y llegó a los 122 mil 500 euros (2.9 mdp).

Las piezas catalogadas por el INAH como falsas estaban ubicadas en los lotes 8, 9 y 23. Esta última era inicialmente el segundo objeto con mayor estimación; se pretendía vender entre los 350 mil y 550 mil euros. Era una máscara, de 15 centímetros, que perteneció a la colección de Pierre Matisse y se vendió en 437 mil 500 euros (10.6 mdp) a pesar de que el INAH dijo que era falsa.

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Alejandra Frausto explicó en conferencia de prensa que el tráfico de bienes no es novedoso, pero que ahora la legislación permite hacer exhortos. “Es muy hostil en la legislación, sobre todo en la francesa, que la carga de la prueba está situada en la posesión de las piezas”. Detalló que “es muy difícil que México pueda probar en qué momento salió una pieza, bajo qué condiciones y cómo salió, porque es un tema de tráfico ilegal o de coleccionistas que hicieron colecciones en una época en donde no existía ni siquiera una ley al respecto. De modo que los exhortos ayudan a dar visibilidad”, dijo. Frausto insistió en que continuará trabajando de la mano de la diplomacia.

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