Lo que aún está enterrado debajo de la Ciudad de México y aquello que se ha ido rescatando es testimonio del proceso de la conquista, un hecho histórico que define el camino que hoy transitamos y nos habla del choque de mundos diferentes que, poco a poco, arqueólogos e investigadores han descubierto en los trabajos de salvamento que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Paulatinamente se han ido revelando nuevos descubrimientos con más datos sobre el proceso de Conquista y la resistencia de los mexicas que no dejaron atrás sus ritos y forma de vida, aunque su mundo terminó por convertirse en la Nueva España.
Estos hallazgos se han realizado por arqueólogos del INAH en el marco de los trabajos de remodelación de drenaje y pavimento que en el Centro Histórico llevan a cabo el Sistema de Aguas de la Ciudad de México y la Secretaría de Obras y Servicios.
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Altar azteca cerca de Plaza Garibaldi
Además significaron nuevos datos, como el periodo histórico de elaboración de la ofrenda, que se cree pudo ser construida entre los 1521 y 1610. Se tiene la hipótesis de que los muros de esa vivienda mexica formaban parte del barrio prehispánico de Teztatzonco, cerca de lo que ahora es el Zócalo de la Ciudad de México.
Entierro de niños en La Lagunilla
Una de las muestras más contundentes de las difíciles condiciones de vida soportadas por los indígenas que no lograron huir tras la caída de Tenochtitlan se refleja en el hallazgo de cuatro entierros infantiles que posiblemente se remontan al periodo colonial temprano, entre 1521 a 1620 y del cual informó el INAH el 27 de junio pasado.
Juan Carlos Campos Varela, arqueólogo a cargo de ese proyecto de salvamento, comenta que el hallazgo permite vislumbrar algunas hipótesis sobre las condiciones de vida de los infantes. “El hallazgo nos permite determinar que los cuatro niños sufrieron de desnutrición; también se estimó que hubo un individuo nonato, dos individuos de 1 a 3 años y el más grande, que posiblemente tendría 6 años”.
"Al llegar los españoles, la ciudad comienza a cambiar y el hallazgo (de un muro novohispano y un piso prehispánico) es un ejemplo de esto”
Para Campos Varela, los vestigios muestran que, posiblemente, los niños encontrados eran familiares de guerreros que seguían en lucha contra los españoles. “Los conquistadores toman Tenochtitlan, principalmente toman las zonas mayores y las áreas abiertas, sin embargo, en las zonas habitacionales poco intentan entrar porque no conocen la topografía, era más posible que los emboscaran”.
Un misterio en la Guerrero
El Dios Xochipilli-Macuilxóchitl representado en una pieza en mármol jaspeado de aproximadamente 36 cm de alto y 5 kg de peso esconde una historia en la que trabajan los investigadores desde el 17 de julio de 2019, cuando fue hallada en la esquina de las calles de Violeta y Galeana, en la colonia Guerrero.
El descubrimiento es peculiar porque es de las pocas representaciones conocidas de esta divinidad mexica dedicada al arte; sorprende que sus rasgos no son mexicas, sus características son xochimilcas. “La pieza es posiblemente del sur de la cuenca de México, sin embargo, la piedra con la que se elaboró podría provenir de Oaxaca”, indicó Daniel Santos, arqueólogo encargado de los trabajos de recuperación.
El investigador afirmó que, según los estudios de INAH, el hallazgo de esta pieza es un referente de la expansión del imperio mexica antes de la conquista, por lo que es posible que la pieza haya sido utilizada para rituales.
Altar mexica en subestación Buen Tono
En el terreno donde se ubica la subestación Buen Tono del Sistema de Transporte Colectivo Metro, un equipo de 15 arqueólogos, liderados por la arqueóloga Alicia Bracamontes Cruz, encontró los restos de una vivienda mexica asociada a una zona chinampera de la antigua Tenochtitlan, derivado de obras en la zona. El hecho lo informó el INAH el pasdo 3 de mayo.
La arqueóloga Bracamontes detalló en un comunicado que el predio se hallaba en los límites de los barrios Yopico y Teocaltitlan, dentro de la llamada parcialidad de Moyotlan, una de las cuatro que integraban Tenochtitlan.
Los vestigios materiales comprenden restos de una vivienda distribuidos en 400 metros cuadrados, donde se encontraron bajo pisos de adobe de entre 11 y 15 centímetros de grosor, además de un par de vasijas funerarias que contenían restos óseos de niños; y de un par de entierros asociados con una ofrenda.
Dentro de los hallazgos más representativos está una escultura de piedra que parece provenir del periodo Posclásico Tardío, la cual estaba orientada al este. Representa a un hombre con maxtlatl o taparrabo, en posición de lanzar algo.
Muro novohispano y piso prehispánico
Uno de los hallazgos más recientes se ubica nuevamente en La Lagunilla, en la calle de Ignacio Comonfort, donde se descubrió una barda perimetral de 8 metros de longitud que podría corresponder al siglo XVII o XVIII, informó el INAH el 16 de agosto pasado.
En este descubrimiento resaltó un piso de estuco y lajas proveniente de la época prehispánica; se tiene la hipótesis de que formaba parte de un patio. En referencia al muro novohispano, el arqueólogo e investigador a cargo, Juan Carlos Equihua Manrique, dice que no tienen elementos para delimitar el terreno que ocupaba.
Para él, el hallazgo de estos dos elementos juntos representa de forma concisa la transformación que sufrió Tenochtitlan al ser conquistada por los españoles. “Las fuentes narran que esto formaba parte de Cuepopan; es conocido que en esta zona se enterraba a la gente que era parte del ejército, a los guerreros. Al llegar los españoles, la ciudad comienza a cambiar, a transformarse y en este hallazgo tenemos un gran ejemplo de esto”, aseguró.
De hecho, el arqueólogo Campos Varela hila el hallazgo del muro novohispano, justamente encontrado en La Lagunilla, en una zona de ocupación indígena desde la llegada de los españoles, con la constitución del lugar como una zona de resistencia.
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