Dos joyas literarias, artísticas y editoriales que formaron parte sustancial del proyecto icónico impulsado por José Vasconcelos o que fueron parte de su herencia, con fines educativos, culturales y didácticos, han sido rescatadas y aparecido en edición facsimilar, en el marco del centenario del proyecto educativo del político, escritor y educador mexicano: Lecturas clásicas para niñxs, una colección de ocho cuadernillos reunidos en una caja conmemorativa; y la Biblioteca de Chapulín, que editó la Secretaría de Educación Pública (SEP) en tiempos ya no de Vasconcelos, pero sí de su herencia con Jaime Torres Bodet, una serie de 14 libros de extraordinaria manufactura literaria y artística.
La primera está a cargo de Alias Editorial, y la segunda es editada por la Dirección de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM en coedición con el Instituto de Investigaciones Bibliográfica, de la misma universidad.
En ambos proyectos, José Vasconcelos reunió a los más destacados escritores, artistas e intelectuales para editar, en tirajes masivos, obras literarias de gran calidad, como aseguran el artista Damián Ortega, quien es el director y fundador de Alias Editorial, y Andrea Fuentes, editora de Biblioteca de Chapulín.
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En Lecturas clásicas para niñxs, cuya primera edición se publicó entre 1924 y 1925, se reúnen adaptaciones para niños hechas por Gabriela Mistral, Jaime Torres Bodet, Palma Guillén, José Gorostiza, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Roberto Montenegro y Gabriel Fernández Ledesma, de textos canónicos del mundo y de diferentes épocas, desde piezas de la India hasta mitos prehispánicos, cantares medievales, y obras de Shakespeare y Wagner.
En Biblioteca de Chapulín, que es el segundo proyecto editorial más importante que la SEP destinó a la niñez mexicana en tirajes masivos que salieron entre 1942 y 1944 —sólo después de Lecturas clásicas para niñxs—, contó con una pléyade de autores, traductores e ilustradores nacionales e internacionales como Miguel N. Lira, José Chávez Morado, Julio Prieto, Juan R. Campuzano, Manuel Ángel Bayardi, Alfredo Cardona Peña, Dagoberto Dinorin, Angelina Beloff, Salvador Bartolozzi, Magda Donato y Antoniorrobles.
“La colección de Lecturas clásicas para niñxs es una joya de la literatura, una joya editorial que fue valiosísima por su calidad artística. El grupo de escritores es un grupo de eminencias, de poetas, escritores, artistas, creadores y gente que influyó muchísimo en la literatura y en el campo visual, son dibujos que quería yo destacar particularmente a Roberto Montenegro y a Fernández Ledesma y me parecía que era algo que yo agradecí mucho siendo niño, todavía me tocaron porque la última edición que hizo la SEP fue en 71 y las tenía siempre como un gran recuerdo y me parecía que era indispensable o interesante traer un libro tan influyente y tan significativo para tanta gente. No dejarlo morir y traerlo a los niños 100 años después”, asegura el artista y editor Damián Ortega sobre esta edición que además presenta un pliego a color encartado que invita a recortar y pegar los cromos en las marcas de agua que acompañan a los textos.
Cuenta que el facsímil lo hicieron de la primera edición de 1924 con una mínima intervención: niñxs, para incluir a las niñas, en una especie de reenfoque contemporáneo, “luego, sólo tratamos de darle una un carácter un poco más alegre, en cuanto a meterle color, tratar de reducir el formato para que sea más manejable. Sacamos ocho volúmenes pequeños, como libritos dentro del compendio y espero que sean lecturas en papel en las que los niños encuentren ese espacio para leer y para aprender a leer. Pienso mucho en el lector urbano, la verdad, tenemos distribución en Argentina, en Chile, en España, creo que es interesante compartir este gusto que tengo por el libro”.
Sobre la Biblioteca de Chapulín, la editora Andrea Fuentes asegura que la idea fue rescatar esta bella colección que está entre el arte textual y el arte gráfico, “es una reunión emblemática de obras para niños y jóvenes de gran formato, que hasta ese momento como tal no existía. Efectivamente fue un proyecto publicado a partir de la década de 1940 como parte del proyecto vasconcelista en la Secretaría de Educación Pública. Lo que pretendió y sucedió incluso sin pretenderlo, fue generar un recurso que ya fuera propio, no con fines sólo pedagógicos y didácticos para los niños, sino más bien recreativo, en términos literarios. Sin darse cuenta estaban creando unos libros álbumes ilustrados”.
La editora de la UNAM celebra la disposición, las cajas de texto, la gráfica que maneja esta biblioteca que consta de 14 títulos, de los cuales ya han publicado nueve, entre los que se encuentran: La máscara que hablaba, de Alfredo Cardona Peña, ilustrado por Jesús Escobedo; El caballito jorobado, de Piotr Pavlovich Yerchoff e ilustraciones de Angelina Beloff; y El niño de mazapán y la mariposa de cristal, de Magda Donato, con la propuesta visual de José Chávez Morado.
La colección ha tenido muy buena recepción, comenta Fuentes, quien dice que resultó ganadora de la categoría Libros infantiles en pasta rústica, de los Premios Caniem al Arte Editorial 2022; y posteriormente, en 2023, la Fundación Cuatrogatos le otorgó el Reconocimiento al Rescate Editorial.
“Es una colección bellísima, de mucha calidad, estamos hablando de gente como Gabriel Fernández Ledesma, que fue fundador del Círculo de Artistas Independientes; de Chávez Morado, Premio Nacional de Artes y Ciencias por su trabajo como muralista, en fin, gente con muchísimo reconocimiento que hasta ese momento pues nadie se imaginaba que podían estar haciendo cosas para niños y jóvenes y eso creó una colección que la UNAM decidió recuperar hace un año y medio”, comenta Andrea Fuentes.
Recuperar el acervo no ha sido fácil, algunos títulos ya no son tan fáciles de conseguir, pero lo han logrado y esperan concluir la Biblioteca de Chapulín en los próximos dos años. Un trabajo que han hecho con mucha calidad. “Hemos querido hacer una copia fiel, un escaneo muy cuidadoso de todos los originales y reproducirlos con sus mismas características porque en algún momento se hicieron algunos intentos pero se solían cambiar las características, el diseño, pero la idea aquí es que fuera completamente fiel a los originales y publicar la colección completa de esta biblioteca en su mismo formato”.
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Damián Ortega asegura que son libros de amplísima calidad y con una visión y una utopía que marca la época en la que fueron hechos. “Creo que son libros extraordinarios para esa época, era justamente reinventar mucho la patria, tratar de buscar unidad, tratar de hacer una educación y una alfabetización masiva para todos los niños y darles alternativas de escuelas, de talleres al aire libre, de pintura, una educación artística; y creo que eso es extraordinario”, asegura el artista y editor que encuentra en los libros una gran diversidad de lenguajes, de idiomas dentro del país.
Fuentes reconoce que la época en la que se editaron por vez primera fue un momento muy icónico porque había una intención artística y creativa de producir materiales para niños y jóvenes “y es muy interesante ver ahora que se reedita, todo lo que ha sucedido de acá para entonces. Cómo recibimos estos libros hoy, cómo sigue vigente la gráfica, cómo sigue siendo, por ejemplo, la parte visual sumamente original, cómo los textos son recibidos hoy, son textos escritos en una época muy distinta, por supuesto, pero es muy interesante releerlos en su diversidad”, afirma.
En ambas colecciones hay una gran variedad de temas, autores y propuestas que se siguen estudiando a lo largo de las décadas, incluso muestran que había un montón de mujeres, tanto escritoras como ilustradoras involucradas y muchas aún hay que conocerlas más.