Cerca de 70 estudiantes de posgrado de varios estados del país se manifestaron afuera de las oficinas del (Conahcyt) el pasado martes, por falta de Becas de Posgrado y Apoyos a la Calidad. Y es que como parte de los cambios del nuevo (SNP), Conahcyt cambió lineamientos de forma inesperada a finales de julio, lo que afectó a los estudiantes que aplicaron a la convocatoria publicada en febrero y ocasionó que cerca de la mitad de los posgrados, incluso de universidades públicas (que formaban parte del antiguo Programa Nacional de Posgrados de Calidad), queden excluidos hasta ahora.

El 6 de septiembre, tras la protesta, el Conahcyt publicó un comunicado indicando que están por designar más becas y destacaron que el presupuesto a este programa ha ido en aumento (en 2023 es de 13 mil 138 millones 649 mil 421 pesos). Y es verdad, desde 2010 el presupuesto ha ido en aumento hasta alcanzar su actual máximo. Pero ¿si hay más presupuesto por qué hay menos becas?

Andrés Agoitia, especialista en política científica, explica que Conahcyt maneja de forma engañosa la información al afirmar que ese presupuesto aumentó 40%, pues el progreso corresponde al monto aprobado en pesos corrientes, es decir, sin contemplar la inflación. Pero al deflactar la suma, en realidad el presupuesto destinado al programa apenas aumentó 7%.

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Los estudiantes excluidos del programa de becas se quejaron por el cambio de lineamientos de forma inesperada a finales de julio. Foto: Especial
Los estudiantes excluidos del programa de becas se quejaron por el cambio de lineamientos de forma inesperada a finales de julio. Foto: Especial

“Cuando las autoridades tienen poco que presumir suelen presentar montos presupuestales en pesos corrientes”, indica.

De hecho, cuando se trabajó en la (Ley HCTI), en un borrador se había establecido que el aumento del presupuesto al sector debía ser mayor al del año anterior “en términos reales”, o sea considerando la inflación. Sin embargo, en la versión final de la ley se eliminó ese elemento (reportó en Twitter la investigadora Alma Cristal en abril pasado) y quedó así: “El monto anual que se destine a la investigación humanística y científica, el desarrollo tecnológico y la innovación no podrá ser inferior a lo aprobado en el ejercicio inmediato anterior, de conformidad con las disposiciones jurídicas aplicables” (Artículo 30, de la Ley HCTI).

Sin ese fragmento, Conahcyt puede aumentar un peso aunque por la inflación no represente nada. Pero “cumplió” con la ley.

Además del escaso aumento de presupuesto, hay otra práctica de Conahcyt que explicaría la crisis que hay en becas de posgrado. El 18 de mayo, el Consejo envió un oficio a miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) para informarles que les retiraba el apoyo económico porque el SNI tenía un déficit presupuestario de mil 432 millones 855 mil 786 pesos. También les explicaba que para compensar la crisis había tomadofondos de las sanciones aplicadas por el Instituto Nacional Electoral a partidos políticos, y que solicitó a Hacienda permiso para transferir al SNI fondos del programa Becas de Posgrado y Apoyos a la Calidad.

Aunque en el comunicado del pasado 6 de septiembre, Conahcyt declara: “Reiteramos que es falso que haya habido un recorte en el presupuesto asignado al programa de becas del Conahcyt”.

Esta medida del Consejo no es nueva, explica Agoitia.

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En 2021 y 2022 no se ejerció todo el presupuesto de Becas de Posgrado, en 2021 hubo subejercicio del 17.3% del presupuesto aprobado (11 mil 992 millones); en 2022, el subejercicio fue de 11.8% del presupuesto (12 mil 442 millones). En ambos años se transfirieron recursos de las becas de posgrado al programa Pronaces, según registró la Cuenta Pública en el Análisis de presupuesto de egresos.

“Conahcyt está en una crisis presupuestaria por mala administración”, afirma Brenda Valderrama, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM y especialista en política científica.

“Aunque hay dinero, gastan menos. Los nuevos lineamientos del SNP excluyen a varios programas de posgrado, en automático limitan el acceso a becas y eso hace que se liberen recursos que se pueden transferir a otra cosa”, declara Agoitia, quien señala que habría que esperar a fin de año para confirmar si hubo subejercicio y si se transfirieron recursos de becas de posgrado a otros programas.

Cifras que no cuadran

Los especialistas también señalan que Conahcyt ha manejado de forma engañosa las cifras de becas asignadas este sexenio. En su comunicado, el Consejo dice que desde 2019 se han dado 80 mil becas anuales, y más abajo dice que hasta junio de 2023 ha dado 8 mil 974 becas nuevas. Pero no se aclara si las 80 mil becas anuales son nuevas. Agoitia considera que se están contando las becas vigentes (que no necesariamente son nuevas) y las becas administradas (que se dieron en algún momento del año). Sin embargo, no es posible conocer con precisión el número de becas que se han dado desde 2021, porque desde entonces el Conahcyt ya no publica su informe general del estado de la ciencia, tecnología e innovación que detallaba las becas otorgadas.

EL UNIVERSAL solicitó información a Conahcyt, pero no obtuvo respuestas.

“El Consejo tenía esta obligación que estaba establecida en el artículo 10, inciso C de la ley de ciencia de 2002, que estuvo vigente hasta este año. Es ahí donde se podía consultar a detalle el número de becas otorgadas”, explica.

La nueva Ley de Ciencia también establece que se deberá entregar un informe nacional sobre el estado general que guardan las humanidades, las ciencias, las tecnologías y la innovación en México cada año, según se lee en el Artículo 63 y 68 de la Ley HCTI.

“No militamos en ningún partido”

Tras la protesta del 5 de septiembre, Conahcyt dijo que “reforzará el diálogo con todas las IES del país, mantiene su disposición a la comunicación abierta con las autoridades” mientras continúa reubicando la prioridad de los posgrados para la repartición de becas.

La negociación con las instituciones de educación superior es la misma técnica a la que recurrió el Consejo cuando a estudiantes de posgrado de ciencias administrativas se les negó la beca porque sus estudios no eran prioridad. “Conahcyt trae una inestabilidad enorme. Hace cambios y aunque inicia con mucha firmeza, luego se echa para atrás”, dice Valderrama.

Las clases ya iniciaron y para muchos aún no queda claro si el posgrado al que ya se inscribieron cumple con los nuevos lineamientos (que no han sido del todo transparentados), si habrá posibilidad de negociar su beca o si de plano ya fueron rechazados. Esto ha causado molestias, pues el Consejo había prometido becas universales y ahora hasta alumnos de universidades públicas están en el limbo.

Es el caso de Sac-Nité García y sus seis compañeros del posgrado de estudios de género de la Universidad Veracruzana. Todos consideran continuar sus estudios “al menos este semestre” y alternar con un trabajo. “Queremos que se nos respete la convocatoria de febrero y que se respeten los posgrados que ya estaban adscritos al SNP con beca. Somos un posgrado en área prioritaria, muchos de los proyectos de investigación del posgrado tienen que ver con la elaboración de políticas que ayuden a eliminar la violencia de género, que impacta directamente en el país y lo vemos con la cifra de los feminicidios”, explica.

García señala que hasta agosto se les avisó el cambio de lineamientos, que la coordinación de posgrados de su universidad no sabía que iban a ser reevaluados este año, pues hasta 2025 estaba agendada su fecha de evaluación para seguir en el SNP. Actualmente es un posgrado no elegible porque no cuentan con 8 miembros SNI en el posgrado, pero nunca se les advirtió que debían de cumplir con esa cuota para poder recibir beca. “Los gastos que implica estudiar una maestría son importantes”, dice García, quien explica que en este inicio de clases plantean a sus profesores que no podrán implementar sus investigaciones.

“Conahcyt señala que no estamos informados y que estamos siendo manipulados por partidos políticos, pero no es así, somos estudiantes afectados, que no estamos siendo engañados, no estamos mintiendo, el Conahcyt se lava las manos y nos está dejando en una cuerda floja”, declara García.

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Otro caso es el de Alejandra Ventura, quien estudia la especialización de optometría en el Instituto Politécnico Nacional. Explica que para sus estudios requiere comparar materiales como cajas de lentes de contacto valuadas en más de 100 mil pesos. Ante el panorama, dos de sus 13 compañeros ya decidieron desertar, pero a ella le gustaría resistir, pues su especialidad casi no se estudia en el país.

Desafortunadamente, para los estudiantes que aspiren a estudiar un posgrado, el panorama no se vislumbra optimista.

Para 2024, según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), al Programa de becas de posgrado se le haría un aumento de apenas 634 millones de pesos y al SNI 390 mdp, todo sin contar la inflación acumulada hasta ahora de 2.4%.

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