Afligida porque su pareja acaba de morir y con un hijo por nacer, una mujer llamada Martha comienza a utilizar una aplicación que le permite hablar por mensajes con Ash, su novio recién fallecido.
Entre más información tiene el programa sobre el occiso, más puede sostener una conversación autentica con la mujer. Datos y datos se suben a la nube, incluida su voz, lo que permite que Martha pueda hablar por teléfono con la interfaz, que ha agregado a su base de información detalles sobre la vida que tuvo Ash, sus pasatiempos, costumbres y recuerdos. ¿Cómo lo hace? Sencillo, la mujer dio acceso a la aplicación a las redes sociales de Ash, donde, al igual que muchas personas, vertió parte de su vida en imágenes y textos.
Esta premisa sostiene el capítulo de la serie Black Mirror, perteneciente a la plataforma Netflix, titulado “Be right back”, emitido el 11 de febrero de 2013. Hoy, a más de 10 años del estreno de ese capítulo, la ficción ha alcanzado a la realidad, gracias a los avances de la Inteligencia Artificial (IA), que permite mantener conversaciones con personas fallecidas gracias a diversas aplicaciones creativas y softwares ya disponibles.
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Un caso concreto está en China, donde la firma de tecnología IA Super Brain cobra entre mil 400 y 2 mil 800 dólares para crear un avatar de un fallecido. Utilizando IA e información personal del muerto, los familiares pueden sostener conversaciones con un avatar en forma de audio, mensaje e incluso video.
Seakoo Wu, usuario de esta empresa, mantiene conversaciones con un avatar que recrea a su hijo, quien sufrió una apoplejía y murió a los 22 años. “¿Cómo puedes superar el dolor de un hijo fallecido? Creo que jamás lo voy a superar. Desde lo más profundo del corazón no puedes salir adelante”, declaró Wu a la Agence France-Pres se (AFP) en diciembre.
El hombre, que ha gastado miles de dólares y ha otorgado una importante cantidad de datos personales de su hijo, espera que en algún momento la IA, y el avatar que esta reproduzca, se comporten exactamente igual a cómo fue su hijo en vida.
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La relación entre la IA y la muerte es todavía un terreno inexplorado, que va ganando terreno a la par que las empresas tecnológicas desarrollan mejores aplicaciones e innovan sus contenidos.
Académicos consultados por EL UNIVERSAL abordan el tema, y señalan que la IA modificará las relaciones de la gente con la muerte, con implicaciones en el duelo, la ética, la filosofía y la salud.
La investigadora de la Facultad de Psicología de la UNAM, Gloria Glowinski, manifiesta su preocupación ante el tema, ya que ve negativo que una persona en proceso de duelo establezca vínculos con un robot. “Utilizar la IA para hablar con un fallecido provocará que la persona en duelo se acostumbre a hablar con una máquina, sin embargo, no se establecerá un vínculo verdadero, porque lo que la maquina pueda recrear es mecánico, no es verdadero. El vínculo verdadero fue el de la persona en duelo y la persona fallecida, nada puede reemplazarlo”, apunta.
Glowinski asegura que concebir un robot que recree a un fallecido impedirá que la persona concluya su duelo, algo muy necesario e indispensable para seguir adelante.
“Es peligroso este tipo de aplicaciones de ciertas empresas. El duelo es un proceso de intenso dolor, y lleva una secuencia de cinco etapas: la negación, la irá, la negociación, la depresión y la aceptación. Desde mi análisis, lo que provocan estos softwares es que las personas se quedan atorados en la negación, y no procesan el resto de las etapas de duelo”, explica.
Por su parte, Ernesto Priani, académico de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, indica que la IA plantea una serie de dilemas morales y éticos, ya que es capaz de responder a los seres humanos en su mismo lenguaje.
“Las IA crean personajes con las que los humanos pueden desarrollar una relación. Aún no sabemos del todo si será bueno o malo, pero ya está sucediendo. Lo que ya sabemos es que la IA tiene una moral en sus contenidos, no expresada, a partir de los datos que recopila. Sin embargo, hay muchas morales humanas que la IA copia, no sabemos cuál es la que usa o usará, eso lo estaremos conociendo conforme le hagamos preguntas muy específicas”, señala el filósofo.
Priani ve natural que las personas en duelo por muerte de seres queridos utilicen a la IA para reemplazar a sus muertos. “El mundo digital es un mundo memoria. Son instrumentos de archivo, es natural que se use para eso. Creo que lo novedoso es que, por mucho tiempo, esa memoria fue estática, ahora la IA lo lleva más allá. Ya lo habían imaginado en Black Mirror, hacer de esa memoria algo palpable”, explica.
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El investigador cree que la idea de la muerte no será trastocada por la IA, pero sí habrá alteraciones en el duelo. “Se alterará el modo de acceso al recuerdo de las personas fallecidas, porque habrá empresas que se dediquen a recopilar tu vida virtual y recrear quién fuiste, e ir más allá, porque no podemos recordar, en nuestra memoria, todo lo que vivimos y guardamos en la nube, la IA sí podrá recrearnos y crear nuevas narrativas”, detalla.
Históricamente, señala el medico y ensayista Arnoldo Kraus, la tecnología ha atravesado los procesos de duelo.
“La tecnología ha acompañado los procesos de duelo, desde fotos, videos y demás. También los objetos del fallecido pueden intervenir, ayudan a que el duelo avance. Sin embargo, no estoy de acuerdo en darle voz a los muertos con IA, porque no sabemos cuáles son sus límites o si será usada para el mal, como ya ha sucedido en casos diferentes”, afirma Kraus.
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Beatriz Glowinski recalca que la IA no tiene empatía, por lo que es peligroso reemplazar el duelo con ésta o con avatares de personas que ya fallecieron. Agrega que hay otros peligros, como ser manipulados por la IA en algún futuro. “Puede que la IA sea eso, muy inteligente, pero no es humano”, concluye.
En México, se han reportado casos de criminales que utilizan la IA para extorsionar a familiares de personas desaparecidas. Con ayuda de softwares, hackers logran replicar fotos, videos y audios de personas desaparecidas.
La manera de llegar a la información es simple, ya que retoman las fichas de búsqueda y rastrean las redes sociales de los desaparecidos. “La IA plantea nuevos retos en todos los ámbitos, y es posible que pronto modifique la vida y los procesos que conocemos”, concluye Ernesto Priani.