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Indudablemente, asegura Marta Lamas, en los últimos 50 años del feminismo hay muy buenos frutos, entre ellos un avance con respecto al aborto muy notable, en el que el movimiento feminista hizo su parte, pero también la discusión jurídica interna internacional ha hecho que la Suprema Corte haya generado un marco que permite a las feminista moverse mejor; sin embargo, lamenta que en los últimos años las narrativas feministas se hayan centrado mucho, aunque con justa razón, en el tema de la violencia, por lo que se pregunta: “¿si todo es violencia y sólo hablamos de violencia, qué es lo que construimos políticamente?”
Marta Lamas (Ciudad de México, 1947) plantea este panorama a propósito de la publicación, junto con Ana Sofía Rodríguez Everaert, del libro Lo personal es político. Textos del feminismo de los setenta, que ha editado Lumen y en el que reúnen artículos de esa época escritos por autoras vinculadas a uno de los grupos más importantes y longevos del feminismo mexicano: Mujeres en Acción Solidaria (MAS), integrado por poco más de una veintena de mujeres de la Ciudad de México, cuyo primer acto público fue una acción de protesta alrededor de la maternidad como destino manifiesto de las mujeres, en mayo de 1971.
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De esa lucha provienen los textos de esta antología que tiene como objetivo generar un nuevo diálogo entre los diferentes feminismos que hoy discurren, tras la pandemia y que a Lamas la dejan ver los saldos del “mujerismo” y una narrativa que regresa cuestiones muy identitaria, como la paridad o conseguir puestos de representación, y se aleja de propuestas más radicales; aunque, por otro lado, reconoce que ha habido un despertar juvenil “muy entusiasmante” en el feminismo, vinculado a las redes, al internet y la marea verde.
“Lamento las ganas de organizarse más formalmente políticamente; es decir una coordinadora de los grupos, más debate entre nosotras, ese tipo de cosas, pero Indudablemente estos 50 años que han pasado sí tienen frutos muy buenos, o sea, sí, tenemos ya un avance con respecto al aborto muy notable, que aunque el movimiento feminista hizo su parte, pues también toda la discusión jurídica interna internacional ha hecho que la Suprema Corte nos dé un marco en donde van a seguir las batallas y los grupos conservadores, pero nos permiten movernos mucho mejor”, señala la antropóloga y feminista mexicana.
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Ana Sofía Rodríguez Everaert (Ciudad de México, 1991), coincide en la visión de Lamas y reconoce que este libro tiene la meta de generar un diálogo con el fin de reemprender la lucha de los grupos feministas que hoy se encuentran “atomizados”.
“La gran virtud del feminismo actual es que sea tan popular y tan diverso, pero al mismo tiempo los grupos están atomizados. El tema del aborto es fantástico que haya avanzado vía la Suprema Corte y los congresos locales, pero claro, nos dejó un poco sin esta agenda abarcadora, popular, que cruzaba clases sociales, y entonces ahora estamos un poco como huérfanas de agenda, salvo por la de la violencia, que además ha tenido esta deriva súper punitivista, que es muy lamentable”, señala la feminista que estudia Historia en la UNAM.