Fernanda Melchor, la escritora que es considerada una de las voces más poderosas de la , asegura que vivir en México es vivir en medio del miedo, la incertidumbre y, sobre todo, la impunidad, “lo que más me duele son las cosas que pasan en México y que quedan impunes, que se olvidan, se dejan pasar, se vuelven una realidad cotidiana, eso me parece lo más triste y es lo urgente de cambiar; hay muchísimas cosas que deben cambiar, en particular la impunidad, es algo que nos lastima como sociedad”.

La narradora de 38 años reconoce con tres novelas: Temporada de huracanes, Falsa liebre y ahora Páradais (Literatura Random House, 2021) —la nueva pieza que agrega al rompecabezas literario que ha hecho sobre la violencia en México— que la violencia que azota al país es atroz.

Sus historias tienen como universo poblaciones de Veracruz, su estado natal. Asegura que Páradais es la historia más atroz que da cuenta de la violencia y la desigualdad en México, esta vez relatada desde la mente criminal de dos adolescentes inadaptados, Franco y Polo, que cada noche se reúnen en el conjunto residencial de lujo de Veracruz, donde uno vive y el otro trabaja, para embriagarse a escondidas y compartir sus descabelladas fantasías y la maquinación de un plan macabro contra una de las familias del residencial.

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¿Fue complicado entrar en la piel de dos muchachos que buscan la violencia?

Estar en la piel de estos personajes que son tan cercanos a la desesperación fue complicado, creo que muchos hemos experimentado esa desesperación, en menor o mayor grado, vivir en México es vivir en medio de la incertidumbre, uno nunca puede estar seguro de que las cosas van a funcionar como tendrían que funcionar y esa es la experiencia de vida del mexicano. Fue difícil vivir en esta desesperación, pero también fue difícil crear y habitar estos personajes que son como laberintos, y poder entender de dónde vienen tanta rabia, de dónde viene tanto rencor, de dónde viene tanta desesperación.

¿Polo y Franco son de estratos opuestos pero los une el deseo violento?

Creo que conocí mejor a Polo que a Franco, porque el libro está escrito como dentro de la mente de Polo y por ahí tocamos a veces la mente de Franco, que me pareció una mente pavorosa, estamos hablando de la mente de un joven sociópata, de un futuro criminal sexual. En el caso de Polo, me interesaba llegar al centro de su problemática existencial en el sentido de sí entender el contexto y entender su falta de perspectivas y la prisión en que parece haberse convertido su familia y su lugar de origen y sus perspectivas laborales, pero también tenía que estar ahí enfrente de su hipocresía y la banalidad con la que él es irresponsable del acto que cometen. Creo que esa es la función de la literatura en el sentido de su finalidad, la literatura debe ser capaz de mostrarnos a un personaje en todas sus aristas y decir “pobre”, pero al mismo tiempo: “no tiene perdón lo que hizo”, y es difícil estar ahí encerrada dentro de eso.

¿Un retrato de violencia que nos acecha en México?

Tenemos miedo que nos asalten en el pesero, de que a las mujeres cuando vamos caminando nos jalen a un rincón oscuro, de perder nuestra chamba y quedarnos sin Seguro Social, de que nos dé coronavirus porque no tenemos Seguro, esa experiencia constantemente de estar en la tablita, de sentir que no hay un futuro; creo que muchos jóvenes lo sienten particularmente con intensidad, porque la adolescencia es el fin de la infancia y uno parece que no tiene nada, ninguna certeza hacia adelante, pero creo que es también una experiencia que es común al mexicano.

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Desde Falsa liebre está la violencia y la corrupción, te ha tocado crecer como escritora y como mujer en un México muy violento

Siento que escribo, por supuesto, para explicar la violencia que nos agobia como mexicanos, pero también la violencia que yo he experimentado en mi vida personal, como mujer. Yo crecí en una familia disfuncional donde había mucho maltrato psicológico, pero también fui mujer en relaciones abusivas o en circunstancias que me hacían pensar que haber nacido mujer era como ser un ciudadano de segunda clase.

¿Sentir la violencia y contarla?

Claro, ser muy joven y querer ser escritora y no conocer modelos a quiénes seguir ni cómo conseguirlo. Voltear a ver que todo mundo hablará solamente de escritores hombres, y también, por qué no, tratar de entender la propia violencia en que yo he incurrido. Mucha gente me pregunta ¿pero cómo logras entrar en la cabeza de estos personajes que son atroces?, bueno, yo a veces también soy atroz, también pienso cosas atroces, tengo fantasías atroces, y la violencia que he experimentado en mí, desafortunadamente, ha habido ocasiones en las que he sentido esta compulsión de repetirla. Entonces es una autorreflexión y un mirarse a sí mismo y plasmarlo en estas historias, volcarlo en otro. Polo soy yo, veces, y Franco también; es reconocer esa violencia en mí y plasmarla, pero también es hablar de un país y es hablar de lo que nos preocupa.

¿Hay una exploración del deseo violento en un formato breve?

Esa fue la forma final que cobró la novela, eso era lo que me interesaba; en algo tan corto como una novela breve uno no puede darse el lujo de expandir y expandir indefinidamente como en la novela tradicional, donde uno puede agarrar un poco más de impulso y soltarse y después a la mitad agarrar otra vez el hilo, hay más chance para el juego; aquí la precisión es necesaria para contener la forma. Siempre pensé que tenía que ser una novela corta, siento que una historia expandida sería insostenible e intolerable; y también que fuera algo distinto a lo que había hecho en Temporada de huracanes... en Temporada el efecto dramático ocurre por acumulación de las versiones en torno al asesinato de la bruja, aquí quería que fuera solamente una especie de monólogo externo, una única versión.

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¿Seguirás haciendo el retrato de la violencia?

Es un tema que a mí me interesa de cajón, pero siento que con Páradais no es que se cierre un ciclo, pero ya son 10 años que llevo escribiendo novelas y creo que entre Falsa liebre, Temporada de huracanes y Aquí no es Miami, que no es precisamente una novela, pero está dentro de este ciclo, creo que está como muy claro cuáles han sido mis intereses y ahora creo que estoy a punto de volcarme hacía temas más autorreferenciales, no necesariamente la autoficción, pero sí temas que tienen que ver más con experiencias cercanas a mí; quiero entrarle a otros géneros, me gustaría mucho volver a la crónica, entrarle al ensayo y ensayar cuento; el tiempo lo dirá.

Eres hija de una generación de la violencia y de una generación de autoras portentosas

Esa es una experiencia muy chingona en el sentido de que soy muy afortunada de vivir en esta época donde hay tanto interés por leer historias escritas por mujeres, donde hay tantas mujeres queriendo leer historias sobre mujeres; siempre hemos habido mujeres escribiendo, pero ahora hay muchísimo interés y a nivel internacional también; creo que hace 10 años o hace 15 difícilmente yo habría pensado que Temporada de huracanes hubiera estado nominada al Booker, junto con otra autora latina, y otras autoras más, prácticamente sólo había un hombre en esta nominación, me parece algo maravilloso y estoy muy contenta, agradecida; me siento muy afortunada.

Cuando hablas de tu literatura en otros países ¿qué es lo que más les intriga de México, la violencia?

La violencia es un tema recurrente, es curioso, para muchos extranjeros la violencia de Temporada es algo que pueden exotizar y no verla dentro de sus propios países, entonces siempre trato de dejar muy en claro que cuando los lectores españoles se escandalizan por la violencia, pues hay que hacer también referencia de que en España también hay un alto número de feminicidios e impunidad, tenemos el caso terrible de La manada, y por ejemplo en países nórdicos que se precian de ser altamente igualitarios y civilizados, también hay gran violencia contra las mujeres.

¿La violencia está en todas partes?

La violencia es una cosa universal, si no inmediato de estas sociedades, lo fue en el pasado, pienso por ejemplo que Temporada de huracanes ganó dos premios en Alemania en 2019 y creo que definitivamente tuvo que ver con que un país como Alemania conoce bien la violencia y sabe cuáles son las consecuencias profundas de esta violencia y por supuesto se van a sentir identificados con lo que sucede en Temporada de huracanes; ellos también conocieron, y no hace mucho, el hambre, la muerte, la injusticia, la desesperación. A veces yo quisiera poder dar otra visión de México también, porque México es muchos Méxicos y también siempre me cuido de referirlo, de decir que este México que ven en Temporada es uno de tantos, que hay muchísimos como hay ciudades y como hay estratos y como hay ambientes, pero es uno el que particularmente me preocupa a mí y me interesa mostrar en cuánto tiene de común con otros estratos de violencia en muchas otras partes del mundo.

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¿Qué piensas de este México, cómo lo ves hoy?

Creo que el tema principal es el del miedo, la incertidumbre y sobre todo la impunidad, creo que sí tiene que haber un cambio tiene que ser en ese sentido, en fortalecer las instituciones para producir certidumbre y que haya justicia. Yo sé que es muy complicado en un país tan diverso y tan grande como el nuestro, y lo digo ni siquiera como escritora, lo digo como persona, lo que más me duele son las cosas que pasan en México y que quedan impunes, que se olvidan, se dejan pasar, se vuelven una realidad cotidiana, eso no parece como lo más triste y eso es lo que lo que yo siento que es urgente que cambie; hay muchísimas cosas que deben de cambiar pero en particular la impunidad es algo que nos lastima como sociedad.

Paradise (Literatura Random House)

"Quise entender de dónde viene tanto rencor y tanta rabia": Fernanda Melchor
"Quise entender de dónde viene tanto rencor y tanta rabia": Fernanda Melchor

Trayectoria

La escritora Fernanda Melchor nació en Veracruz, en 1982.

Es autora de las novelas Falsa liebre (2013) y Temporada de huracanes (2017), que ha sido traducida a más de 15 idiomas, así como del libro de crónicas Aquí no es Miami (2013).

Es periodista egresada de la Universidad Veracruzana y maestra en Estética y Arte por la Universidad Autónoma de Puebla.

En 2019 ganó el Premio Internacional de Literatura otorgado por la Casa de las Culturas del Mundo de Berlín, y el Premio Anna Seghers. 

En 2020 fue finalista del prestigioso International Booker Prize por la traducción al inglés de Temporada de huracanes.

Es traductora de obras de Graham Green, Francisco Goldman, David Lida, William Ryan, Un-Su Kim y Britt Benet.

Frases

"Lo que más me duele son las cosas que pasan en México y que quedan impunes, que se olvidan, se dejan pasar, se vuelven una realidad cotidiana, es lo más triste”.

"A veces también soy atroz, pienso cosas atroces, fantasías atroces y la violencia que he experimentado ha habido ocasiones en las que he sentido la compulsión de repetirla”.