El peso del pasado y de la culpa, la búsqueda de un espacio o de una persona a la cual confiar las razones del silencio, son los motores de “Todas las piezas rotas” (Salamandra), la nueva novela del escritor irlandés, , que es la continuación de su best seller “El niño con el pijama de rayas”, donde contó la historia del holocausto nazi a partir de la mirada del pequeño Bruno, y ahora vuelve, 17 años después, a retomar la historia, pero desde la mirada de Gretel, la hermana mayor de Bruno, en un viaje que va desde el París de 1946 hasta el Londres de la actualidad.

Durante muchos años, Boyne guardó en su computadora, la historia de Gretel, una chica que, en 1940, tras la Segunda Guerra Mundial, apenas dejaba de ser niña. El autor tomaba notas sobre cómo podría hoy la vida de esa chica, qué sería de ella, dónde viviría, qué peso tendrá el pasado en su existencia, sobre todo ya muy cercana al final de sus días, donde es consciente de la complicidad que tuvo su propia familia, y en especial su padre, durante esos hechos históricos.

Foto: German Espinosa/EL UNIVERSAL.
Foto: German Espinosa/EL UNIVERSAL.

¿Qué fue lo más difícil de recuperar en esta la historia, y recuperarla a partir de Gretel, que a sus noventa y tantos años carga arrepentimiento y culpa?

Yo pensé muchos años en escribir acerca de Gretel, desde que escribía “El niño con el pijama de rayas”, pensé en regresar a Gretel en algún momento, no sabía cuándo. Empecé a hacer notas sobre Gretel, ¿dónde viviría?, ¿cómo sería ella?, pero no sabía cuándo iba a hacer el libro. Durante la pandemia empecé a escribirla y la escribí ahora porque quería que fuera una novela contemporánea, porque si ella viviera tendría 91 años.

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Al principio fue un poco difícil, pero una vez que encontré al personaje, que definí quién era ella, cómo era ella, etcétera, no me fue difícil regresar a ella, y sobre todo una vez que ya tuve la voz del personaje, pude escribir sobre él.

¿Sabías desde el principio que en Gretel iba a sentir la culpa de haberse quedado callada?

No lo sabía totalmente, porque no sabía cómo iba a ser todo el guión, porque aparte no me gusta saber todo desde el principio, la fui construyendo conforme la iba escribiendo, pero sí sabía el tema y sabía que Gretel iba a sentir esa culpa, esa vergüenza, por las acciones de sus papás, especialmente de su papá, y por el silencio de ella, de Gretel.

Foto: German Espinosa/EL UNIVERSAL.
Foto: German Espinosa/EL UNIVERSAL.

¿Qué pasó entre la primera novela y esta continuación para volver a mirar este episodio de la historia?

No ha cambiado mi perspectiva, pero hay diferencias entre los libros. El primer libro era desde la perspectiva de un chico de nueve años que no sabe nada de lo que está pasando, es más inocente, es más sencilla; y la segunda, es una novela más compleja, desde la voz de alguien que sabe todo lo que pasó. La primera es como para unos lectores más jóvenes y la segunda es para adultos.

¿Esta segunda novela es la de quien al final de su vida hace un examen de conciencia y acepta que calló ante una atrocidad?

Yo creo, que desde el punto de vista de los lectores tienen que pensar que ella tomó la decisión de no hablar, de no revelar, por ejemplo, lo de los campos de concentración; lo que yo quiero es que los lectores reflexionen y piensen que eso fue un error callarse sobre tan tremenda atrocidad, y que ella lleva esa culpa por 80 años. Creo que ahora, desde una mirada contemporánea, tenemos una plataforma y decidimos si hablamos o no, de eso debemos ser conscientes de las culpas que podemos cargar por nuestro silencio ante hechos violentos y tragedias humanas; por ejemplo, los escritores y los periodistas deberían también de utilizar esa plataforma y hablar.

Foto: German Espinosa/EL UNIVERSAL.
Foto: German Espinosa/EL UNIVERSAL.

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¿A través de estas dos novelas qué tanto has logrado conocer más a la humanidad?

Sí, a través de los años que yo he escrito, no nada más estos dos libros, sino de todos los libros que he escrito; hay muchas novelas que he escrito para adultos y las narro en primera persona y trato de meterme profundamente en la psicología de los personajes. Yo tenía 29 años cuando escribí esa primera novela, y ahora tengo 52 años, yo siento que estoy progresando en la manera que escribo, por ejemplo, creo que Gretel es un personaje más complejo.

¿Qué otro episodio tan fuerte tan doloroso y tan trágico te interesa trabajar para una nueva novela?

Creo que por ejemplo la lucha de la Independencia en Irlanda me gustaría abordarlo, ya son 100 años que cumplimos como nación independiente, que fue en 1922, no se ha escrito mucho sobre la historia de Irlanda, así que me gustaría ese periodo de 1916 a 1922. No he comenzado a tomar notas, pero me gustaría.

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