El escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez narra en su nueva novela, Volver la vista atrás (Alfaguara, 2021), la vida y la historia familiar del cineasta y guionista colombiano Sergio Cabrera (director de cintas como Todos se van, Perder es cuestión de método y Ciudadano Escobar), y al contar sus aventuras como miembro del ejército maoísta en China, guerrillero en Colombia y cineasta, en realidad cuenta la historia de Colombia en las últimas décadas.
“Sergio Cabrera es la encarnación de la forma como las fuerzas de la Historia o del mundo social y político moldean o distorsionan o arrastran, en los casos más extremos, las vidas privadas de los individuos; es decir cómo la gran historia, la Historia con mayúscula se lleva por delante nuestras pequeñas vidas, nuestras pequeñas historias con minúscula”, dice el autor de Los informantes, El ruido de las cosas al caer y La forma de las ruinas.
Juan Gabriel Vásquez (Bogotá, 1973), quien además de narrador, es traductor y periodista, asegura que en la maraña de hechos fascinantes de la vida de Cabrera y de su familia, él quería encontrar la secuencia de hechos que le permite contar esa metáfora de cuatro décadas de vida del siglo 20 que marcaron a Colombia y a varios países del mundo.
También lee: "Vargas Llosa ha moldeado mi vocación"
¿Una historia muy tuya pero hecha desde una dinámica distinta a tus otras novelas?
Ocurrió en el sentido contrario porque en otros libros yo estaba tratando de traer lo general a lo particular y aquí era un poco el camino contrario, yo empecé por lo concreto que era mi relación con una persona que conozco y forma parte de mi realidad y de ahí fue investigar y hurgar en su memoria para sacar de ahí la gran historia. Partí de la historia personal e individual de Sergio Cabrera y su padre y su madre y su hermana para acabar contando, y esa era mi intención, la macro historia de medio siglo de vida y de esa gran narrativa que fue en el siglo 20 para Latinoamérica toda nuestra relación con el marxismo, nuestra relación con las ideologías, en particular de las ideologías que había detrás de los movimientos revolucionarios de los años 60 que tanto han marcado nuestro imaginario y también nuestro presente político.
¿Por eso hay en la novela varias vías de entrada y salida?
¿Sigues teniendo en la investigación: datos, documentos, archivos y voces, tu gran sustento de la historia?
Eso es muy importante, es una labor periodística, de reportaje; todas mis novelas están montadas sobre procesos previos de reportería. Este libro es fruto de largas entrevistas con tres personas, y no es sólo eso, está también bien el esfuerzo por una especie de fetichismo del dato preciso y eso creo que es una ética de cronista; es una manera de rendirle homenaje a la realidad real que es el material de mis ficciones.
¿Hay una necesidad o deseo de recuperar la historia de tu país para saber quién es hoy Colombia?
Sí, además hay una inquietud detrás de la novela qué tiene que ver con el momento en que fue escrita, que es el momento actual en mi país donde las conversaciones que están marcando nuestra vida giran todas alrededor de las preguntas sobre el pasado de nuestra guerra porque acabamos de negociar una paz con la guerrilla de las FARC que nos ha puesto deberes de memoria sobre los cuales el país debate todos los días. ¿Hasta dónde es necesario o útil recordar?, ¿cuánto derecho tenemos a olvidar lo que nos ha hecho daño? o ¿qué utilidad puede tener ir hasta el fondo de la memoria para rescatar esas verdades ocultas aunque nos hagan daño?, son preguntas que la sociedad colombiana se está haciendo ahora, y estamos entendiendo que no hay forma de llevar a la realidad el proceso de paz y de efectuar una reconciliación real si no es construyendo un gran relato nacional donde se cuenten todas las historias por pequeñas y por insignificantes que sean que dejó la guerra.
También lee: La vida permitió a Vicente Rojo terminar su biografía gráfica
¿Has aportado una pieza más al gran relato colombiano?
Todas las historias tienen una dignidad y un derecho de ser parte de la gran historia de la experiencia colombiana de la guerra; y este libro es parte de eso, es también una de esas historias que no se había contado en la reconstrucción de la guerra colombiana, de las diferentes violencias que hemos vivido, porque la vida de Sergio y su hermana son absolutamente únicas, también esa sensación de colaborar en la construcción de un gran relato que nos permita iluminar partes de nuestra guerra que hasta ahora han quedado oscuras; es algo que me importó mucho durante la escritura de esta novela.
¿Aun en la distancia tu literatura está en Colombia?
Siempre he sostenido que un escritor no escribe sobre su país porque sea el lugar que conoce y que entiende sino justo porque es el lugar que lo interroga, que creemos entender y luego nos damos cuenta de que ese entendimiento es una ilusión y un espejismo.