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Personal contratado en el sector cultural por el Capítulo 3000 , es decir, contratado por honorarios, que labora en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) , envió una carta a la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto , a la directora general del INBA, Lucina Jiménez , y a la opinión pública, en la que solicitan a las funcionarias una garantía de que no serán los trabajadores contratados por este Capítulo 3000 los que paguen el nuevo recorte, porque de ser así, “estarían pagando de nuevo los de abajo y no los de arriba, al contrario de lo que se sostiene en el discurso”.
Los autores de la carta explican que personal de algunos centros de trabajo fue informado de que la orden es hacer un recorte de por lo menos 15% de los profesionistas de la cultura , esto es cuando menos 15% de los contratados por el capítulo 3000.
Los “trabajadores” (nombre que no les dan las instituciones porque se les llama “prestadores de servicios”) que envían la misiva laboran en el Instituto Nacional de Bellas Artes en áreas como la Coordinación Nacional de Artes Visuales , el Centro Nacional de Conservación y Registro de Obra del Patrimonio Artístico Mueble (Cencropam), los museos Nacional de Arte, Mural Diego Rivera, del Palacio de Bellas Artes, Nacional de la Estampa, de Arte Moderno, Nacional de San Carlos, en la Coordinación Nacional de Teatro y de la Dirección de Servicios Informáticos , además del grupo @YaPagameINAH .
En su carta, exponen la situación que enfrentan los contratados bajo esta modalidad: “A los trabajadores del Capítulo 3000 se nos considera 'prestadores de servicios' para efectos legales, y según la clasificación económica se nos contempla en el apartado denominado 'servicios generales' del gasto ejercido por el gobierno federal: servicios básicos (luz, agua, gas, telefonía), de arrendamiento, profesionales (asesorías, consultoría, etc.), bancarios y financieros, de mantenimiento, de comunicación social y publicidad, entre otros”.
Sin embargo, describen que su trabajo implica una serie de obligaciones como horarios fijos , subordinación a una estructura, manejo de personal y responsabilidades diarias con la cultura y el patrimonio. En contraste pueden perder su trabajo en cualquier momento, no generan antigüedad, no tienen seguro de gastos médicos, no tienen derecho a vacaciones, y trabajan más de ocho horas si es necesario.
Este grupo expresa en la carta que esta situación no es nueva, que la palabra ' austeridad ' es conocida desde tiempos de Vicente Fox , y frente a los avisos de un recorte de 15%, añade: “Según lo dicho, el eslabón más débil deberá pagar la 'austeridad', al menos en alguna medida. Sólo podemos ver aquí continuidad. Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña sembraron el camino eliminando plazas y prestaciones para todos los trabajadores de la cultura (y no sólo de la cultura)”.
Los autores de la carta recuerdan que los trabajadores profesionistas de cultura comenzaron a organizarse y a hablar de sus malas condiciones laborales en marzo y abril de este año que termina. Y escriben: “La situación de precariedad a la que condena el Capítulo 3000 es la norma para los profesionistas de cultura”.
Este grupo de trabajadores labora en estos diversos centros del INBA en la realización de exposiciones, escritura de textos, edición de libros, restauración de obras, diseño, conservación del patrimonio, realización de conferencias, exposiciones, conciertos. “Definitivamente no formamos parte de los lujos, de los viajes, de los choferes y los autos, de los bonos o comidas que políticos y burocracia varia se otorga 'por mérito'”.
nrv
