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A propósito de una columna en la que abordamos el diagnóstico de consumo cultural de la UNAM y hablamos de las tareas pendientes de la Secretaría de Cultura en este asunto, la oficina de Comunicación Social de esa dependencia nos informa en una carta que desde junio del año pasado inició la recopilación de datos del sector cultural “con el fin de construir instrumentos de medición común que contribuyeran a generar información para la toma de decisiones en el corto plazo de cara a la crisis causada por Covid-19”. Y que el 22 de junio se abrió el Sondeo Nacional de diagnóstico sobre la situación ante el coronavirus. También informa que colabora con instituciones internacionales y con la oficina de la Agenda 2030 de la Presidencia de la República para el desarrollo de mejores indicadores. Y nos recuerda que existe el Registro Nacional de Agentes Culturales “Telar” y que “constantemente se evalúan los datos y estadísticas de la plataforma Contigo en la Distancia, y el consumo y participación de las personas en ésta. Así mismo (sic), se está preparando un informe para el primer año”.
¿Pero qué clase de diagnósticos en pandemia hace la Secretaría de Cultura?
La Secretaría de Cultura dice que por indicadores para tomar decisiones y crear políticas públicas, no paran. Números y análisis para aventar pa’ arriba. Qué bien. Sin embargo, vamos a detenernos un poco en su vasto trabajo. Por ejemplo, el sondeo para medir la percepción del impacto del Covid en el sector de las economías culturales y creativas en México estuvo dirigido a trabajadores independientes, empresas, instituciones y espacios; participaron 5 mil 507 personas y concluyó el 31 de julio. Muchas cosas han pasado desde entonces, meses de cierre, agrupaciones dispersadas, regreso a localidades, por mencionar sólo tres cosas. Si en su momento lo más factible fue realizar sólo un sondeo con una representatividad de poco más de 5 mil personas, ¿no es hora de realizar un diagnóstico más completo y de mayor alcance nacional sobre ese impacto? También dice que en Telar hay todavía más y más números gracias a los más de 26 mil registros. Muy interesantes sus resultados, es verdad. Ahí indica, por decir un sólo dato, que una gran mayoría se dedica a las artes vivas y que dos de los espacios de difusión más importantes que tienen son las ferias y los festivales; ambos, dicho sea de paso, desde antes de la pandemia han padecido con las nuevas reglas para acceder a recursos públicos. ¿Alguien se acuerda de cómo Despertares tuvo que anunciar su fin porque nomás no pudo acceder a las convocatorias? Y ahora, con pandemia, pues se infiere que la situación es peor. Nos dicen también que pronto sabremos lo bien que le ha ido a Contigo en la distancia. ¿Las métricas nos dirán la estadía de los usuarios en cada material? Porque no es lo mismo entrar y salirte a los 10 segundos, que entrar y quedarse a ver la ópera completa. ¿Verdad? Estaremos atentos. Y ya que la Secretaría tiene a la mano su numeralia, insistimos: ¿En dónde está el diagnóstico de cómo ha impactado la pandemia a nivel institucional?, ¿a cuánto ascienden las pérdidas económicas en el rubro de autogenerados?, ¿cuántos artistas y compañías no han podido trabajar en los escenarios institucionales?, ¿cuántas personas no podrán ser recontratadas por los distintos esquemas laborales que existen?, ¿cuántas pérdidas humanas han sufrido?, ¿se debe seguir apostando a subirlo todo a una sola plataforma y conformarse con los likes en las redes sociales?, ¿cómo ejercerán 13 mil 500 millones de pesos durante un año en el que el arte y la cultura no podrán ser como los conocíamos antes de la pandemia?
