En los tres días en que se realizará el Mondiacult , del 28 al 30 de septiembre, México será la capital de la Cultura a nivel internacional. Más allá de que el evento servirá para determinar la agenda cultural de, por lo menos, la próxima década, llama la atención la elección de algunos invitados en el ciclo de conferencias previas al encuentro.
Queremos suponer que para el que será uno de los eventos en políticas culturales más importantes de las próximas décadas, México debería estar representado por actores culturales de primer nivel. Pero junto a nombres como el del diputado británico Jeremy Corbyn o los escritores Joumana Haddad y Luis García Montero , cuya participación en el Mondiacult es merecida, hay dos abanderados mexicanos peculiares. Nada más y nada menos que la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada , y el escritor Fabrizio Mejía Madrid .
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¿Ellos son los actores culturales imprescindibles de México? Para que, a nivel federal, sí. El tema de Brugada son los modelos de bienestar social; el de Mejía Madrid, los medios para narrar la historia en la actualidad.
¿Acaso sus conferencias son aportaciones invaluables o Mondiacult también es utilizado como plataforma de proyección para ciertos intereses? ¿De verdad Iztapalapa, donde el año pasado se derrumbó la Línea 12 del Metro , es un modelo de bienestar social? Quizá Brugada tendrá más ganas de hablar de bienestar electoral.
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El día que vino Echazarreta, nadie habló de ciencia
La visita de hace unos días de Katya Echazarreta , la primera mujer mexicana en ir al espacio, a México, donde se reunió con el presidente Andrés Manuel López Obrador y la jefa de gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum , sirvió sólo para la foto y celebraron su triunfo en Estados Unidos, a donde emigró a los siete años, pero hasta ahí quedó todo, porque ninguno de los dos afrontó los desafíos de México ante la ciencia y la tecnología.
Al final, AMLO sólo felicitó a Echazarreta y hablaron de la importancia del apoyo familiar y Sheinbaum le entregó a la joven la llave de la ciudad y se concentró en el discurso superficial sobre “cumplir sueños”, pero nunca se hablaron sobre cómo el gobierno se comprometerá para impulsar la ciencia y la educación, para que más jóvenes mexicanos lleguen al espacio, por ejemplo.
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