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Las expresiones de rechazo hacia José Antonio Romero Tellaeche por haber destituido a académicos de cargos administrativos y haber afirmado que el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) es “neoliberal”, no fueron escuchadas por María Elena Álvarez-Buylla, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que decidió desginar a una persona que “tiene un pensamiento único” en una institución que se ha caracterizado por su “pluralidad”, como lo definió ayer un estudiante. Todo esto se dio en medio de un proceso que orilló a los alumnos a irse a paro indefinido y a tomar las instalaciones de su institución; en tanto que investigadores han catalogado este acto como una intervención ideológica.
Ayer, mientras alumnos del CIDE se manifestaban afuera de su escuela, Álvarez-Buylla declaró: “Tomé la decisión de designar a Romero Tellaeche como director general” de ese Centro Público de Investigación para el periodo 2021-2026, acción que no fue bien recibida por su comunidad.
El proceso debió basarse en los votos de los integrantes del Consejo Directivo del CIDE, en el que hay representantes de diversas secretarías de Estado, como la de Energía, e instancias como el Instituto Nacional Electoral, y al menos estas dos se pronunciaron en contra de la designación del Dr. José Romero Tellaeche. Por tanto no hubo ninguna unanimidad frente a esa designación. A pesar de esto, la doctora María Elena Alvarez-Buylla, que encabeza ese consejo, procedió a designar a Romero como director.
En el mismo acto, el director mostró su decisión de que al Centro de estudios llegue el proyecto de la 4T: “El CIDE es una institución del Estado mexicano y debe apegarse a las nuevas realidades”.
De la situación en el CIDE no tomó distancia el presidente Andrés Manuel López Obrador, pues en su conferencia matutina desde Palacio Nacional, opinó que “el CIDE se fue derechizando y empezó a competir con el ITAM” y que “lo que queremos es que se cuiden todos los procesos y que se acaben los cacicazgos, en la academia, en los grupos intelectuales; había mucha corrupción. Todos esos grupos están muy enojados por eso, porque vivían al amparo del poder público”.
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Si bien, Romero ofreció un discurso en el que afirmó que su gestión será “democrática” y se comprometió a dar “estabilidad, libertad y pluralidad”; así como libertad de expresión, también dijo que es necesario establecer nuevas líneas de investigación para que con las que ya existen, propongan interpretaciones y soluciones a problemas pendientes”. Álvarez-Buylla anunció que no se cobrarán más cuotas a estudiantes.
“Necesario, establecer nuevas líneas de investigación (...) que propongan interpretaciones y soluciones a problemas pendientes”. José Antonio Romero Tellaeche. Director del CIDE.
Ese primer discurso no apaciguó los ánimos de la comunidad estudiantil del CIDE que ya estaba afuera de su plantel ubicado en la carretera México-Toluca 3655, alcaldía Álvaro Obregón. Los estudiantes decidieron tomar las instalaciones y seguir gritando consignas como “Romero escucha, el CIDE está en la puerta”, “Somos estudiantes, no grupo de interés”, “A ti no te eligieron, a ti te impusieron”, “Pretende gobernar y se niega a escuchar”, pues Romero Tellaeche, dijeron, representa todo lo contrario al CIDE.
“Esta persona (Romero Tellaeche) tiene un pensamiento único y quiere imponerlo. Lo que hemos visto es apenas una muestra de lo que puede hacer con la institución, por eso no nos estamos dejando. Estamos luchando por un CIDE que vaya conforme a las vanguardias internacionales y nacionales, y a las necesidades de la sociedad”, dijo Ramón, un estudiante.
Este problema con Romero Tellaeche no es reciente, inició desde que fue deginado por el Conacyt como director interino del CIDE, en agosto. En casi cuatro meses destacó por haber destituido a la doctora Catherine Andrews de la Secretaría Académica por haberse negado a detener las comisiones Académicas Dictaminadoras (CADIs), lo que para su director significó “un acto de rebeldía”, y a Alejandro Madrazo Lajous, de la dirección del CIDE en la región centro sede Aguascalientes, luego de criticar a la actual administración, lo que Romero consideró como “pérdida de confianza”.
Romero no sólo arremetió contra los investigadores. Acusó al CIDE de ser una institución neoliberal y describió a los alumnos como “esponjas” que únicamente absorben lo que sus profesores quieren. Las acciones del funcionario provocaron que el viernes pasado la comunidad del CIDE saliera a manifestarse afuera del edificio del Conacyt, en Insurgentes Sur 1582, con la intención de que Álvarez-Buylla o alguna autoridad del Consejo les recibiera un pliego petitorio en el que entre otras cosas, pedían la destitución de Romero, aunque nadie les recibió el documento. A sabiendas de ese contexto, ayer la directora del Conacyt dijo siempre se busca que haya “una vida institucional donde prevalezca la pluralidad de pensamiento”.
Institución en incertidumbre
Frente a la negativa del Conacyt y de José Antonio Romero Tellaeche, la semana pasada los estudiantes presentaron una solicitud de amparo para detener el proceso de designación del nuevo director de su institución. Casi una semana después fueron notificados que “los juzgados Primero y Décimo Segundo de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México admitieron a trámite la demanda de amparo que miembros de esta comunidad promovimos en contra del proceso de designación del director general del CIDE. Estamos en espera de que se resuelva la suspensión provisional del procedimiento de designación”.
Por su parte, la Asamblea Académica Permanente del CIDE indicó en un comunicado que contrario a lo que dijo Álvarez-Buylla en la ceremonia de designación, “no hubo unanimidad para apoyar a ningún candidato en el proceso de designación” y que es inquietante “el conflicto de interés por parte del Grupo de Auscultación Externa, en el que participaron amigos y coautores de Romero Tellaeche, como Lorenzo Meyer y Alicia Puyana Mutis. Este comité fue la única instancia en el proceso que apoyó la candidatura del Dr. Romero”.
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A las críticas se sumó José Antonio Aguilar, investigador del CIDE, quien dijo que el problema no es Romero, sino que a lo largo de su historia, el país ha enfrentado “la intervención el poder político en las universidades, ese es el problema central que causa la crisis del CIDE.
El director tiene la misión de transformar de manera no consensual ese centro de investigación en otra cosa muy distinta más cercano a los intereses del gobierno”. Añadió que la misión fundamental de las universidades es investigar y enseñar: “No son organizaciones de formación de cuadros, no son agencias de consultoría, ni estructuras anexas a ningún gobierno; eso es lo que ha desatado esta crisis, porque hay una visión ideológica. El proceso de designación ya fue objeto de impugnación judicial por parte de los estudiantes, es previsible que la designación siga el mismo curso”.