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Incluir al muralismo y el arte público como categoría artística en las reglas del Sistema Nacional de Creadores de Arte, destinar 1% del costo total de la construcción de edificios públicos o unidades habitacionales para la creación de obras de arte como sucede en Francia y en California; impulsar que haya deducción de impuestos por la adquisición de murales, y que haya derecho de exposición para los murales realizados gratuitamente y de los que se benefician los gobiernos, para que el artista reciba regalías; devolver las instalaciones de La Tallera —de David Alfaro Siqueiros— para que sea centro de producción de obra mural, y penalizar a quienes en el gobierno atenten contra la obra mural son algunas de las demandas planteadas en el Congreso Internacional de Muralistas “A 100 años del Muralismo Mexicano”, que se celebró entre el 29 de marzo y el 4 de abril, y que fue convocado por el Movimiento de Muralistas Mexicanos.
En un comunicado, dirigido a la ONU, la OIT, la Presidencia de México, la secretaría de Cultura, las comisiones de Cultura del Senado y la Cámara, las instancias de cultura del país, a los muralistas y medios, preguntan al gobierno de México: “¿Por qué el muralismo no está pintando en las conmemoraciones de este año, y los 100 años de su nacimiento no se encuentran en la lista de conmemoraciones del gobierno de la 4T?”
Anuncian la creación de la Internacional Muralista, que definen como un punto de encuentro, de debate y creación en México para el muralismo a realizarse con carácter de bienal presencial y digital, y cuya primera edición será en 2023, con muralistas de todo el mundo.
Reiteran que a 15 años de la fundación del Movimiento de Muralistas Mexicanos, el muralismo vive, y que miles de murales son el testimonio viviente de una memoria muralística heredera de 100 años de historia moderna y contemporánea y siglos de muralismo ancestral.
Recalcan la diversa participación de colectivos de mujeres, de jóvenes y de compañeras y compañeros indígenas en el Congreso. “Las diferencias entre muralismo, arte urbano y grafiti han quedado aclaradas sin el menosprecio de ninguna y, por el contrario, desde el respeto y reconocimiento a las diferencias y el lugar que tiene cada una dentro del arte público”.
Consideran un error hablar de la muerte del muralismo: “El muralismo vive y el gobierno tiene una deuda histórica con él, y tarde o temprano tendrá que saldarla por eso desde esta tribuna, viejas demandas por los derechos humanos y culturales se han reafirmado y están más vigentes que nunca: el derecho al trabajo, a la salud, a salarios dignos, al espacio, a la educación y a la cultura”.
Demandan un alto total a la destrucción del patrimonio artístico muralístico por toda América y, como lo habían expresado en 2006 en el pleno de la Cámara de Diputados, la inclusión de la investigación artística a lado de la científica y tecnológica en la Constitución Mexicana.
La carta, firmada por el Movimiento de Muralistas Mexicanos y el Movimiento Internacional de Muralistas, incluye un Manifiesto que expresa que a lo largo de 100 años el muralismo, único movimiento estético universal que tiene México, ha sorteado cualquier cantidad de ataques.
El congreso fue organizado por los artistas plásticos Polo Castellanos y Julio Carrasco Bretón, del Movimiento de Muralistas Mexicanos; incluyó charlas y presentación de piezas. Se realizó de forma virtual y contó la participación de artistas y colectivos de México y Bolivia, Brasil, Argentina, Francia, Canadá, Perú, Alemania, Chile y Paraguay.