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Las zonas arqueológicas de Teotihuacán (Estado de México), Chichén Itzá (Yucatán), Monte Albán (Oaxaca), Dzibilchaltún (Yucatán), Cuicuilco y Templo Mayor (Ciudad de México) son algunos de los espacios que mañana recibirán una gran cantidad de visitantes por el equinoccio de primavera, fecha que es utilizada para “cargar energía”.

Sin embargo, para algunas edificaciones, como la Pirámide de Kukulcán o El Castillo, en la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, desde hace más de 10 años se estableció que los visitantes no puedan subir a la construcción. Caso contrario a sitios como Teotihuacán, donde aún es posible subir a las pirámides del Sol y la Luna que, se prevé, sean visitadas mañana por alrededor de 60 mil personas, cifra similar a la reportada en 2018.

“La cuantificación del 21 de marzo ha cambiado porque antes, hace 15 años, se juntaban cerca de 150 mil personas, sin importar que fuera entre semana o fin de semana. A lo largo de los últimos 13 años la cifra ha ido disminuyendo porque las personas se han ido repartiendo en los días anteriores o posteriores al 21, y es una cifra que no ha variado en los últimos cuatro o cinco años”, comenta Rogelio Rivero, director desde hace nueve meses de la Zona Arqueológica de Teotihuacán.

La cifra en Teotihuacán es mayor a la de Chichén Itzá, zona arqueológica de Yucatán donde registraron cerca de 14 mil personas en 2018 y 2017, cantidad similar que esperan para este año, sobre todo porque el equinoccio es entre semana.

“En Chichén tiene más de 10 años que se fueron cerrando paulatinamente los edificios a la visita para que la gente ya no pudiera subir, sobre todo en El Castillo (también conocida como Pirámide de Kukulcán), donde incluso había una cadena que por mucho tiempo erosionó los escalones originales. La cadena fue retirada pero tener diario a cinco mil personas en un monumento arqueológico no va bien para la conservación del mismo”, dice el director de la Zona Arqueológica de Chichén Itzá, Marco Antonio Santos.

Protección de sitios históricos. En varias partes del mundo, incluido México, por cuestiones de conservación se ha restringido el acceso a ciertas áreas de sitios históricos.

“La restricción es una tendencia a nivel mundial que tiene que ver con la conservación de los monumentos arqueológicos y también con la seguridad de los visitantes, ya que en muchos lugares, por su inclinación o condiciones climatológicas, se presentaban muchos accidentes”, señala Marco Antonio Santos.

Al respecto, Rogelio Rivero comenta que Teotihuacán abrirá mañana de 7 a 17 horas, y habrá un operativo en el que participarán agentes de seguridad municipal, estatal y federal, además de personal del Instituto de Antropología e Historia (INAH) para generar una “visita significativa” a través, dice el arqueólogo, de políticas de gestión.

Rivero recuerda que hace 10 años se hacían filas de más de cuatro horas para poder llegar a la cúspide de alguna de las pirámides de Teotihuacán, situación que llevó al público a visitar el sitio en otras fechas.

“El objetivo principal de la visita no es que la gente suba a las pirámides. La conservación del monumento no se logra así. A lo mejor en un futuro sí busquemos que se disminuya la cantidad de personas que suban a la pirámide, pero negar el acceso de un día para otro generaría insatisfacción y un ánimo negativo. Lo que queremos es que el propio visitante nos ayude a conservar el patrimonio y que sea el mismo visitante quien procure no subir si no es necesario”.

Leonardo López Luján, director del Proyecto Templo Mayor, asegura que visitar sitios arqueológicos representa una “estética inolvidable”, pero la antigüedad de los materiales con que fueron construidas las edificaciones prehispánicas los sitúan en condiciones de riesgo a los agentes naturales y humanos.

“Debemos proteger los sitios a toda costa, una manera es respetarlos, evitando realizar allí toda suerte de actividades para las cuales no fueron concebidos, como conciertos, espectáculos de luz y sonido, y vendimias de comida y artesanías. Esas actividades pueden llevarse a cabo en recintos modernos edificados ex profeso fuera del área de protección patrimonial. Otra manera es regulando las grandes concentraciones propias del turismo masivo y de nuevos cultos que nada tienen que ver con los practicados en tiempos prehispánicos. No sólo hay que regular el acceso gradual de visitantes en los días del equinoccio, sino acotar los recorridos a circuitos preestablecidos que eviten las áreas más vulnerables en las que pueden sufrir daños pinturas murales, esculturas o aplanados de estuco, por ejemplo. También hay que impedir a toda costa el ascenso a las pirámides por áreas diferentes a las escalinatas”, dice López Luján.

Faltas administrativas. Se han reportado casos de personas que no cumplen las reglas establecidas para transitar en diferentes sitios históricos. Un ejemplo es el fotógrafo danés Andreas Hvid, quien junto con Josephine Sarah escaló en 2018 la pirámide de Keops (Egipto), pese a que está prohibido. Otro caso es el de la actriz de Hollywood Glenn Close, quien en su cuenta de Instagram publicó dos fotos en las que se ve colgada de una de las piedras de la Pirámide del Sol, en Teotihuacán.

Rogelio Rivero recuerda que hace 13 años también se desempeñó como titular de la Zona Arqueológica de Teotihuacán, y que desde entonces toda persona que realice grafitis con el material que sea debe pagar el servicio del restaurador, pero si son otras cuestiones, como introducir bebidas alcohólicas, perderá el derecho a estar en la zona.

“Quien escale las pirámides pierde derecho a estar en la zona. Glenn Close no escaló. Del segundo al tercer nivel de la Pirámide del Sol son las escaleras más largas, muchos se sientan a descansar en la orilla de la pirámide. Creo que a la actriz se le hizo fácil, ya sentada, bajarse medio metro, donde están las piedras salidas y parece estar colgada. Lo que hizo es una falta, se le debió llamar la atención, pero no había ningún elemento de seguridad ni personal de custodia y no la vieron. Si hubiera escalado, la hubieran visto y hubiera perdido su derecho a estar en la zona”, explica Rivero.

Participación. Santos dice que en Chichén Itzá trabajan en estrategias de difusión y educación para que los visitantes comprendan la importancia de las zonas, y cuenta que incluso han tenido experiencias en las que la misma gente es quien hace que se respeten las normas, “con el tiempo, la misma gente es quien se ha dado cuenta que tiene que respetar esas áreas para su conservación”.

En Chichén Itzá, dice su director, también existen sanciones que van desde una llamada de atención hasta una posible expulsión del sitio. Además la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos establece sanciones contra quien “dañe, altere o destruya un monumento”, por lo que el INAH implementará el Operativo Equinoccio de Primavera 2019, del 21 al 24 de marzo.

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