La crisis económica derivada de la pandemia por el Covid-19 que durante meses mantuvo cerradas las librerías o que llevó a trabajar con restricciones de horario, aforo o ventas en mostrador, no sólo puso evidencia los problemas añejos de un eslabón fundamental de la cadena del libro que ha exigido políticas públicas que permitan, por ejemplo, el crecimiento de una red de librerías en todo el país, también mostró que los 14 meses de confinamiento les ha provocado una caída en ventas que superiores al 50%.
Como gremio, los libreros no tienen estimaciones generales de cuál es hasta ahora el impacto económico y las afectaciones de esta crisis, pero tienen cifras estimadas. No son capaces de vislumbrar cómo cerrarán 2021 y si podrán alcanzar la recuperación en 2022, pero saben que en términos generales habrá 30% menos librerías en México -según el Sistema de Información Cultural hay mil 646 librerías en el país- que no pudieron sobrevivir a la pandemia .
Saben que 2020 fue un año durísimo para los canales de venta del libro en México. En particular el mes de abril, cuando todas las librerías cerraron sus puertas y donde las caídas en ventas llegaron al 70%; sin embargo, los libreros también reconocen que las ventas de libros a través de Internet creció más del 300%, incluso hablan de 400%, pero dudan que ese ritmo del eCommerce se mantenga, pues cuando se reabrieron las librerías el comercio electrónico fue a la baja.
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Grandes, medianas o pequeñas, sean sucursales de cadenas libreras o espacios barriales e independientes, las librerías han sorteado con distintas estrategias y a través de acciones colectivas esta crisis económica que inició el 23 de marzo de 2020 cuando el gobierno federal estableció la Jornada Nacional de Sana Distancia , y se determinó el cierre de las librerías por no considerarlas comercios esenciales.
“Las ventas se han bajado muchísimo, la gente no sale aún a comprar, pero hay que decir que también nos afectó mucho este cierre de presupuesto que hizo el gobierno; tenemos ya dos años sin ventas a instituciones públicas, sin ventas a bibliotecas, sin ventas a universidades, eso también lo venimos arrastrando, pero insisto siempre hay forma de darle vuelta a estas crisis”, señala Rodrigo López , director de Librerías El Sótano.
Es Rodrigo López quien asegura que el 6 de abril, cuando tuvieron que cerrar las 15 sucursales que tienen, sólo les quedó mantener abierta su librería virtual . “El descenso fue muy grave, fue alrededor de 70% en abril, pero afortunadamente la gente se volcó tanto a los libros como al material didáctico y a los rompecabezas, y estamos terminando el periodo de pandemia como con un descenso del 50% de las ventas; 2020 lo cerramos 24% abajo respecto al 2019, entonces sabemos que no fue tan malo”.
30% MENOS DE LIBRERÍAS habrá en México. Según el Sistema de Información Cultural hay mil 646 que no sobrevivieron a la pandemia
Georgina Abud Pérez Porrúa,
presidenta de la Asociación de Librerías de México ( ALMAC ), asegura que en este momento muchas librerías siguen haciendo el recuento de los daños, intentando hacer el balance, evaluando las oportunidades, y continúan con las negociaciones de pago con las editoriales, negociando las rentas de sus locales, el pago de impuestos y de sus trabajadores, los trabajos de limpieza y mantenimiento.
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“Definitivamente se siente el impacto económico negativo que ha tenido la pandemia en todos los ámbitos, no es sólo el daño severo, lo peor es que tampoco vemos ahorita que las ventas se reestablezcan de forma tal que podamos menguar todo ese daño y volver a una ‘normalidad’ en la las ventas para lo que resta del año o para el siguiente, no creemos que será pronto cuando las ventas vuelvan a ser las de antes”, señala Abud Pérez Porrúa, quien dice que hay muy buena comunicación entre librerías y editoriales “sabiendo que estamos en el mismo barco”.
Porrúa, que es uno de los grupos editoriales y libreros más emblemáticos de México, lo encabeza José Miguel Pérez Porrúa, quien reconoce que el impacto económico para el grupo ha sido tremendo y aunque las ventas van en crecimiento, la caída fue del 50% durante la pandemia , comparada con 2019; y son tan claras las afectaciones que hasta el momento han tenido que cerrar cinco de sus sucursales -cuentan con alrededor de 70 espacios en todo el país-, en especial de entre las 20 que se ubican en centros y plazas comerciales .
“Estamos en un proceso de evaluación, de negociación con varias de los centros comerciales, algunos han entendido y apoyado, tenemos adeudos fuertes de seguir pagando rentas que se devengaron ya; es un gran conflicto que tenemos ahora, estamos viendo en cuáles sí y en cuáles no podemos seguir, aunque las plazas exigen el pago de rentas, vamos al día en todas; con algunos hemos llegado a acuerdos, pero con otros no y eso nos ha llevado a cerrar cuatro o cinco de nuestras sucursales, con tristeza, pero con la certeza de que dentro de uno o dos años vamos a abrir nuevas sucursales, sin duda”, asegura el director editorial de grupo Porrúa.
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El editor y librero asegura que este grupo que tiene 120 de historia ha vivido momentos muy complejos desde que su abuelo abrió el negocio, como la Revolución Mexicana , el sismo de 1985 e inundaciones, pero no habían enfrentado una crisis económica tan drástica ni un cierre tan largo, sin embargo mantienen el espíritu de llevar los libros a los lectores y por ello han reforzado su labor como distribuidores de libros a pequeñas librerías de todo el país donde no tienen una sucursal de Porrúa.
El Grupo Espinosa, como otros miembros de la Cámara Nacional de la Industria de Artes Gráficas, es un eslabón central del libro que ha sido impactado por la crisis.
La apuesta de los libreros está en el incremento de las ventas vía libros de texto, “esperamos que con el regreso a clases se logre incentivar la compra de libros”, señala José Miguel Pérez Porrúa; también la presidenta de ALMAC refrenda esa esperanza, “creo que para octubre podremos decir cómo nos afectó la crisis y cuánto nos hemos recuperado, tendremos datos duros sobre la posible recuperación del regreso a clases, la venta de libros de interés general y las renegociaciones en rentas y pagos a editoriales”, señala Georgina Abud .
5 SUCURSALES de Porrúa han tenido que cerrar, de las alrededor de 70 con que cuenta en todo el país
Escenario de librerías independientes
Si la situación de los libreros de ALMAC es complicada, lo es más la de las librerías independientes, pequeñas y de barrio, varias de las cuales se agrupan en la Red de Librería Independientes ( RELI ), que se ha constituido como Asociación Civil y que dirige Claudia Bautista , la librera que asegura que los ha afectado la pandemia en todos los niveles, dos librerías de las 20 que agremian han cerrado sin posibilidades de abrir, y hay cuatro librerías más que se quedaron sin local y optaron por vender sólo a través de redes sociales o de la plataforma de la RELI.
“Hicimos una pequeña encuesta en abril de 2020 proyectando el panorama si se extendía la pandemia ¿qué podía pasar?, ¿qué recursos podrían tener los compañeros para sostenerse en el encierro? Las cifras son muy diferentes a lo que se proyectó al principio de la pandemia, ha sido un año muy difícil, muy retador, somos un eslabón de la industria del libro con una situación bastante crítica desde antes de la pandemia”, señala Bautista.
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La librera dice que el saldo es de cierres, reconfiguración, adaptación y empatía de parte de los lectores y revaloración de estos espacios de barrio, “las librerías que se han vuelto un sector relevante para mucha gente, pero desde el gobierno hay una generalizada apatía o desconocimiento o desinterés, una indiferencia que se ha traducido en nulas medidas específicas para abordar los problemas que hemos tenido que enfrentar”.
En febrero de 2021, la RELI levantó entre sus agremiados una encuesta para dar cuenta de la crisis económica derivada de la emergencia sanitaria, reveló que 80% de las librerías independientes ocupan espacios rentados por los que pagan en promedio 12 mil pesos mensuales y sus gastos generales superan los 38 mil pesos; pero también señala que 70% de los libreros se ha visto obligado a aplazar pagos a editoriales, préstamos y rentas.
Pese a las afectaciones, todos los libreros hablan de las estrategias que han emprendido para enfrentar la crisis, entre ellas hay una alianza entre editoriales y librerías independientes, su participación en ferias de libros virtuales, que no han sido lo que esperaban pero les han ayudado. Incluso la RELI celebra el apoyo desde la UNAM , la Universidad Veracruzana y la Universidad Autónoma de Nuevo León que les han dado a través de sus ferias de libro.
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Desde El Sótano tienen una campaña para considerar a las librerías esenciales, incluso en el último mes han abierto dos sucursales más, una en Iztapalapa, en colaboración, y otra en Monterrey. Y desde grupo Porrúa refuerzan su labor como distribuidores de libros en decenas de librerías pequeñas, en todo el país, y confían en el regreso a clases presenciales para junio o al menos en agosto, y que eso se traduzca en venta de libros de texto, una categoría de ventas que en 2020 fue sumamente castigado.
“Las ventas se han bajado muchísimo, la gente no sale aún a comprar; también nos afectó mucho este cierre de presupuesto que hizo el gobierno"
Rodrigo López, director de Librerías El Sótano
La crisis de las artes gráficas
JJuan Plata, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Artes Gráficas ( Canagraf ) —a la que pertenece Grupo Espinosa —, otro de los eslabones de la industria del libro, también reporta el cierre de empresas de la impresión, pequeñas y medianas, que aunque no se especializan sólo en libros y revistas, representan un impacto importante.
El impresor reporta que entre noviembre de 2019 y abril de 2021 cerraron operaciones 2 mil 29 empresas y se tuvo un impacto del 9.32%; y que de abril a noviembre de 2020 cerraron 137 empresas equivalentes al 0.69%, “podemos decir que de noviembre de 2019 a noviembre de 2020 cerraron un total de 2 mil 166 unidades económicas, no son unidades grandes de clase mundial, van de medianas a chiquitas, pymes y mini pymes , que fueron las que más impacto tuvieron; eso también lo muestra el INEGI , que habla de una caída acumulada del 10.01%”, afirma.
Juan Plata
dice que las 2 mil 29 empresas que cerraron sus puertas no pudieron tener la suficiente capacidad económica para cumplir con sus compromisos y su planta laboral, “el trabajo disminuyó considerablemente, el cierre de las empresas de turismo, otras que producían por ejemplo monografías y misceláneos para papelerías dejaron de vender porque las papelerías cerraron sus puertas; 80% de las empresas no las dejaron abrir porque no se consideraron esenciales”.
Dice que en el caso de la industria editorial tuvo un impacto grandísimo porque a pesar de que la gente tuvo mayor tiempo para la lectura muchos utilizaron las plataformas digitales, “aunque no se dejaron de producir libros, pero lo que impactó fue el cierre de las librerías , de los espacios físicos de las librerías precisamente porque a la lectura no se le consideró industria esencial”.
Rodrigo López,
director de El Sótano, afirma que desde el principio ellos argumentaron que los libros siempre han sido tratados como un producto especial, “alimentos, medicinas y libros son los únicos tres productos en el país que no generan IVA , pero no hubo respuesta de las autoridades a pesar de para nosotros el libro es un producto que debería estar incluido en la canasta básica ”.