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Han pasado 16 meses del sismo de septiembre de 2017 y la Sacristía y la Pinacoteca del Templo de San Felipe Neri, La Profesa —uno de los más ricos por su patrimonio pictórico en el Centro Histórico de la Ciudad de México—, sólo ha tenido trabajos de apuntalamiento por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El exterior del inmueble no sufrió daños, sin embargo en el anexo del templo, donde están la Sacristía y Pinacoteca, sí hubo grietas. En este último espacio es donde se conservan 350 retablos de los siglos XVII, XVIII y XIX, considerados uno de los patrimonios de arte novohispano más importantes del país, con obras de artistas como Cristóbal de Villalpando, Antonio de Torres, Pelegrín Clavé, José de Alcíbar, Miguel de Herrera, Juan Correa y Miguel Cabrera.

La Sacristía, ubicada en el primer nivel del Templo, y la Pinacoteca, en la parte superior, fueron apuntalados por el INAH a través del Taller de Arquitectura y Reparación (Tares) en noviembre de 2017.

“Las autoridades del INAH no nos han dicho nada, sólo que todo está en proceso. Nosotros tuvimos que mover a otra de las salas las pinturas que podrían resultar afectadas porque estaban colgadas en los muros donde se ven las grietas. Las descolgamos y las apilamos”, señala en entrevista el sacerdote Luis Martín Cano Arena.

De las 350 obras se removieron alrededor de 10, mientras que otras cuatro aún se pueden ver en muros aledaños, como El patrocinio de San José, de José de Alcíbar, que no pudo ser desinstalada por sus grandes dimensiones: 3.8 x 4.9 metros.

En sus 40 años, la Pinacoteca, que originalmente era la Casa Habitación de los Padres, nunca había cerrado sus puertas hasta ahora; además cerca de 10 piezas están envueltas en hule burbuja y apiladas en un rincón del espacio. Se trata de varias obras de Antonio de Torres (1667-1731), pintor novohispano, entre otros artistas.

El apuntalamiento, que comenzó el 4 de noviembre de 2017, se demoró alrededor de dos semanas debido a que los seis trabajadores no contaban con los polines que debía entregar el gobierno federal. “Se tardaron mucho porque no les traían el material. Nosotros por nuestra cuenta, al ver lo drástico de la situación, removimos el mobiliario, pinturas y esculturas. Después del sismo, el día 19, sí vino alguien de Protección Civil, y luego otras autoridades tomaron fotografías; fue cuando se decidió que urgía apuntalar”.

Tras el trabajo de noviembre de 2017 —señala el párroco—, el templo ha sido visitado por diversas autoridades, la última fue en octubre de 2018, cuando dos especialistas del INAH estuvieron en las inmediaciones y luego elaboraron un informe “breve y puntual”, en el que detallaban cómo estaban las áreas y las características para una posible intervención.

En otra visita, Protección Civil recomendó a los sacerdotes que no recibieran a nadie, toda vez que ellos les explicaron que la Sacristía era ocupada por muebles donde guardaban objetos litúrgicos, mientras que en la Pinacoteca ofrecían visitas guiadas los sábados, entre 12:00 y 14:00 horas.

En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL en la Pinacoteca y la Sacristía fue posible apreciar que también se removió el piso de madera, trabajo que sí fue realizado por los especialistas del INAH; sin embargo, desde entonces “no habido nada más. La información que se nos han dado es que hay muchos edificios, que sí hay fondos pero que se necesita canalizar su salida”.

Visita interrumpida. Antes del sismo, recuerda el sacerdote, desde 2016 hubo una mayor afluencia de visitantes en la Pinacoteca, “había gente de la Ciudad de México, del interior de la República e incluso extranjeros”, que sumaban entre 40 y 70 personas que daban una colaboración voluntaria. Los grupos era guiados con apoyo de estudiantes de la UNAM.

“Aunque el patrimonio es federal, nosotros no recibimos ni ayuda federal ni podemos cobrar, por lo que se pedía un apoyo voluntario. El dinero era destinado a mantener las instalaciones limpias, tampoco podíamos mandar a restaurar una pintura porque no tenemos la cantidad suficiente”, dice el sacerdote Cano.

Ubicado en Isabel la Católica 21, en el Centro Histórico, el Templo de San Felipe Neri, La Profesa, cumplirá 300 años en 2020.

El sacerdote Luis Martín Cano señala que además de su valor histórico, es un “espacio vivo” en el que se ofician misas y confesiones diarias, por lo que seguir con instalaciones sin atender, representa un peligro tanto para el personal como para el público en general.

“Ahora tenemos grietas más pronunciadas, lo que nos dicen las autoridades es que vivimos en una zona sísmica. No nos han dado fecha y nos dicen que hay situación similar en otras iglesias del Centro Histórico. Esto merecería una sectorización y luego jerarquizar para conocer cuáles edificios son los que urge atender”, sugiere el párroco.

Cano Arena dice que tampoco han pensado en otra posibilidad, como la creación de un fondo, porque “son millones lo que se requiere” y tendrían que ser autorizados por el INAH.

“En varias reuniones nos han dado información descriptiva y nos han dicho que los edificios están catalogados de acuerdo a la importancia del tipo de intervención que se requiere. Lo que sí se hizo fue enviar una carta hace seis meses, con calidad de urgente, a las autoridades del INAH para la intervención de alrededor de 10 iglesias, pero no tuvimos ninguna respuesta. Consideraríamos esto como retraso si ya hubiera un camino a realizarse, pero no, si no hay camino, entonces no hay retraso. Necesitamos una oficialización para saber cuándo comenzarán los trabajos y cuánto durarán”, recalca el sacerdote .

EL UNIVERSAL solicitó información al INAH para conocer cuándo comenzarían los trabajos de restauración en el Templo de San Felipe Neri, La Profesa, pero hasta el cierre de la edición el Instituto no envió ninguna respuesta.

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