Al principio de "Pieza en proceso" se escucha una voz en off, quizá la de Myrna Moguel, la directora, que le da la bienvenida al público y le pide trasladarse a un touch tour. Dos personas, que forman parte del equipo de la obra, le describen el dispositivo escénico a un respectivo grupo de espectadores y los cuatro performers que protagonizan la pieza se presentan: Erika Bernal, Marco Antonio Martínez, Maricarmen Graue y Alejandro Rojas describen cómo es su cabello, su ropa y su apariencia.
"La actividad está dirigida principalmente a un público diverso, para que se puedan hacer una especie de cartografía mental, un mapa de todo lo que hay en el escenario y que así se les revele el imaginario de la obra (...) Replanteamos la pregunta: ¿qué es ver de manera normal?", detalla Moguel sobre la obra que también produce Teatro UNAM.
"Pieza en proceso" se divide en dos partes: en la primera el conflicto gira alrededor de lo individual, por lo que cada uno de los intérpretes habla sobre su vida, sus circunstancias y la manera en que el arte se inserta en su propia realidad.
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"Es una obra posdramática, sin una línea aristotélica, por lo que el conflicto está dentro de las personas que están en el escenario. Uno de ellos es un joven artista que no sabe qué va a pasar con su vida en los próximos cinco o diez años; otra es una artista más veterana. Todas son posturas personales, un trabajo muy íntimo por así decirlo".
Hasta que a la mitad de la obra —continúa la directora—, Erika Bernal marca una ruptura dramática cuando habla de frente y pregunta por lo práctico: ¿cómo sostenerse económica?, ¿cómo atraer más público a los escenarios?Preguntas que abren un nuevo diálogo y permiten que los performers presenten una serie de manifiestos, los cuales "son bellos porque los intérpretes, más allá de su papel, hacen arte".
Maricarmen Graue, por ejemplo, improvisa con el violonchelo y Bernal retoma la palabra y cuenta que su vida está dividida en tres: su vida laboral en una penitenciaría, los ensayos y, por las noches, la escritura, que le da tranquilidad psíquica. Marco Antonio Martínez centra su atención en la queja, como un denominador común del gremio y quizá de la vida misma, pero subraya con lucidez que, desde la discapacidad los retos son otros.
"Él pide dejar de ser parte de la queja y vivir en el aquí y el ahora", abunda Moguel. Alejandro Rojas, que hace corridos tumbados, explica que el arte es la vida y los recuerdos. Uno de estos arroja luz sobre su manifiesto: la imagen de su abuela al escuchar cantar a Pedro Infante, un recuerdo que cada que llega a su mente lo alegra y es un recordatorio de que el arte está en los detalles.
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Una reflexión final de Bernal, quien, por cierto, se dedica a la danza aérea, tiene que ver con Dios y la existencia: "Si los cuerpos son perfectos, ¿por qué me hiciste ciega? La pregunta, al final, lleva a que estos seres humanos, estos artistas vuelven a nacer en sus ideas y pensamientos. En sus manifiestos, ellos se emancipan y nacen de nuevo. Vamos desde el arte hasta la creación.
Vamos hacia algo más profundo que está en el punto de origen que todos tenemos", afirma Moguel y antes de concluir enlista a pintores, cineastas, escritores y filósofos que inspiraron el desarrollo de "Pieza en proceso" o se emparentan con su desarrollo: Finzi Pazca, en lo onírico; Salvador Dalí, en la noción del tiempo; Darío Sztajnszrajber, en la reflexión sobre el cuerpo y la filosofía; las "Memorias de ciego", de Jacques Derrida; "Manifesto", de Julian Rosefeldt y el decálogo creativo de Jan Svankmajer.
“Pieza en proceso” puede verse en el Teatro Santa Catarina (Jardín Santa Catarina 10, Coyoacán), hasta el 14 de septiembre; jueves y viernes, a las 20:00 horas, sábados,19:00 y domingos, a las 18:00. El 6 y el 13 de septiembre hay funciones adicionales a las 20:00 horas y el día 8 se suspende.
melc