Debido a las medidas de austeridad, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene menos de la mitad del presupuesto inicial para operar de mayo a diciembre, informó su director, Diego Prieto, por lo que investigadores piden al presidente Andrés Manuel López Obrador que exente al INAH del recorte del 75%.
En una carta con fecha del 20 de mayo, 106 investigadores solicitaron a Prieto que informara la situación financiera del Instituto y que se cumpliera con el pago respectivo al aumento salarial de este año, así como el adeudo de las prestaciones socioeconómicas de febrero de 2019 a la fecha.
Para el 26 de mayo, Diego Prieto respondió con una carta en la que explicó que el INAH tenía para 2020 un presupuesto autorizado de 3 mil 918 millones de pesos, de los cuales, de enero a abril se ejercieron mil 547 millones, por lo que quedaron disponibles 2 mil 363.
Sin embargo, por el recorte del 75% ordenado en el decreto presidencial del 23 de abril, a los 2 mil 363 se le tuvieron que recortar 739 millones, por lo que para el periodo de mayo a diciembre, el INAH solamente tiene disponibles mil 623 millones.
“Es de resaltar que, aún y con las restricciones obvias y necesarias en el gasto del Instituto que habremos de instrumentar, el déficit presupuestal para concluir el presente ejercicio es todavía muy considerable, pues mientras de manera general nos resta un disponible de mil 623 millones, las necesidades reales mínimas de ejercicio presupuestal del Instituto eran para el mismo periodo del orden de por lo menos 3 mil 204 millones, por lo que habremos de requerir ampliaciones líquidas al presupuesto modificado por más de 500 millones, en el supuesto de que logremos la recuperación de ingresos autogenerados en un orden cercano a 400 millones. Pero, como se los he manifestado y lo reitero, la institución gestionará los apoyos necesarios para garantizar que ésta cuente con las condiciones y recursos que demandan las tareas que la Ley le confiere”, se lee en la carta a la cual tuvo acceso EL UNIVERSAL.
Con respecto al aumento de prestaciones y el pago de prestaciones, Prieto dijo que se dieron las instrucciones para que se lleven a cabo, “para que en cuanto la SHCP haga la ministración de dichos recursos, se hagan los pagos correspondientes”.
Además, el funcionario detalló que las actividades como exposiciones, que no se pudieron realizar debido al confinamiento por la pandemia de Covid-19, “no están canceladas”, sino que fueron postergadas.
“Desde ahora trabajaremos sobre la idea de que el 2021, retomaremos nuestros procesos, ahí donde se detuvieron o alteraron. El confinamiento, por un lado, y el cierre por otro, redujeron considerablemente la necesidad de recursos. Esta reducción se orienta a atender la emergencia sanitaria y a apoyar en estas horas amargas a las personas más vulnerables”, argumentó Prieto.
La relevancia histórica
Ante la respuesta de Diego Prieto, el miércoles los investigadores del INAH elaboraron una carta dirigida al Presidente, en la que solicitaron que el Instituto quede exento del recorte presupuestal.
Hasta ayer por la tarde, la carta llevaba más de 3 mil firmas, entre ellas las de los historiadores Alfredo López Austin, Bolfy Cottom, Antonio García de León y Rodrigo Martínez Baracs; así como del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma.
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Los cuatro investigadores coincidieron en que la disminución de recursos no es un problema reciente, sino que es algo que se ha dado desde hace varios años, aunque, consideraron que en la administración encabezada por Andrés Manuel López Obrador, el recorte se ha intensificado.
“Creo que la medida de austeridad en la contingencia no tiene justificación, ni que ha nacido de la contingencia. El INAH, en sus 80 años, ha sido una institución indispensable en la construcción de los valores del pueblo mexicano. Sus esfuerzos han sido descomunales y sus resultados exitosos, pese a la proverbial precariedad de su presupuesto desde los sexenios anteriores. Ahora se pretende reducir dicho presupuesto a tales límites que convertirían esta benemérita y monumental institución en un inmenso organismo incapaz de operar. ¿Ahorraremos los mexicanos al mantener un ente gigantesco que no puede cumplir sus funciones? No entiendo esta política destructiva”, señaló López Austin, investigador emérito de la UNAM.
El arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma indicó que desde hace 60 años pertenece al INAH, tiempo en el que ha visto cómo los “presupuestos menguan y los trabajos se detienen total o parcialmente”.
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“No es con la presencia del coronavirus que desgraciadamente afecta al mundo, por lo que se merman los presupuestos, ya que desde el año pasado veíamos la afectación a la cultura y la ciencia. Además, instituciones como el Conacyt han sido duramente criticadas por su posición en lo que a esto se refiere. Sí hay fondos para proyectos que de igual manera han sido criticados y sin embargo siguen adelante. En fin, una errática política económica que viene desde antes y ahora también de salud en que se miente va a llevar a situaciones difíciles”, puntualizó Matos Moctezuma.
Bolfy Cottom
dijo que la dirección del INAH sí ha realizado gestiones para solventar la problemática financiera; sin embargo, “no han sido suficientes y quizá la comunidad del Instituto quedó ignorada para el apoyo de estas gestiones”.
Cottom y Matos Moctezuma coincidieron en que el INAH es el organismo encargado de resguardar sitios arqueológicos, coloniales e históricos; realizar investigación, conservación y restauración, y que además participa a través de sus escuelas, en la formación de investigadores en lingüística, antropología física, etnología, arqueología, etnohistoria e historia.
“Las escuelas están en una situación preocupante, es notoria la precariedad de la Escuela Nacional de la Antropología e Historia con problemas para contratación de profesores, no hay una plataforma que se pueda usar para completar el semestre. El mantenimiento de edificios y su vigilancia, eso no se detiene, eso tiene que seguir. Su conservación y restauración en algún momento tiene que retomarse, si no hay dinero, cómo se le hará”, cuestionó Cottom.
En cuanto al comentario de Diego Prieto que trabajarán para que en 2021 el INAH retome los procesos, Cottom planteó: “Es una especie de resignación y como volveremos hasta 2021, ¿entonces no hay nada qué hacer? Eso es equivocado, de los capítulos más castigados son los contratados por Capítulo 3000. El decreto establece que no habrá despidos, y así será porque si no habían firmado su contrato, entonces no habría despidos”.
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Por su parte, Rodrigo Martínez Baracs indicó que la “reducción no se justifica por la presente pandemia. Es sumamente preocupante que el gobierno ataque con tanta saña las instituciones culturales del país, que son de lo mejor que tenemos, y a los periodistas, historiadores y trabajadores de la cultura, a las mujeres y a los niños, para no hablar de la salud pública, la ecología, la seguridad, y al mismo tiempo apoye los mucho más costosos proyectos faraónicos de refinerías, trenes y aeropuertos, que nunca van a servir y van a hacer mucho daño, allí tirados a medio hacer. Vivimos en todo el planeta un proceso de aumento del poder de autócratas en muchas de las grandes potencias, México no es la excepción, y ya sabemos que el poder enloquece. Pronto entenderemos lo que nos quiso decir el Presidente acerca de que la pandemia le venía como anillo al dedo, como una gran limpia, como reiniciar la compu... Como en el siglo XVI, son varias las plagas que hoy atacan a los mexicanos. Ojalá pudiera regresar el respeto al pensamiento racional y al diálogo respetuoso, que es lo único que tal vez nos pueda salvar”.
Antonio García de León
, investigador emérito del INAH, explicó que firmó la carta porque el recorte del 75% obliga a detener casi todo lo referente a investigaciones, trabajos arqueológicos, difusión cultural, restauración, mantenimiento de sitios y la actividad de los museos, incluida la seguridad.
“La firmé incluso con la poca esperanza de que la actual administración modifique su política de golpeteo a la educación, la ciencia y la cultura: lo que menos hubiéramos esperado de un gobierno que se dice de izquierda…”, dijo García de León.
En sus 80 años, comentó el investigador, el INAH ha realizado la función de salvaguardar del patrimonio cultural de México y reconoció que es una institución que “puede y debe” reformarse, pero a través de una verdadera transformación.
“Una necesaria y verdadera transformación que no parta de los prejuicios religiosos que hoy predominan en el partido dominante y sus diputados, o de las fobias evangélicas del nuevo presidencialismo hacia todo lo que represente mejoramiento educativo, investigación, apego a la realidad y crítica científica”.
García de León también indicó que el INAH “casi siempre” ha sido considerado por la clase política como algo prescindible, por lo que lamentó que se dé la misma situación en un gobierno que “se considera ‘diferente’ pero que en la práctica ha resultado más conservador y autoritario en muchos aspectos”.
Además dijo que el Instituto necesita un “presupuesto digno que le ha sido escamoteado desde los gabinetes económicos del 'periodo neoliberal' (que no ha concluido, sólo ha cambiado de narrativa)”, reforzar campos de investigación que no giren solamente alrededor del turismo y con el fortalecimiento de los miles de sitios históricos y arqueológicos, de los cientos de museos, así como de las escuelas de restauración e investigación.
“Se trata de una institución pionera, que no merece el trato despectivo y sordo que se le está dando ni la serie de golpes coordinados desde la Secretaría de Hacienda y por órdenes del Ejecutivo. Si estas instituciones se destruyen a machetazos y violando todo tipo de convenios y derechos laborales, como hoy se pretende desde las alturas del poder, costará décadas echarlas de nuevo a andar”, indicó Antonio García de León.